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Clasif. ®

"Un auto único para una mujer única"

*Ansiosa de verte esta noche, L.*

Camila acarició por octava vez esa mañana la elaborada y fina tarjeta que venía adherida (con un delicado laso rojo) a las llaves de aquel despampanante e impensado obsequio aparcado justo frente de su edificio. Su corazón estuvo a punto de salírsele del pecho cuando al mirar por la ventana de su cuarto, el auto en el que Lauren y ella habían pasado uno de los mejores momentos de su vida brillaba como diamante negro bajo sus pies.

No tardó demasiado tiempo en llamar a Lauren y exigirle una explicación razonable para aquella casi locura. Sin embargo, fue la discusión más breve de todas ya que tras una serie de buenos argumentos Lauren zanjó el tema. La convenció de usarlo y a Camila no le quedó más que ir al trabajo montada en (al parecer) su nuevo coche. Luego de ignorar los comentarios de sus compañeros en el estacionamiento, Camila entró al centro comercial con paso apresurado y al cabo de escasos minutos abría la puerta de su oficina.

Entonces sonrió y aclarándose la garganta para hacerse notar, saludó.

―Buenos días, señoritas.

Al escuchar la voz de su amiga, rápidamente ambas rubias despegaron sus labios de la otra mostrándose genuinamente apenadas y al mismo tiempo decepcionadas; Dinah se ruborizó mientras que su novia no lograba apartar la vista de sus labios hinchados.

―¿Qué hacen aquí?―añadió Camila al no obtener respuesta.

Acto seguido tomó asiento tras su escritorio mirando alternativamente a las dos mujeres embelesadas consigo mismas. Camila rodó los ojos, a veces extrañaba aquellos días cuando sus dos amigas se llevaban como perros y gatos.

Carraspeó sonoramente esperando exitosamente captar la atención del par de tortolitas.

―Perdón, Camila ¿Qué? ―Dinah preguntó, tratando de apaciguar su impetuoso deseo.

―Les pregunte qué hacen aquí, hoy en su día libre. Deberían estar en casa gozándolo. ―cuestionó la castaña.

―Si de tiempo libre hablamos, Camila, te regreso la pregunta―repuso Dinah, ocupando la silla frente a la castaña antes de decir―, es viernes ¿recuerdas? ¿no piensas arreglarte para tú gran noche?

Achicando los ojos, Camila puntualizó.

―No cambies el tema.

―Vale, hemos venido por ti―dándose por vencida Dinah comunicó―, no recuerdo la última vez que tuvimos un día de chicas, Camila...además de cualquier manera tenemos que alistarnos para esta noche.

Y antes de que Camila pudiese hablar, la otra rubia informó.

―Yo paso―dijo Ally incorporándose del sillón y acercándose a ellas―, tengo registros acumulados que necesito chequear, así que aprovecharé las horas libres.

Dinah frunció el ceño puesto que aquello no estaba en sus planes.

―Pero dijiste...

―Nada de peros, amor―se inclinó para dejar un beso en su coronilla antes besar sus labios―, hay cosas que es mejor hacer sola. ―le susurró bajito guiñándole un ojo.

Por algún desconocido motivo que Camila no entendió, Dinah pareció aceptar la idea de su novia dedicándole una sonrisa comprensiva.

―Iré por ti a las ocho―dicho esto, se dirigió a Camila―, nos vemos esta noche.

―Nos vemos, Ally.―alcanzó a Camila antes de que ésta se fuera.

Entonces la rubia se volvió, sonriendo con picardía al tiempo de abría la puerta.

Desnuda Tú Alma (Camren G!P)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora