Capítulo Doce

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Siempre he sido una perra 12

Había entregado mi trabajo de contabilidad y el profesor me felicitó por lo maravilloso que quedó, cosa que es normal, después de todo me esfuerzo bastante en lo que hago. Justo ahora me encuentro caminando por el amplio pasillo qué hay entre las oficinas de los profesores cuando veo a una chica de cabello rojo caminar a la distancia, no olvidaría ese tono de cabello jamás en mi vida, pero lucía un poco aterrada y justo cuando pasó, detrás de ella pasaron unas chicas riendo con un balde blanco en manos y entonces entendí todo.

Caminé súper relajada hacia donde se dirigían todas, en el trayecto encendí un cigarro y seguí caminando al mismo ritmo.

Cuando llegué a la parte trasera de uno de los grandes edificios me tomé la molestia de llamar a Carl por teléfono y pedirle que viniera con dos amigos suyos porque esto se pondría intenso.

Ruth estaba en el suelo, mojada con algo verde, y sollozaba, mientras que las chicas a su alrededor reían y decían estupideces como gorda y cosas así.

—¿Me cuentan el chiste? —hablé por primera vez.

Todas se voltearon y me miraron mal. ¡Dios santo pensé que estas cosas solo pasaban en las malas películas de romance juvenil!

—Quiero reírme pero si no me cuentan el chiste no tiene puta gracia —mis ojos toparon con los de la pelirroja que ahora estaba verde y pude ver como me suplicaban ayudarla—Hola Ruth -saludé con una mano y solté el humo del cigarro de mis labios.

Miré a todas y negué con la cabeza para después comenzar a reír.

—Ya entendí el chiste —caminé hasta Ruth- Ven ¡Levanta! Vamos a reírnos un rato —le di mi mano y se puso en pie justo detrás de mi— Mira Ruth te explico el chiste para que también te rías.

Entonces llegó mi momento de divertirme y sacar mi lado perra que hace unos días no salía. Una lástima, yo quería dejarlo de lado.

—Ella es Megan —apunté a una de las cuatro chicas— Cuando iba en primer año de preparatoria se acostó con el novio de su mejor amiga que por cierto es ella —apunté a otra— Karla que le pegó una enfermedad a su novio y su mejor amiga por ponerle los cuernos en el campamento de verano.

Escucho una risa leve detrás de mi y sonrío.

—A las otras no las conozco, de hecho creo que nadie en esta universidad lo hace —miro a Ruth y ella me sonríe— Porque desperdician su tiempo en chismes y hacer estas escenas de niñas de kínder en vez de estar estudiando —me puse seria esta vez— Me parece que se han confundido de carrera, con todo ese maquillaje y operaciones de nariz deberían ser payasas de circo.

Tomé una mano de Ruth y tiré de ella para que me siguiera y a lo lejos vi llegar a mi hermano con Max y Greg.

—Eres una completa perra Claudia Hamilton —una de las chicas que no conocía se metió conmigo— Hablas de traicionar amigas cuando tú te acostaste con mi novio.

Suelto una carcajada seca, carente de humor y una mano aprieta la mía.

—Le han tirado esta cosa verde encima asegúrate de que sus ojos estén bien —le hablé a mi hermano.

—No te metas en problemas —asentí y caminé de nuevo hacia las chicas a nuestras espaldas.

—Escúchame bien pedazo de mierda —me acerco a la chica de mi estatura y cabello café claro dándome cuenta de que si sé quien es— Lo que yo haga con mi vagina es mi problema, a diferencia de ti que te lo pasas contándolo como si fuera algo de lo que alardear. Yo no tengo principios y puedo gritarte lo zorra poco selectiva que eres.

«Porque jamás me meto con una chica que quiere estar con muchos hombres pero si me atrevo a llamar ramera a una que habla mal de otras chicas —ella retrocede y yo doy un paso adelante— Tu novio querido te dejó porque pensó que podía estar conmigo y cuando no quise meter esa escoria sucia en mi cama, regresó a ti porque eras lo más fácil que encontró.»

Se hizo un silencio y la vi tragar en seco.

—Eres una zorra —casi tembló al hablar.

—Dime como quieras si eso te devuelve el sueño cariño —retiré un mechón de cabello de su cara— Prefiero ser una zorra que no una perra dolida.

Y dándole la espalda nos largamos con Ruth de ese lugar.

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—Iba en primero de secundaria cuando una chica me lanzó una dona gritándome gorda —terminó de secar su cabello largo— Desde ese día me hacen burla y se meten con mi físico —se giró para verme a los ojos— Nadie había puesto un freno a ello, nadie antes me había defendido.

Sentí que iba a agradecerme por lo que levanté una mano y caminé hasta ella con mal humor.

—Nadie detuvo el abuso de esas chicas hacia ti porque tú misma no hacías nada por detenerlo —miró hacia bajo y suspiré— Nadie en este mundo es perfecto y no puedes cambiar tu forma de ser pero puedes intentar perfeccionarla —tomé su mentón entre mis dedos y la obligué a mirarme— Si sigues siendo una cobarde nadie te respetará.

Estábamos en mi habitación que no es especialmente grande, pero si espaciosa lo normal para tener una cama, closet, espejo grande y un cuarto de baño. Ruth me había suplicado que no la llevase a casa porque no quería que su padre la viera así y terminamos en mi casa con tres de mis hermanos haciendo todo tipo de preguntas hasta que cerré la puerta en sus caras.

—Nunca he sido buena siendo una perra como tú —arqueo mis cejas y se sonroja rectificando sus palabras con nerviosismo— No quiero ofenderte, pero lo que hiciste hace una hora con esas chicas fue impresionante.

—Tranquila, sé que soy una perra mal nacida —le resto importancia con una mano y la invito a mi lado en la cama— Cuando vives en un mundo podrido como este, aprendes a qué no debes dejar que nadie esté por encima tuyo, a que no debes dejar entrar a todos en tu vida y que no existe la lealtad en todos.

—¿Me quieres decir que todos los que me rodean me quieren hacer daño? —sonrío y tomo posición de indio sentada en mi amplia cama.

—No lo entiendes Ruth —ella se sienta como yo y presta atención— En un mundo de egoístas, el más egoísta gana. No hagas caso a esa mierda que ponen en los libros o películas, son personajes creados por mujeres u hombres para ser del agrado de los espectadores.

«Un chico puede gustarte y si le gustas te lo dirá, es así de sencillo, hablará y te dirá lo que quiere sin rodeos, ya sea follar o simplemente ser amigos —suelto un suspiro— Las chicas son distintas, no debemos encasillar a ninguna. Así como hay niñas que parecen un cielo y son muy "malas" —hago comillas con mis dedos— También hay perras sin corazón que somos realmente la leche y que cuando juramos amistad cumplimos —ella sonríe— Por esa razón no tengo amigos»

Después de tener esa charla bajamos al comedor porque tenía demasiada hambre y para mi sorpresa mientras bajábamos las escaleras se escuchaban unos gritos y lo más extraño es que jamás hay discusiones en casa donde se alza la voz.

—Es que no tienes una puta idea Dihly —la voz de Calun resonó muy fuerte desde la sala— No entiendes todo lo qué pasa en estos momentos por mi cabeza.

Bajé aún más rápido cuando escuché un vidrio romperse y Ruth me siguió corriendo.

—Tú eres el que no lo entiende —está vez veo a una chica con lágrimas en los ojos y completamente roja de la ira gritarle a mi hermano— Estás cometiendo los putos errores más grandes de tu vida y no quiero estar aquí para presenciar cómo acabas contigo y tu futuro —miro a mi hermano y luego los trozos de vidrio en el suelo que pertenecen a una botella de vino.

—Calun —llamo y él me mira, sus ojos están rojos y llenos de lágrimas— ¿Qué pasa?

La chica de cabello chocolate me mira apenada y toma un bolso qué hay en el sofá para luego caminar hasta la puerta e irse prácticamente corriendo.

—Lo arruiné Claudia —pasa por mi lado y cuando sube un escalón se gira y me dice en un susurro— Arruiné mi vida.

I Did Something Bad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora