Reclamo

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(Contado desde la perspectiva de Leah)
Salto de la cama.
-¡No!- Exclamo. Marco me mira con expresión cansada- No la van a tocar.
-Leah has tenido un mal sueño- Dice Marco con voz adormilada- Vamos, vete a dormir.
-Ya voy- Contesto pensativa- Déjame lavarme la cara.
Hace un gesto de asentimiento y cierra los ojos.
-No tardes- Ruega mientras cae en un profundo estado de letargo.
Enciendo la lamparita de noche y ando perezosamente hasta el baño.
Alargo la mano al interruptor y cierro la puerta para no deslumbrar a Marco.
Me miro al espejo. Tengo el pelo recogido en una coleta ya deshecha por mi agitado sueño.
Mi cara está surcada por unas oscuras y profundas ojeras.
"Sarah" Me recuerda una vocecilla.
Me lavo la cara con agua fría para tratar de pensar con claridad.
No soy capaz de entender por qué Sarah acabó con todo así.
El amor te hace cometer estupideces.
"Mira a tu novio" Pienso "Una locura, es un ángel y tú un híbrido. Cuando se dé cuenta dejará de quererme" Me consuelo " Así no dolerá".
Recuerdo su primer día en Horizonte.
Sonreía a todo el que pasaba y saludaba a los guardias reales, que le respondían con una cara de incomprensión que resultaba ofensiva.
También recuerdo mi primer beso con él:
^^- Tú no lo entiendes- Exclamo con dolor. Cada palabra que digo hace que me sangre el corazón- Yo no le importo a nadie, ¿Quién querría luchar por mí?
-Yo- Responde. Sus palabras están cargadas de demasiadas emociones, más de las que soy capaz de soportar. Aparto la mirada y él se acerca a mí con cuidado. Levanto la cabeza para tratar de decirle que se aleje pero la poca distancia que hay entre nosotros me corta la respiración- Moriría por tí si hiciera falta.
Y dicho esto, nos sumimos en un tierno beso.^^
Como olvidarlo.
Pensar en él me hace más fuerte.
Sé que debo hacer algo por Sarah, pero, ¿QUÉ?
-Leah...- Me regaña Marco. Está apoyado en el marco de la puerta- Sabía que no me harías caso.
-Si vuelvo a la cama volveré a soñar- Me mira preocupado- Y no me quedan fuerzas.
-Cuéntame- Me anima él- ¿Lo mismo de siempre?
-Sí- Asiente y se acerca a mi. Pasa un brazo por encima de mis hombros.
-Ven a dormir- Ruega.
-Pero...
-Si las pesadillas te vuelven a acechar yo lucharé con ellas- Me besa tiernamente en los labios y me carga en sus brazos, llevándome a la cama. Me arropa y se tumba junto a mi- Duerme princesa.
Me abraza y me acaricia el cabello.
Y yo duermo. Sin sueños extraños, sin sueños.

La luz se cuela por las ventanas.
Marco duerme profundamente.
Me levanto perezosamente y me dirijo al baño. Tengo el pelo revuelto. Me lo peino con esmero y tras siete intentos de domar mi cabellera decido darme una ducha.
Tras despojarme de toda la ropa entro en el plato de ducha. Me ducho tranquilamente.
Tras ponerme algo de ropa encima salgo del baño. Marco sigue dormido. He decidido hacerle el desayuno.
Ando hacia la cocina y pongo una sartén con aceite a calentar.
Preparo masa de tortitas de arándanos, sus favoritas.
Una vez listas saco sirope de vainilla y de caramelo, leche y un par de huevos.
Preparo los huevos revueltos y limpio los utensilios.
Ando despacio hacia el cuarto. Marco sigue durmiendo. Me echo sobre él y le beso la mejilla. El roce de su piel contra la mía hace que me arda.
-Leleh- Gruñe. Se da la vuelta y me tira encima suyo- Huele a tortitas de arándanos.
-A mi no me huele a nada-,Se ríe.
-Tienes un poco de masa en la cara- Dice riendo.
-¿Dónde?- Pregunto tocándome la cara.
-En la nariz- Acerco el dedo a la nariz y retiro la masa de tortitas.
-¿Ya?
Niega con la cabeza.
-Te queda un poco- Anuncia.
-¿Dónde?
-Aquí- Me besa los labios y noto el sabor de la masa.
Tras un beso largo y lento me levanto y le digo.
-¿Tienes ganas de desayunar?- Me mira intensamente.
-Tengo ganas de ti- Dice.
Nos sumimos en un beso pasional cargado de emociones.
Deslizo las manos bajo su camiseta del pijama y le toco la espalda y el pecho musculoso.
Me agarra de la cintura y se coloca encima mio.
-Que buena forma de empezar la mañana- Dice besándome de nuevo.
Suena el timbre.
Rompo el beso y me levanto a ver quién es.
Marco gruñe con desdén.
Abro la puerta.
-Vístete- Dice Sean. Me miro la ropa. Está arrugada- Nos vamos a negociar la liberación de Sarah.

El Ángel de los SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora