Sentí sus pasos detrás de los míos, sabía en donde me metía y no tenía miedo. Los zapatos de tacón delgado resonaban por la alfombra del segundo piso de la casa de Ruth, la cena había terminado y los mayores tomaban un té en el jardín mientras Ruth estaba encerrada en la habitación con su novio, que había llegado minutos después de que todos salieran de la casa.
Jung me seguía, al mismo paso que yo, con seguridad y eso me gustaba. No estaba muy segura de ponérselo fácil, de hecho se tragaría cada una de sus mentiras y juegos tontos, eso estaba más que confirmado, solo necesito que mi lado perra no me abandone cuando lo tenga entre mis piernas.
—¿A dónde vamos? —su pregunta quedó suspendida en el espacio entre nosotros.
No tenía una puta idea de a donde me dirigía, pero jamás me dejaría ver insegura delante de él.
—¿Desesperado señor imposible? —bromeé y detuve mis pasos dándome la vuelta para centrar mi vista en él.
¿Tienen la imagen de alguien sexy en mente? Pues este hombre lo dejaría en ridículo. Su aura desprende ese que se yo que te hipnotiza. Ahí parado, vestido de traje, mirándome con esos ojos que bien pudieron ser los de Lucifer.
Entones lo vi moverse, caminar por el pasillo acortando el espacio entre los dos y haciéndome contener la respiración un poco. Se detuvo justo frente a mi, mirándome desde su altura imponente. Recorre mis ojos, mis labios y se detiene en ellos un momento antes de bajar la mirada a mi pecho y cuando lo hace sonríe. Solo con eso logra despertar una chispa en mi.
—Te gusta lo que ves —hablo bajo y busco sus ojos con la mirada.
—Eso no ha sido una pregunta —agrega algo más serio.
—Por supuesto que no —doy un paso más hacia él y lo veo bajar de nuevo la mirada a mi boca.
—Es increíble que seas tan pretenciosa —las manos antes en sus bolsillos ahora están inquietas tocando su cabello o su traje.
—Hagamos como si no supiera que eso te encanta —le guiño un ojo y veo la típica sonrisita suya adornar sus labios.
El silencio vuelve a hacer eco entre ambos y eso solo aumenta la tensión sexual.
¡Dios! ¡Jamás en mi vida había sentido esto con alguien!
Me estoy muriendo por besarlo, sus labios carnosos y rosados son los más apetecibles que he visto en mi vida. Su respiración pausada, su expresión petulante y el hecho de que esto es un juego por ver quien cae primero, está haciendo estragos en mis bragas.
—Háblame Jung —elevó mi vista a sus ojos— Me dijiste que serías diferente, quiero saber que puede hacerte diferente del resto.
Su expresión me enmudeció por unos instantes, todo sucedió demasiado rápido, tenía mi cuerpo pegando a la pared y el suyo me aprisionaba, una de sus piernas entre las mías y un poco de su peso en mis caderas. Su mano tatuada tenía prisionero mi cuello, hacía presión con sus dedos alrededor de este y no puedo negar que eso me encanta, así que suelto una pequeña risita.
—¿Te parezco gracioso? —aprieta un poco más su agarre en mi cuello.
Todo me parecía tan malditamente excitante que quería besarlo y que me diera como a gaveta que no cierra, pero mi espíritu competitivo es tan fuerte que a veces me da hasta miedo. Lo que hice a continuación fue sonreír mientras le miraba a los ojos y pasar mi lengua por mis dientes.
Su mirada se dirigió a ese lugar de mi anatomía y supe por el brillo repentino en sus ojos, que ya lo tenía.
—Me provoca de todo —alcancé la mano que tenía a un lado de la pared para que su peso no me aplastara— Menos risa, eso te lo aseguro.
Guíe la palma de su mano por mi muslo desnudo y el siguió el recorrido con sus ojos, la subí lentamente hasta llevarla a la parte interna de mi pierna, estaba tan caliente que mis bragas eran un desastre húmedo y quería que él las sintiera, que me tocara.
Cuando su mano estuvo justo en la zona más sensible de mi cuerpo, pude sentir el cambio brusco de atmósfera, ahora su cuerpo desprendía poder, excitación, estaba tan caliente como yo.
—Eres una maldita —apretó el agarre en mi cuello y acercó su rostro al mío hasta que su respiración hizo eco en mi boca— Y no te lo voy a negar, eso solo hace que me ponga mas duro.
Su frase quedó grabada en mi piel en el momento en que sus dedos se movieron en mi intimidad y los que mantenía en mi cuello se apretaron. Solté un gemido, no lo pude evitar.
Miré sus ojos que se centraron en los míos, ambos sabíamos cómo iba a terminar esto, sus dedos seguían moviéndose por encima de mi ropa interior y solo dios sabe el esfuerzo enorme que estaba haciendo para no llegar al orgasmo tan rápido.
Mis piernas se abrieron más para él, estaba a punto de desfallecer en un charco de placer cuando sentí sus dedos directamente encima de mi piel. Esta vez me rompí, comencé a gemir, tuve que cerrar los ojos porque era una batalla perdida, los gemidos invadieron el largo pasillo y mis caderas también quisieron comenzar a moverse, buscando más placer.
—Estás tan lista —su voz ronca cerca de mi oído me hizo retorcerme— ¿Qué te detiene Claudia? —apretó más el agarre de mi cuello— Mírame —sus dedos se movieron con más agilidad entre mis piernas y mordiendo mi labio inferior lo miré a los ojos— Córrete para mi.
Mis manos se hicieron puños en mi vestido, mi espalda se arqueó hacia el, todo mi cuerpo tembló y tuve que hacer el esfuerzo más grande de mi vida por no gritar su nombre como una loca. Me había corrido, uno de los orgasmos más intensos de mi vida, de esos que te dejan como si te hubieran reiniciado window.
Sacó la mano de entre mis piernas y llevó los dedos brillantes por mi culpa a su boca, jamás en mi vida había visto una escena tan sexy, el hecho de que lamiera sus dedos mirándome a los ojos, después de darme semejante placer.
—Espero verte el lunes a primera hora en la empresa —se acercó a mi oído— Estás preciosa en ese vestido, pero de seguro estás mejor sin él.
Y se alejó de mi, me dejó ahí, contra la pared, deseosa de más, porque si eso era lo que sabía hacer con sus dedos no tenía una idea de lo que haría con otras partes de su cuerpo.
—Buenas noches Claudia Hamilton —y con las manos en los bolsillos volvió a perderse por donde habíamos venido.
Así las quería agarrar marranas 😏 Que duerman con diosito.
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I Did Something Bad
Teen FictionNo confíes... No esperes nada de nadie... Porque nunca sabes que puede pasar al final... Claudia Hamilton una chica poco convencional que odia las etiquetas y se considera una de las personas más mordaces y sinceras del país... Si esa es ella... Él...