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Dolor +18

Estaba apunto de partir, la turbulencia le aviso que pronto estarían en el aire, estaba asustado, sus manos temblaban y su rico olor a mora se volvía amargo, causando un disgusto en el Alfa sentado frente a él, el avión era pequeño, con las comodidades del dueño, solamente estaba el y el bello Omega, lo miraba con lujuria, tan asustadizo. Se acomodo mejor en su asiento, recargo un codo en los extremos del cómodo sillón de avión, su rostro descansaba en su mano y atento, observó cada movimiento del joven, le causaba náuseas el putrefacto olor que desprendía, pero lo entendía, pues prácticamente estaba siendo secuestrado.

-Relajate un poco, tardaremos en llegar. Tu olor es espantoso-.

-L-Lo siento, jamás he viajado en avión y me aterra un poco-.

"¡Me estas secuestrando, me llevas a un lugar que no conozco y me alejas de mi hermano!"

Pensó; intento tomar un respiro de calma, pero la mirada del Alfa le ponía los vellos de punta. Su porte autoritario y su enorme cuerpo, le asustaba, jamás había estado con un Alfa tan imponente. Se intentó acomodar mejor, quería dormir y que todo fuese un sueño, pero la voz del hombre le alerto.

-¿Cual es tu nombre?-. Preguntó.

-H-Horacio... Pérez-.

- Acércate-.

Con movimientos torpes, se levanto de su asiento, se acercó al hombre y este, lo arrodilló tomándolo de los hombros, regresando a su postura de antes. Horacio palideció, las manos del Alfa viajaban por su rostro, deteniéndose en sus labios pintados de carmín, tenía miedo de lo que pudiera hacer.

-¿Por qué no me enseñas, que puedes hacer?-.

Horacio entendió aquella indirecta, lo supo en un principio cuando el Alfa se removía inquieto en su asiento. Viktor disfrutaba de la vista que tenía ante sus ojos, la preciosa cresta rosada iluminaba su moreno rostro, el maquillaje era limpio y llamativo, sus labios no solo eran carnosos y gruesos, sino apetecibles, esperaba ansioso el siguiente movimiento. Horacio trago saliva y se acercó aún más al tipo, interponiéndose entre sus piernas, sus manos temblaban demasiado al acercase a la bragueta, podía sentir un bulto caliente cerca, deslizó el cierre de este y bajo un poco, encontrándose con la delgada tela que cubría el enorme bulto.

Miro al Alfa y este, no tenía expresión alguna en sus ojos, solo esperaba paciente, termino por descubrir el miembro del contrario y comenzar a masturbarlo, para después, introducirlo lentamente en su boca, pero el Alfa, sin ningún cuidado, tomó su nuca y le empujó con rudeza, entendiendo la boca llena de Horacio, quién ante aquel acto, sentía que en cualquier momento vomitaria.

-Agh-. Intento sacarlo, pero el Alfa, no se lo permitía.

-No puedes sacarlo hasta que termine-.

Horacio respiro como pudo y comenzó con su tarea, lamió toda la extensión del miembro duro y palpitante, movía su cabeza hacia atrás y adelante, causando un placer espectacular en el Alfa, quién suspiraba con deleite, la lengua del omega viajaba por el glande de este, se acomodo mejor recargando sus manos en las piernas del Alfa, quién vio la oportunidad y tomó de la cresta a Horacio, acelerando el ritmo del miembro en su boca, estaba apunto de correrse pero aún no quería.

-Nada mal-. Suspiro satisfecho.

"Bueno al menos un cumplido"

-Sube-. Indicó señalando su miembro.

Horacio asintió y se puso de pie de inmediato, estaba apunto de colocarse sobre el, pero este lo detuvo de inmediato.

-¿Eres estúpido? Creo que primero, tienes que quitarte la ropa, escucha, odio hablar de más, así que tienes que ir aprendiendo lo que me gusta. Cuando lleguemos a casa, te informaré más a detalle, por ahora, solo cumple mis órdenes-.

"Que hijo de puta"

Pesaba Horacio, jamás había conocido a alguien tan exigente, recordó que trataba con alguien peligroso y quería vivir para ver a su hermano, asintió ante aquello y comenzó a deshacerse de su ropa excéntrica y bonita, parecía que el tipo tenía la paciencia del mundo, pues solo miraba atento, no decía ante aquello, incluso parecía que dormía, pues todo era silencio. Su última prenda era una linda camiseta color blanco con estampados, jamás había sentido vergüenza, pero esta vez, la tenía. Al Alfa no le importo mucho, pues no le dio ninguna orden de retirarla, así que sin más subió en el regazo de Viktor, esperando la siguiente indicación.

-Eres muy lento-.

-Y-Yo...-.

Su dedo índice se posó en sus labios, indicando que guardara silencio, tan paciente como de costumbre, retiro sus guante negros de cuero, adentrando cada una en el fino cuerpo de Horacio, acariciaba suavemente su abdomen plano, subiendo a sus rosados pezones y apretó, el de cresta tembló ante cada toque que este le proporcionaba, no podía evitar sentirse extasiado ante eso, podía sentir su entrada humedecerse al sentir el desnudo miembro del contrario, el Alfa dejo de jugar y pidió con señas que se colocara encima de su miembro, Horacio tenía miedo, no había sido preparado antes y temía a ser lastimado.

-P-Pero...-.

-¿No puedes hacer algo tan sencillo?-.

-S-Sí, solo que, aún no me ha preparado-.

-Por favor, no seas ingenuo, no me ensuciare ahora-.

Horacio quería llorar ante lo que estaba por suceder, con temor a que este le detuviera por sus actos, se apoyo en los hombros del contrario y abrió sus piernas para poder entrar de una, sintió la punta en su estrecha entrada y bajo poco a poco.

-A-Ahh-. Dolía mucho.

Estaba apunto de romper en llanto, pero no quería que este le hiciera daño, así que tomó aire y bajo más y más, el lubricante que salía del, le ayudaba a ser menos doloroso el momento y trato de moverse un poco para acostumbrarse. Por su parte, Viktor disfrutaba aquello, las paredes del omega aprisionaban su miembro y se deleitaba a su calidez, pero su paciencia tenía límites, con fuerza tomó las caderas de Horacio y lo hizo bajar fuertemente, haciendo que todo su miembro entrará.

-¡Ahhhh!-.

-Ya te he ayudado, ahora continua-.

-S-Sí...-.

No sabía cuánto tiempo había pasado, simplemente intento no llorar por el resto del tiempo que fue penetrado, estaba tan agotado y no podía parar de gritar ante el dolor y el poco placer que sentía, sus piernas flaqueaban y el Alfa no se detenía, se había corrido encima de él tantas veces, hasta que sintió sus ojos cansados y pudo dejar de sentir, dolor.
















































































Remin

Tuyo 3 (Volkacio) FINALIZADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora