EADLYN
Observo con desgana el plato a rebosar de comida frente a mí. Es apenas el segundo día de clases, y el horario de sueño no es el más adecuado. A pesar de que los pasillos vuelven a estar a desbordar de estudiantes, los ánimos están por el suelo.
—Dios mío no aguanto más —protesta Rosalya, quien tiene unas profundas ojeras bajo sus asombrosos ojos. Si algo cabe destacar de ella, es que por muy inquieta que sea, el sueño es algo sagrado para ella.
A su lado, Chani se lleva una cucharada de sopa a la boca mirando un punto fijo en la superficie de la mesa. La verdad es que ahora mismo la Universidad es el lugar más deprimente. Es como si todos llevaros de borrachera todas las vacaciones, un día tras otro y ahora estuviéramos sufriendo la peor resaca de la historia. Y para que mentir, el frío y la lluvia no ayudan en absoluto. El clima te hincita a quedarte todo el día en cama, o en la comodidad del sofá disfrutando de una película de Marvel.
—Eadlyn —la voz de Rosalya me saca de mis pensamientos y la miro. Sus ojos están clavados en algo situado detrás de mi—, no mires hacia atrás.
—Oh Dios mío. No le saca los ojos de encima —murmura Chani sorprendida, mirando lo mismo que Rosalya.
—¡Qué alguna me explique! —exijo por lo bajo.
—El señor Zaidi no saca su mirada de ti.
Sus simples palabras me ponen nervios, y siento como mis mejillas se calientan. Joder Eadlyn, piensa una excusa.
—Tal vez esté buscando a alguien o vete tú a saber.
Ambas intercambian una mirada cómplice. ¿En qué momento estas dos se volvieron tan cercanas? Se que quedaron un par de veces durante las vacaciones. Mi nuevo trabajo no me roba más tiempo del deseado, por no añadir el hecho de que no cuento con tan si quiera un día libre, pues al tratarse de "hostelería", los domingos también son laborales.
—Eadlyn, no somos idiotas —ambas me miran fijamente. Las alarmas se activan en mi interior, y como siempre, me pongo en la peor de todas las situaciones. Un nudo se forma en mi garganta, y el poco hambre que tenía, desaparece.
—Te has quedado con él a solas tras varias clases —empieza a decir Chani, mirándome con esos ojos azules tan intensos.
—Cuando pasa por el pasillo, o se presenta en tu campo de visión no le sacas la mirada de encima —continúa la mayor. Su comentario me pilla por sorpresa, pero es que realmente pensé que disimulaba bien. Solo rezo porque ellas dos sean las únicas que se han dado cuenta—. Tienes sentimientos hacia el señor Zaidi, y eso no tiene nada de malo. Sí, es tutor y profesor de Arte moderno y contemporáneo, —rueda sus ojos, como si quisiera quitarle importancia—, pero en cuanto acabe el curso será solo Rayan. Un hombre atractivo más, y aunque te siga llevando nueve años, estás en todo tu derecho.
Rosalya coge mi mano por encima de la mesa y la apreta, al ver como mis ojos se humedecen. Suelto el aire que inconscientemente estaba reteniendo. Sus palabras me calientan el corazón, y no puedo evitar sentirme aliviada de que ellas no sepan más de ahí, o que al menos hayan llegado a esa conclusión.
—Lo que no nos encaja en toda esta historia, es tu relación con Castiel —me explica Chani retomando su comida.
—Es un buen amigo —respondo de manera escueta.
—Un folla amigo querrás decir —la aclaración de Rosalya provoca que me atragante, por lo que empiezo a toser de manera exagerada.
—Eadlyn, en el concierto de Crowstorm te vimos entrar con Castiel a la zona privada —alza su ceja Chani. Su personalidad cada día me sorprende más—. Y no volvimos a saber de ti hasta la tarde siguiente.
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