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Miami

Un mes transcurrió entre el trabajo y las citas cada vez más reveladoras de Camila y Austin. La última, una noche antes, él acabó declarándo su notable interés hacia ella. Sin embargo, Camila se reservó los comentarios acerca del inesperado tema. Habían salido un par de veces más, pero las suficientes como para comprender ambos resultaban ser completamente incompatibles.

Al menos Camila lo tenía claro.

Otro tema colateral entorno a su supuesta relación eran los constantes rumores por todo el centro comercial que para esas alturas se tornaban molestos e intolerables. Debía de hacer algo pronto y poner fin a algo que no llegaría a ninguna parte. No obstante, tenía que ir con cautela, lo último que quería era perder el puesto por el que se esforzó tanto en conseguir.

Sus dos amigas dejaron en claro su desacuerdo ante la situación. Sin embargo, entendieron Camila tenía todo el derecho de salir con quien ella quisiera, pero de ahí a soportar la relación entre ellos había un abismo muy extenso. Dinah, perspicaz como ninguna, intuía algo extraño en su jefe, algo que le impedía confiar en él, aunque nadie la creía, para ella algo sobre Austin andaba mal. Como sus a colegas, Dinah deseaba estar equivocada.

Otra novedad del mes era que, tanto Dinah como Ally estaban actuando de forma rara. Para Camila resultaba verdaderamente extraño verlas interactuar sin discutir o tratar de ahorcarse entre sí. Pasaron del odio a la tolerancia en tan solo treinta días. Sin embargo, Camila se alegró de que ambas se hubieran dado la oportunidad de llevarse mejor.

A veces salían juntas, pero aún así una confundida Camila se reservaba las preguntas acerca de cómo y por qué del cambio tan repentino. Entonces Camila se descubrió deseando con toda su fé para que algún día Dinah cogiera el valor suficiente para de decirle a Ally le gustaba como mujer.

—Nuestro próximo invitado ha confirmado la fecha de llegada a Miami.—informó Dinah con los ojos clavados en su agenda electrónica—, hay que comenzar a organizar la conferencia de  hoy en diez.

La rubia alzó la vista, apoyándose en el mostrador donde Camila atendía en ese momento la caja registradora.

—Esa es una gran noticia.—expresó Camila a medida que empacaba los libros de un joven—, y Ally queda descartada como posible taxista para ir por él al aeropuerto.—dijo medio enserio medio en broma.

Dinah arrugó la frente.

—Ese día estuvo con su madre, Camila. La llamaron de urgencia porque ella se puso mal.—defendió ésta.

—Lo sé, lo sé. Estaba bromeando.—dando el recibo al muchacho, desvió la mirada hacia Dinah—, todavía no comprendo cómo es que ahora se la llevan tan bien. Mira, hasta la defiendes.—Camila entrecerró los ojos y la miró directamente—, ¿acaso ustedes dos...?

—¿Qué? ¿Estas loca? E-eso es imposible.—dijo Dinah apresuradamente en un intento fallido por ocultar su nerviosismo. Debia desviar la intuición de Camila antes de que ésta se acercara a terreno prohibido—, por cierto ¿cómo fue la cita con Austin?

Negando con la cabeza, Camila empezó el registro de siguiente cliente.

—Estuvo bien.

—¿Sólo bien? No suenas muy entusiasmada.—observó Dinah, aliviada porque la conversación ya no girase entorno a Ally y ella.

La castaña hizo un gesto desinteresado con los hombros.

—Tal vez así sea o...es solo que, no creo funcione. Es decir; no tenemos nada en común.

Dinah colocó una mano en su hombro y dijo.

—Sin ofender, Mila, pero alguien que dice Oki Doki al final de cada oración es casi imposible de compaginar con una persona adulta. Quizás con una...

Desnuda Tú Alma (Camren G!P)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora