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Londres

"Los malaventurados no lloran"

*

Al día siguiente.

—Señora, Jauregui.—con un gesto de manos, la mujer de piel ébano señaló a su derecha.—, el doctor la esta esperando, por favor, acompáñame.

Avanzaron por el corto vestíbulo hasta la puerta de vidrio ahumado. Una placa de metal en la parte superior de ésta, señalaba el nombre y la especialidad de su médico privado. Luego de agradecer a la secretaria, Lauren entró al consultorio.

El hombre sentado frente al escritorio, alzó la vista a través de los lentes y le dedicó una media sonrisa. Lucas Montero, un cincuentón de piel blanca y ojos grises, cuyo único atismo de vejez, eran los pocas canas que salpicaban su cabello negro perfectamente peinado hacia atrás.

Incorporándose, extendió su mano a Lauren.

—Jauregui, ¿cómo estás?

—Bien, gracias.—dijo Lauren estrechando su mano.

Señalando hacia el mobiliario en el fondo del consultorio, Montero invitó.

—Tomemos asiento.

Un vez ubicados, Lucas tomó nota, cruzandose de piernas. Haciendo a un lado la carpeta, alzó la vista y instó.

—Así que, cuéntame ¿qué es eso tan urgente?

—Ya te dije, surgió algo.—recordó, apoyando las manos en los reposabrazos.

El hombre se limitó a decir.

—¿Qué es eso?

—No sé cómo expresarlo.—admitió.

—Empieza por el principio.

Suspirando, cambió de posición antes de develar.

—Hay una persona.—Lauren dudó, tras el asentamiento de Lucas, ella continuó—, nos escribimos por correo. No puedo evitar contestarle, pero se me hace tan fácil dialogar con ella.

Con cierta impresión, Lucas arqueó una ceja.

—¿Ella?

—Si, necesito entender por qué sigo haciéndolo.

—De acuerdo, pero ¿acerca de qué hablan?

—Sobre trabajo—tragó saliva antes de hablar—, y asuntos personales.

Rápidamente, Lucas tomó nota. Eran datos nuevos y increíblemente reveladores. No solo sus palabras, sino también las expresión y el comportamiento. Lauren estaba nerviosa.

—Asuntos personales, ¿cómo cuales?

—Edad, ubicación, parientes—en un gesto completamente raro, Lauren humedeció sus labios antes de agregar—, gustos...—pero le costaba expresarse y, su médico lo notó.

—Lauren, esta bien, tomate tu tiempo. Recuerda soy solo un guía.

Pero Lauren no tenía tiempo para esperar. Fijó su mirada en él y reveló.

—Quizás comenté algo sobre mis similares gustos.

—¿Le dijiste eres una maestra del sado-masoquismo?—inquirió secamente.

—Por supuesto que no. Sólo fue una mínima oración.—su tono de voz profundo y neutro.

—Sin embargo, te importa.—comentó Lucas casi para sí mismo. Hizo una mueca por la penetrante mirada de su paciente—, dime ¿cómo es cuándo conectas con ella?

Desnuda Tú Alma (Camren G!P)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora