Capítulo Cuatro

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El chico del cabello oro 4

La universidad era verdaderamente una especie de lugar donde encontrabas a toda clase de personas. Cuando vas en primer año todo te parece sumamente grande y los estudiantes logran intimidarte acerca de la pruebas y lo difícil que puede llegar a ser la vida universitaria. Para mi fue especialmente difícil ya que uno de mis hermanos estudia aquí, es el mejor de su clase y todos quieren que esté por encima de los estándares como él.

—Cada año más del sesenta por ciento de las acciones a nivel nacional decaen, el cuarenta por ciento mantienen su valor y sólo el veinte por ciento restante crecen en valor —explica el profesor— ¿Alguien sabe por qué sucede la anterior afirmación?

La clase se mantiene en silencio y de repente un chico de una estatura llamativa y de cabello rubio oscuro (casi parecido al oro brillante) se levanta de su lugar y comienza a dar una explicación del porqué sucede lo anterior, explicación que cabe destacar me pierdo porque su voz ronca me hace desear estar ya cerca de él mientras me hable bajo al oído.

—Perfecto señor Lewis —el profesor lo felicita y yo anoto su apellido en mi mente.

Las horas fueron pasando y las clases terminaron y tienen el derecho a llamarme chismosa porque justo ahora estoy escuchando a dos estudiantes de segundo año hablar de una fiesta en una fraternidad del campus. Mi casa quedaba lejos de la universidad y para que hablar de cuán lejos quedaba el campus. Así que me planteé en si ir o no, pero todas mis dudas se disiparon cuando chico ojos grises entró en mi campo de visión.

Lleva una camisa blanca metida por dentro de un pantalón color café muy claro que le quedaba holgado y estilizaba sus notoriamente largas piernas. Verlo caminar era todo un sueño y a pesar de no ser completamente el tipo de chico en el que me fijaría, se puede decir que es exactamente el tipo de chico que revoluciona tus hormonas con una simple sonrisa.

Se encontraba a unos cuantos metros de distancia hablando con unos chicos de tercero, Kahlil el que había sido pareja de Carl por más de un año se encontraba allí y como buena cazadora que me considero sería la primera en acercarme.

—Hola cuñado —saludé en tono bajo al pelirrojo delante de mí que me sonrió y abrió sus manos para recibirme en un abrazo.

—Mi querido bombón caribeño Hamilton —me estrechó en uno de sus cálidos abrazos que solía darme cada que nos veíamos– ¿Está bien todo en casa? —me tomó por los hombros y me miró fijamente.

—Todo bien en casa —le regalé una de mis sonrisas más sinceras y luego él me volteó, colocó su mano por encima de mis hombros y me presentó con el grupo de personas que habían en el lugar.

—Chicos esta es mi pequeña hermana —solía decirle eso a todos— Les presento a la belleza más exótica de esta universidad Claudia Hamilton —miré al frente cuando mi nombre fue pronunciado y pude ver los labios del chico cabellos dorados moviéndose en un susurro a penas audible.

¿Estás probando mi nombre en tus labios tan rápido? Al pensar en esto una sonrisa aún más grande se plasmó en mi cara.

—Claudia ellos son Hillary —señaló a una chica más alta que yo de cabello color muy blanco y con algunos tatuajes en sus manos— Eleonora —esta vez era una chica de gafas redondas, cabello castaño claro y bastante delgada— Y él es Harry —ahora sí que nuestras miradas chocaron y en ningún momento vacilé o cambié la dirección de mis ojos.

—Un gusto —hablé despacio y para que sonara general pero no quité mis ojos de los suyos ni por un instante.

Llevé mi mirada a sus zapatos de color marrón, luego la subí lentamente, deje un rato la vista en sus labios y para devolverla de nuevo a sus ojos y dándole el toque final, sonreí.

—Está noche hay una fiesta en una fraternidad —cambié mi vista a Kahlil y casi suelto una carcajada cuando lo escuché suspirar— ¿Vendrás?

Mi antiguo cuñado comenzó a hablar con todos y por alguna razón sentía pequeñas miradas del chico delante de mi pero ninguna se mantenía como hace minutos. Si no quería que me diera cuenta del manojo de nervios en que se había convertido estaba fracasando olímpicamente y eso me divertía de más.

—Iremos —me afirma el pelirrojo con una de sus encantadoras sonrisas— Mañana no hay que entrar en los primeros turnos porque los de cuarto año discuten un trabajo de semestre y tendremos hasta las once para dormir —es la palabra final de el que bien puede volver a ser mi cuñado y comienzo a amarlo mucho más.

—Harry podemos quedar para más tarde hacer tareas —sonó como una total afirmación por parte de la chica que lleva lentes— Recuerda que dentro de una semana entregamos el seminario de Economía Mundial —le recordó y llevó un mechón de su pelo largo y lacio (tanto que parecía sucio) detrás de su oreja y le sonrió.

¡Oh pero que veo! ¡¿Competencia?!

Solté una leve risita y hablé antes de que él respondiera.

—Yo me dirijo a por un café y un pedazo de la mejor tarta de chocolate de Manchester —dejé un beso en la mejilla de Kahlil y me separé un poco de él— ¿Alguien quiere?

Di un pequeño vistazo a mi presa y concluí en que debía dejar de hacer cosas así o acabaría por tener una contusión cerebral, ya que parecía muy sumergido en un debate mental. ¿Quién diría que un chico tan elegante y bueno que te cagas tendría este nivel de nerviosismo delante de una chica?

—Adiós —pasé por su lado y susurré muy bajito— Tranquilo nos veremos de todos modos en la fiesta —lo escuché suspirar y sonreí mientras me alejaba directo al aparcamiento para montar en mi auto y dirigirme a por esa tarta de chocolate y mi bebida favorita después del batido de fresas, el café.







7u7 Christopher Hamilton en multimedia chiquitas 🌚💜

I Did Something Bad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora