EADLYN
Había oído hablar numerosas veces de esta universidad y cuan prestigiosa era, que necesitaba pellizcarme constantemente ante el miedo de que se tratase de un sueño como tantas otras veces. No obstante, esta vez mis uñas se incrustaron de manera superficial en la piel de mi brazo, lo suficiente como para que me doliera pero en esta ocasión, incluso después del escozor, yo continuaba de pie e inmóvil en la entrada mientras todos los demás estudiantes correteaban de un lado al otro sin percatarse de mi presencia.
Me autofelicité por haberme instalado con dos días de antelación, pues ya conocía la mayoría del campus a excepción del aula donde debía matricularme para asistir a mis clases de Arte Moderno y Contemporáneo, la cuál espero que sea mi favorita, pues tengo una gran expectativa con estas.
Por instinto, me dirigo hacia el Aula Magna, donde al parecer se encuentra la mayor concentración de estudiantes quienes rodean a un señor de mediana edad entrado en los cincuenta, el cuál carga una gran pila de papeles que entrega con rapidez a los estudiantes, sin romper la conversación que mantiene con dos de ellos.
—Ahm, ya veo. Será con el profesor nuevo... —les empieza a decir hojeando la hoja superior en busca de algo—. ¡El señor Zaidi! —exclama con entusiasmo cuando por fin divisa el nombre del susodicho.
—¿Y sabe donde se encuentra? Preciso matricularme —le responde con cierta timidez la joven de pelo rubio, que apenas le roza los hombros.
—¡Exactamente! No sé dónde está ahora. Podrás encontrarle en una de las salas del edificio, o en el comedor... ¡Así podrás dar una vuelta por el campus! Nada mejor para conocer el lugar —habla para dar por finalizada la conversación lo antes posible. Cuando este se gira, yo me acerco a la joven de pelo rubio y vestimenta negra, quien pega un pequeño salto en su sitio.
—Perdón, no tenía intención de asustarte, —me disculpo mientras me aseguro de cubrir las rojeces de mi brazo derecho debido a la numerosa cantidad de veces que me he pellizcado a lo largo de la mañana—. Verás, he oído tu conversación y yo también estoy buscando al profesor de Arte.
Ahora que la tengo de frente puedo detallarla mejor. Su pelo rubio con puntas rosas y ese flequillo le queda especialmente bien, y hace que te centres en sus llamativos y expresivos ojos azules donde se refleja la inquietud que siente. Su manera de vestir me recuerda a los góticos pero sin perder ese aire tímido que transmite.
—Oh vaya —finalmente suelta un suspiro y parece relajarse ante mi presencia—. Tal vez sea más fácil si buscamos juntas. Ese nuevo profesor no puede andar lejos.
Sonrío satisfecha y estiro mi brazo dispuesta a presentarme.
—Soy Eadlyn Lodge.
Mis labios se curvan en una sonrisa sin alcanzar a mostrar mis dientes, y muerdo la cara interna de mis mejillas nerviosa por su respuesta, la cuál parece que tarda siglos en llegar.
—Yo soy Chani, encantada de conocerte.
Su pálida mano estrecha la mía con delicadeza y tras una breve sacudida la suelta de la misma manera. Sus ojos se posan en algún punto fijo de la sala, y abre sus ojos lo máximo posible haciendo desaparecer las sombras negras y moradas de sus párpados, que se aplicó con gran minuciosidad a mi parecer, pero que le quedan muy bien.
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