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...Lauren nunca fue una niña normal, eso lo había entendido desde hacía mucho tiempo cuando los amigos de su hermano mayor Taylor la obligaron a ver lo que tenían en común entre las piernas. No fue una charla motivacional ni nada por el estilo, en cambio la habían amenazado con algo respecto a su padre para que aceptara desvirgar a una amiga tímida de ellos, lo que Lauren no supo fue quién perdería la inocencia ese día sería ella.

Aquella conversación era el único tema de disputa entre Lea y ella, su amiga desde hacía más de un año no había logrado convencer a Lauren de que relevase su especial día en que dejó de ser una virgen. Lauren como ahora y siempre que tocaban aquel incómodo tema, consiguió desviar la atención de su única amiga a otro asunto no menos importante, pero que igual la involucraba no tan directamente en realidad.

Lea en una más de sus confusiones, no comprendía como Lauren siendo tan hermosa en su estilo no llevase una sola pizca de maquillaje en el rostro, a diferencia de ella que para Lauren ésta recargaba demasiado su cara con aquellos productos que ocultaban su natural belleza. Fue así como en otro día normal de su vida y tras una discrepancia de ideas, Lauren se dejó caer en las manos de estilista reprimida que creía era su trigueña amiga.

Sorpresivamente, Lauren se descubrió conforme y emocionada a la vez cuando vio su reflejo en el espejo. Parecía otra...una chica común y corriente de doce años a la cual nunca antes había visto ni creía que habitase dentro de sí misma. Su piel pálida y siempre tan fría ahora brillaba como el sol y sentía igual de cálida como se veía. Una vez más, Lea le reiteró su belleza y que con un poco de atención sobresalía por si sola.

No lavó su cara de camino a casa pues le había prometido a su amiga que no lo haría, pero como nada en su vida era normal y como casi nunca las cosas le salían de acuerdo al plan; Michael la intersectó antes de que pudiese entrar al cuarto de Clara, desvaneciendo así el deseo de mostrarle a su madre lo que Lea había hecho para cambiar su ánimo siempre decaído.

Una mano dura en su hombro y un jalón fuerte hacia atrás le hicieron realidad su peor pesadilla; su padre se encontraba detrás de ella mirándola con sus habituales ojos severos e impasibles. Su corazón latió rápidamente cuando reparó en cada una sus expresiones, la mirada glacial, la postura autócrata y la sonrisa maléfica y sádica que se extendía en su boca como una media luna.

Si padre llegaba hasta lo más profundo de sus peores miedos haciéndola un ser pequeño, débil y vulnerable ante él. Entonces como siempre ocurría, bajó la cabeza dando por sentado el presagio de la tormenta que se avecinaba y pondría a prueba una vez más su sumisión y la imponencia de su padre.

A pocos metros de la casa, más allá del patio estaba se encontraba el establo que a Lauren siempre le traía malos recuerdos. Michael la guió rápidamente hasta que estuvieron dentro junto con Christopher, su hermano le sonrió a su pesar pues una de sus mejillas era adornada con un colorado cardenal. A continuación y sin un atisbo de delicadeza, empujó a Lauren hacia delante hasta que cayó de rodillas frente a su hermano que enseguida la acogió entre sus brazos en un intento desesperado de protegerla sin importar que.

La voz gruesa les indicó se desnudasen conservando únicamente la ropa interior.

El clima limpio y fresco de ese día se había prestado para semejante barbarie, pues el sol brillaba como nunca derritiendo casi cualquier cosa helada que se expusiese a él. Lauren y Christopher sudaban, no por lo caluroso del día sino porque sus nervios anticipaban lo peor. Michael, de espalda a ellos buscaba entre los estantes los instrumentos para impartir su castigo; de pronto Lauren retrocedió un paso al ver lo que su padre había encontrado al fin.

Un intimidante cepillo de alambre y una botella de antibacterial casero para caballos.

―Al patio.―ordenó Michael dándose la vuelta.

Desnuda Tú Alma (Camren G!P)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora