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La sonrisa de Lea Michele no había cambiado en nada a pesar de los años y  las pequeñas arrugas que como a ella empezaban a notarse en su perfilado rostro soleado. La castaña de ojos acaramelados y llorosos no resistió ni por un minuto el impulso de abrazarla cuando Lauren estuvo de pie frente ella conmovida al percibir el afecto y la protección que los brazos de su amiga de la infancia le transmitían.

Lauren por su parte se dejó abrazar a la alegría y el cariño que sólo Lea podía brindarle en sus peores días. La sostuvo con fuerza y ternura a la vez sintiendo el amor traspasar cada terso músculo de su cuerpo y, cuando se percató del leve estremecimiento y el sollozo de la mujer en sus brazos lo único que pudo hacer fue reconfortarla en silencio.

Después de un momento, Lea abandonó su pecho bajo la atenta mirada de Lauren que la observaba con cariño antes tomar el rostro entre sus manos para secarle las lágrimas y a continuación besar su frente, cerrando los ojos y apreciando con familiaridad el casto roce.

—Hey—dijo Lauren apartándose para mirarla a los ojos—, si no dejas de llorar hasta creeré que te hace feliz verme.

Entonces Lea sonrió golpeándole juguetonamente el brazo al tiempo que se secaba el resto de las lágrimas.

—Oh, no te sientas tan importante Jauregui—dijo medio enserio medio en broma—, es sólo que no puedo creer hayas regresado.

—Ha pasado mucho tiempo, lo sé. —admitió Lauren mientras tomaban asiento en su antiguo banco.

La castaña suspiró entrelazando su mano con la de Lauren que pese al tiempo seguía sin esquivar su vínculo de amigas.

—Te eché mucho de menos ¿lo sabías?

Lauren asintió apenada, apartando un minuto la mirada antes de girar de nuevo hacia ella.

—Lo siento por irme sin despedirme—se disculpó y enseguida agregó—, ¿cómo has estado?

Y ahí estaba también, la misma Lauren cortante y de pocas palabras a la cual odiaba con un profundo amor... a veces simplemente algunas cosas eran irreversibles. Lea alzó vista divisando a la lejanía el único atisbo de felicidad que le quedaba en la vida.

—No puedo quejarme—expuso y luego dijo con voz apagada—, aunque debo admitir que estos últimos meses han sido un poco duros.

Preocupada por las sombras y el dolor que nublaron de pronto los hermosos ojos de su vieja amiga, Lauren frunciendo el ceño se apresuró a preguntar.

—¿Qué es?

Encogiéndose de hombros, Lea empezó.

—Nada... solo que la vida es tan extraña a veces ¿sabes? que cuando lo creemos tener todo, basta con solo día para que toda tu vida cambie estrepitosamente.

Asintiendo, Lauren decidió guardar silencio dándole a su amiga un pequeño espacio para recomponerse de algo de lo que al parecer le causaba un profundo dolor. Ella a su vez y comprendiendo las palabras que Lea había dicho se tomó también ese momento personal para recapacitar acerca del giro que su propia vida había dado.

Ella con sus acciones había destruido algo tan hermoso como lo que tenía (sin darse cuenta) con Camila.

—Es hermoso. —observó Lauren tras seguir la mirada de su amiga.

—Si ¿verdad?—respondió Lea con orgullo.

Entonces su amiga estuvo de acuerdo mientras ambas contemplaban a lo lejos al niño de cabello rubio y piel bronceada que juagaba en la hierba con un cachorro que le ganaba en tamaño. De pronto, Lauren preguntó lo inevitable.

Desnuda Tú Alma (Camren G!P)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora