1

490 48 20
                                    

Mala decisión

Los inmensos letreros de la noche alumbraban su rostro, el perfecto maquillaje relucía magníficamente, su rostro era confiado, caminaba con estilo, su preciosa cresta rosada llamaba la atención de todos los presentes. Pero en su interior el terror recorría su cuerpo, giraba al lado suyo y el rostro de su hermano mostraba miedo, algo que normalmente no se veía en el, por otro lado su amigo se notaba nervioso, caminaba torpemente y estaba seguro que en cualquier momento hablarían y se negarían a seguir con el plan.

"No es la primera vez"

Pensó; solo una vez más tendría que soportar, que su cuerpo fuera profanado, que el asqueroso aroma a Alfa se impregnara en su piel, su sonrisa se mantenía en su morena piel, pero su corazón dolía cual herida, noches enteras siendo tomado por desconocidos, tan solo por un poco de dinero, llegar a casa tarde, bañado en perfumes baratos, para disimular las feromonas, pero esta sería la última vez, tomaría el dinero y finalmente se iría a un mejor lugar con su hermano y amigo.

-Sigo insistiendo que esto es una pesima idea-. Hablo un castaño.

-Segismundo tiene razón, regresemos a los basureros o a trabajar recogiendo agua, esta idea tuya es una mierda Horacio-. Respondió un rubio.

"¡Lo sé es una pésima idea, tengo miedo Gustabo!"

-No, me niego a volver ahí, acaso ¿ya olvidaron como intentaron hacernos daño esos alfas?-. Se intentó justificar.

-Joder no puedo creer que daremos el culo por dinero-.

-Me siento igual, es mi primera vez y... me pone nervioso-.

-Yo ya he estado con alguien no les mentire pero hacerlo por dinero es denigrante y a Horacio parace gustarle la idea-.

No le gustaba para nada, siempre que se rebaja a hacer tal cosa, se sentía escoria, un repugnante ser que se prostituye con tal de probar bocado, el siempre fue así, alegre y optimista, siempre fue un joven soñador, pero realmente su felicidad era falsa, odiaba apreciar a su hermano cansado, hambriento y soñoliento, Gustabo era todo para el, por eso debía hacerlo una vez más, ayudarlo y tal vez, solo entonces, volver a sonreír como cuando eran unos críos, los problemas no importaban, porque siempre fueron "Gustabo y Horacio".

-No te mentire que me da curiosidad esto pero...-.

Al lleva al lugar, el trio esperaba fuera de lo que sería su última parada. Un hombre salió de allí, interrumpiendo sus palabras, el tipo le resultaba familiar, aún no podía recordar, pues el nerviosismo le impedía razonar, caminaba por largos pasillos, tenebrosos y tétricos, poco a poco, luces neón y llamativas iluminaban sus ojos bicolor.  El hombre explicó la situación, Horacio se sentía aliviado, era solo una noche y listo.

-Pasad en unos minutos estarán aquí-. El hombre abrió una enorme puerta de metal, los tres se adentraron.

-Bien están por llegar. Solo les pido que se mantengan callados y no pregunten nada hasta que estén con sus respectivos amos-.

-Bien-. Respondieron al unísono.

"¿Qué es éste lugar? ¿por qué debemos llamarlos así? Quiero correr, esto es malo, Gustabo perdoname"

Los olores de diferentes Alfas se podían apreciar, tres tipos entraron. Su frente sudaba, debía mantenerse fuerte, miro a su hermano quién miraba con rabia a cada hombre, entre ellos hablaban, no escuchaba nada, solo podía sentir sus piernas temblar, su corazón latir con brusquedad, sus manos sudar y el ambiente volviéndose tenso. Un hombre de traje y encapuchado se acercó, Horacio trato de mantenerse firme ante el, el hombre olfateaba a Segismundo y finalmente a el, su respiración estaba muy cerca de su cuello, tenía pavor, se alejó de el, eso significaba...

-Este-.

Gustabo mantuvo su rostro despreocupado, le transmitía seguridad ante esos ojos fríos, pero no quería dejarlo ir. Pero las palabras no salían, estaba mudo, inmóvil, totalmente perdido.

"¡Gustabo no te vayas, regresemos a casa!"

-Chicos, suerte y Horacio por favor cuidate-. Su voz ni siquiera era la misma que usaba cuando algo realmente no le importaba. El sabía que su hermano tenía miedo y el, lo había metido en esto.

Llegó el turno de otro tipo, este portaba una mascarilla, se podía ver sus ojos, frívolos y realmente... Bonitos, su mirada no se despegaba de el, se sintió intimidado, quería correr a buscar a su hermano, pero era tarde, el tipo lo había elegido a el, le olfateaba con deleite y procuro observarlo a detalle, Horacio moría de miedo, pero su voz, le hizo reaccionar.

-Vamos, sígueme-. Horacio reacciono rápidamente, dirigiendo una última mirada a su amigo castaño.

"¡Segismundo ayúdame, no me dejes ir con este hombre!"

Lo siguió sin más que decir, el tipo era robusto y su aroma era embriagante, podía distinguir un aroma a Vodka no tan fuerte, algo leve y delicioso. Por otro lado, el Alfa arrogante que caminaba despreocupado y firme, había sido un viaje largo, pero no pudo evitar sentir una enorme atracción por ese Omega, tan extravagante, deseaba conocer su situación en la cama, la curiosidad de verlo actuar.

Se sentía encantado, pues hace tiempo que no estaba con un Omega. El era tan exigente, no se acostaba con cualquiera, un tipo poderoso como el, tenía gustos especiales. El mismo sabía, que saciar su hambre de sexo, era importante y este Omega, no solo era precioso, si no que el delicioso aroma a mora, le atraía a tal grado, de querer poseerlo por completo.

"Hoy será una buena noche, Viktor"

Se dijo mentalmente, el viaje dudaría horas, pero su avión privado, tenía el suficiente espacio para degustar un poco. Sonrió debajo de esa mascarilla, salieron del lugar y ambos subieron a una camioneta negra, solo el y un Alfa robusto. Condujo hasta el aeropuerto y Horacio, comenzó a sentir que algo andaba mal.

-¿P-Por qué estamos aquí?-.

-...-.

-Y-Yo...-.

-Por favor no hables ahora-.

Horacio miro por la ventana, estaba perdido, no había vuelta atrás. Comenzó a escuchar gritos, provenían de Segismundo, noto que corría y entre varios hombres lo tomaron, subiéndolo a un pequeño jet.

-¿A donde llevan a Segismundo?-. Preguntó asustado.

-Ese, no es problema nuestro-.

Se lamentaba tanto de haberlos convencido, Segismundo estaba siendo tomado por la fuerza y su hermano, como la pasaría. Quiera llorar, realmente necesita hacerlo, pero talvez, solo debía sonreír con falsedad y lucir su perfecto delineado, suspiro y tomó aire, salió del auto y se dispuso a subir al avión.

"Tal vez no sea para tanto"

































Remin

Tuyo 3 (Volkacio) FINALIZADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora