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Hoy por fin encontré una razón para mí,
Para cambiar lo que fui
Una razón para seguir...la razón eres tú...



Ana, colocándose los guantes descendía por las escaleras con pasos cautos y a su vez apresurados.

―¿Ya nos vamos, Lolo?―quiso saber cuando estuvo al lado de Lauren.

Inclinándose, Lauren le susurró al oído.

―Pero no lo digas, es una sorpresa ¿recuerdas?

Entonces le guiñó un ojo cuando ésta obediente llevó dos de sus dedos a la boca guardando el secreto detrás de la ilusión del cierre en sus labios.

Una vez la cena hubo terminado todos en la casa se alistaban para la salida semanal en familia; en ésta ocasión un tanto más especial. Camila sonriendo ayudaba a Rose ocupándose de ajustar los abrigos y los gorros de los demás niños. Sin duda sería una tarde fría, pero llena de emociones.

Al menos Lauren así lo predecía, se encontraba ansiosa e inquieta a la vez pues no podía esperar más para estar a solas con Camila. Deseaba tanto escuchar de sus labios el momento que le prometiera ser suya para siempre.

Suspiró esperanzada al instante en que Camila dedicándole un beso le ofreció su abrigo.

―¿A dónde vamos?―interrogó Camila.

Se dirigían a la salida cuando Lauren repuso.

―A un lugar que estoy segura te encantará.

Achicando los ojos y escudriñando a Lauren una vez ésta cerró la puerta de salida, cuestionó nuevamente.

―No lograré me digas ¿cierto?

A cambió, Lauren encogiéndose de hombros imitó el gesto de Ana sobre sus labios a lo que Camila un pudo más que sonreír mientras negaba con la cabeza.

Aceleraron el paso para unirse rápidamente con los demás. El lago cercano al campus de la universidad se encontraba a poca distancia de la casa de acogida así que tras una corta caminata todos se encontraron allí.

Las farolas alrededor iluminaban todo el lugar mientras una telaraña de bombillas diminutas e intermitentes adornaban cada uno de los arbustos y arbolitos podados mientras que la trasparencia del agua servía de espejo perfecto para reflejar el cielo grisáceo de la tarde. Los visitantes contemplaban los espacios adornados con asombro y admiración igual que los niños y sus padres.

Bajo el cuidado de los más grandes, los chicos se dispusieron a recorrer el parque buscando su propia distracción.

―¿Te gusta?―quiso saber Lauren viendo a Camila que sonreía embelesada ante lo hermoso del lugar.

Ella asintió sin palabras; aquel parque parecía realmente el paraíso en la tierra. Sus ojos marrones reflejaban el último destello del sol que moría en la lejanía dando paso a la complicidad de la noche. Ciento de estrellas brillaban en el manto negro bajo el cielo haciéndolo parecer a ambos infinitos e inalcanzables.

Para cuando Camila fue consiente de la realidad se halló junto a Lauren que remaba un bote en medio del lago. Ella le sonrió viendo un especial brillo irradiar de su rostro que parecía aún más pálido por la oscuridad de la noche. Apartando la vista, llevó una mano a tocar el agua encantada al sentir el agua surcar el espacio entre sus dedos.

Entre tanto se dirigían al lugar indicado, Lauren ordenaba en su mente las palabras correctas para declararse a su amante. Estaba hecha un manojo de nervios, pero más inspirada que nunca en la vida.

Desnuda Tú Alma (Camren G!P)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora