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Primera noche

Su estancia por la tarde se fue en ducharse y sentarse en la esponjosa cama, tenía colocado una bata de baño y su cabello dolorido suelto a los lados, su rostro completamente limpio y su cuerpo encogido en una esquina de la cama, por la ventana podía observar la nieve caer, el frió era abrumador, no estaba acostumbrado a un clima así. Se preguntaba en que lugar estaba, pues en Los Santos, no era época de nieve, mucho menos el frió era tan intenso, suspiro si más, quería salir y poder explorar el lugar en donde estaba, se maldecía por haber dormido, ahora tenía un mar de dudas y una curiosidad enorme. La habitación donde estaba era linda, grande y elegante, el piso era de una manera muy bonita, las paredes blancas y los muebles hacían juego con el piso, la habitación tenía un estilo minimalista, solo había lo necesario para una o dos personas.

-¿En dónde estaré? Espero que Gustabo este cerca, así podremos encontrarnos en cuanto acabe con esto-. Se dijo así mismo, la puerta se abrió y salto del susto.

Se trataba del Alfa, pero simplemente entro y lo observó por un momento, para así mismo, acercarse a donde el estaba y Horacio no resistió en preguntar.

-D-Disculpa... Y-yo solo quería preguntar algo-.

-Mm-. Respondió.

-¿En dónde estamos?-.

-Rusia-.

-¡Rusia! Pero... ¿¡Por qué!? No, no debo irme y-yo...-. Su corazón latía con fuerza, estaba realmente asombrado, jamás se le hubiera ocurrido estar tan lejos.

-Por favor, calla, harás que me duela la cabeza-.

-Y-Yo no quiero estar aquí, mi hermano me estará esperando y...-. El Alfa hizo que se callara abalandandose sobre el.

-He dicho que calles-. Hablo con una voz tenebrosa y a la vez tan seductora, que erizo la piel del Omega.

-Y-Yo...-.

-Shhh, tan solo escucha, porque es lo que tendrás que aprender primero, escucharás cada una de mis peticiones sin chistar, ¿entendido?-.

-S-Sí...-.

-Ya te he dicho la primera, así que seré breve, segundo, esperaras aquí cuando yo no esté, no puedes salir de casa, si lo haces tendré que matarte-. Horacio palideció ante esas palabras, su respiración se entrecorto.

¿En dónde me he metido? Soy idiota...

-No cuento con un personal que me atienda, no confío en nadie, así que tendrás que atender mis necesidades cuando lo pida, pero eso no significa que también confíe en ti, solo tendrás que aprender tu lugar-.

¿¡Que!? Vaya gilipollas

-No contestes los teléfonos, ni hables con nadie, mis hombres entran aquí y todos son Alfas, te violaran si intentas entablar una conversación y yo no me opondre-.

¡Maldito Alfa estúpido!

-Deberas simplemente asentir cuando te pregunté algo, no me gusta el parloteo y último... Serás mío cuando lo pida, lo haremos en el momento y hora que desee, por ejemplo ahora-.

Horacio estaba sorprendido, aquellas palabras le hicieron entender que no saldría de ahí fácilmente, pero como todo un sumiso rendido a su amo accedió, no por complacer al maldito Alfa que tenía frente a él, sino por querer volver con su hermano lo más pronto posible, asintió a las últimas palabras del Alfa y se preparó para lo que sea que pasaría, la noche cayó y el suspiro por qué está vez, no fuese como en el avión.

Viktor no espero más y alzo su pasamontañas de modo que quedara a la altura de su nariz y atacó esos labios carnosos que temblaban ante su tacto, abrió las piernas delgadas del omega y se posicionó entre ellas, aún desnudo, con una simple bata de baño puesta, se veía espectacular, magnífico y deleitante, ambos cerraron sus ojos y se concentraron en las acciones contrarias, aspirando ambos olores dulce y amargo, una combinación exquisita que podría beberse sin problema alguno, Horacio sentía una increíble excitación subir, su cuerpo estaba ardiendo su miembro erecto rozaba con el contrario, que palpitaba de lo duro que se encontraba.

-No te he tocado allí abajo y puedo sentir lo mojado que estás-.

~Ahhh~-. Soltó un pequeño gemido al sentir los gruesos dedos del Alfa tocar su entrada.

Viktor se levanto y descubrió su pecho, retirando sus prendas, seguido de sus pantalones, abrió la cinta que sostenía la bata que el omega tenía puesta, observó a detalle sus curvas esbeltas, se moría por poner sus manos encima de esas increíbles caderas, succionar esos pezones rosados y luego marcar su pecho, se inclinó hacia el y mordió sus pequeños botones rosados, succionó y lamió sin piedad.

~Ahhh~

Horacio intentaba no perder la cabeza, sentía tantas emociones que no sabía aque hacerle caso, si a su enojo y tristeza, su miedo y preocupación o a lo placentero que se volvía el momento, estaba sumergido en sus pensamientos que abrió los ojos como platos al sentir el miembro del contrario entrar en el, pero esta vez con delicadeza, no con brusquedad como la vez anterior, respiro ondo y soltó pequeños gemidos al sentir como sus paredes se abrían para dar paso al palpitante miembro del Alfa, sus piernas se abrieron aún más, sus uñas se aferraban a los hombros fornidos del Alfa, la respiración de Horacio se aceleraba y sus ojos lloraban.

~Mhh~

La gruesa punta había entrado, causando espasmos en el Alfa, quién gruñía con deleite al sentir las piernas temblorosas del omega sobre su cintura, sus dulces gemidos y sus uñas lastimando sus hombros, talvez era masoquista y el no sabía, pero vaya sensación de excitación que sintió al sentir su piel abrirse ante las uñas enterradas en ella. Se movió con pequeñas embestidas, hasta que su miembro entro por la mitad, aumento aún más sus movimientos y sintió las paredes cálidas de Horacio estimularse, el delicioso olor a moras impregnaba sus fosas nasales.

~Ahhh~

~E-Espera...~

Horacio jadeaba, constantemente tenía espasmos y sentía como el miembro del contrario pegaba en su punto dulce, sus piernas se cerraban entre el cuerpo del Alfa, sus cuerpos aperlados por el sudor brillaban, el Alfa estaba por correrse, Horacio había mojado el abdomen fuerte de Viktor, mientras esté aún continuaba con su labor.

-A-Ahh, espera...-. Sus palabras eran gemidos tímidos y sonoros, un melodía dulce para los oídos del Alfa, quién por fin se había venido.

-Me sorprende lo estrecho que estás, eso significa que no lo has hecho con nadie más, ¿He sido el primero?-.

-Quiero... Dormir-.

-Eso no fue lo que pregunté, pero aún no acaba esto-.

Horacio se asombro ante lo dicho, se preparó físicamente y mentalmente, sería una noche larga...





























































Remin
Ahhh, tembló acá en la ciudad de México y me dio miedo, quién me sigue desde la CDMX, ¿están bien?

Tuyo 3 (Volkacio) FINALIZADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora