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Miami

Días después, Camila se encontraba en su hora libre del trabajo, tenía dos horas para descansar las cuales admistraba en el almuerzo y la lectura de un buen libro. Luego de la comida checó las cuentas monetarias de la librería. Recordó los correos desconocidos que había recibido hacía un par de noche atrás.

Abrió el nuevo mensaje y después de leerlo varias veces, pudo meditar una respuesta, pero aún no era capaz de escribirla. Cuando estaba a punto de teclear, su amiga la interrumpió lanzando una pila de documentos en la mesa haciendo que diera un salto.

—¡Ay, Dios! casi me matas del susto, Dinah.—Camila mantuvo la mano sobre el pecho.

—Lo siento...—se disculpó la rubia.—¿Qué haces?—preguntó guiándose por la expresión de su amiga.

—Cuentas, es todo—suspiró.

—Sí claro. Las cuentas te ponen nerviosa.—ironio sin creer una palabra—Voy a pensar que veías porno.

A Camila le ardieron las mejillas.

—Estas pasando demasiado tiempo con Ally, Dinah—evadió el comentario y cerró la laptop. Poniéndose de pie cogió documentos y se dirigió a la puerta. Dinah la imitó.—Imaginas cualquier cosa.

Las amigas salieron al pasillo y Dinah continuó.

—Pues, debo que escuchar sus fantasía sexuales cada día. Creo tengo derecho a estar un poco trastornada ¿no?—se defendió.—, además, estamos hablando sobre ti ¿me dirás que te tenía tan entretenida en la compu?

Camila rodó los ojos.

—Ya te lo dije, estaba chequeando cuentas. A diferencia tuya yo si tomo mí trabajo en serio.

—Oh, vamos. Me conformo con que me digas mirabas chamos sin ropa.

—¿Eres tu quien dice la ninfomana es Ally?

—¿Me llamaban?—inquirió la otra rubia que las encontró en el pasillo con más papeles.

—Ves lo que digo—expresó Dinah.

—Aceptalo, te gustaría experimentar sus fantas...—Camila no pudo terminar la frase ya que su amiga le golpeó con una de las carpeta en la cabeza.

—¿Me perdí de algo?—preguntaba Ally mirando a las dos amigas con curiosidad.

—No ¿Cierto, Camila?

—Nada—dijo entredientes mientras sovaba su cabeza.

Ally asintió extrañada.

—Como sea. La librería esta cerrada, ya podemos comenzar con las cuentas.

—¿Qué cuentas?—quiso saber Camila.

—Supongo Dinah encontró algo más interesante para hablar, no le dijiste ¿verdad?—Ally la miro seria.

—Yo no tengo la culpa de que Camila estuviera viendo porn...—fue el turno de Camila en darle un carpetazo.

—Ouch—se quejó ésta.

—Estamos a mano.—se mofo y miró a la otra rubia.—¿Qué pasa?

—Simon llamó, quiere las cuentas de ventas del mes para mañana.

—Eso es imposible de hacer, Camila—expuso Dinah.—, he acabado mi turno y además quedé con alguien para ir a cenar.

—Pues eso tampoco será posible. Sabes como es de correcto nuestro jefe. No puedes irte por ahí a rumbear y dejarnos todo el trabajo a nosotras.—Ally decía con un deje de molestia.

Camila por su parte puso los ojos en blanco resignada. Sabía aquéllo no llegaría a ningún lado. Se retiró de la escena en dirección al despacho, dejando a las dos mujeres en su pan de cada día.

—¿Quién te crees para mandarme nada o decirme que hacer?—Dinah ya se había artado de aquella discusión.

—Yo...—Ally iba dispuesta a enfrentarla, pero se le ocurrió mirar hacia un lado.—¿Dónde está Camila?—preguntó a la nada.

—Aquí estaba hace un segundo.—dijo Dinah buscando a su amiga en ambas direcciones.

—Debe de estar en el despacho.—Ally suspiró y se dirigió otra vez hacia Dinah.—Asegúrate de activar las alarmas cuando salgas. No vemos mañana, Camila me espera.

Dicho eso, Ally empezó a caminar en dirección al despacho.

Dinah la vio partir y no pudo evitar sentir un poco de culpa. Le debía varios favores y con lo que estaba a punto de hacer esperaba reivindicarse. Suspiró y llamó.

—Ally, espera. Haré una llamada y estoy con ustedes.

—De acuerdo.—reprimió una sonrisa.

Dinah se alejó unos metros y Ally la esperó encantada.

***

Camila permaneció pacientes mientras sus compañeras terminaban su contienda. Entonces recordó lo que estaba haciendo antes de ser interrumpida. Sacó su teléfono y escribió la respuesta. Pulsó enviar justo antes de que sus amigas entraran en el despacho.

—¿Acabaron con sus tonterías?—las mujeres asintieron cabizbajas.—¡Gracias Dios!—expresó con un desdén de manos hacía techo.—Vamos, haremos éste informe perfecto no importa el tiempo que nos tome ¿has solucionado lo de tu cita?—esto último lo preguntó a la más alta.

—Sí—afirmó y tomo asiento.—La próxima vez te llevare conmigo, necesitas salir.

Camila sonrió abriendo su laptop.

—Lo que digas, Dinah.

Trabajaron hasta la madrugada, un informe perfecto y limpio como resultado, digno de las tres.

***

Londres

—¿Donde naciste?

—Canadá.

—¿Año de nacimiento?

—1987.

—¿Edad?

—27 años.

—¿Nombres de tus padres?

—Eso ya lo sabes ¿por qué siempre haces las mismas preguntas?—dijo la mujer irritada.

—Porque necesito saber eres consiente de donde vienes. Busco exponer tus recuerdos de niña.

—Soy muy consciente de ello.

—Veamos, entonces. Recuestate y echa la  cabeza hacia atrás. Hoy retrocederá en el tiempo. Cierre los ojos y siga mí voz.

La mujer obedeció poco convencida mientras sentía las yemas de dos dedos hacer círculos sobre sus cienes.

17 años atrás....

***

Desnuda Tú Alma (Camren G!P)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora