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Tuyo

Lo siguiente no estaba planeado, pero no pudieron evitar sentirse atraídos en más de un sentido, ambos compartían el calor de sus cuerpos cuando se abrazaban y besaban. Hace unos minutos que habían decidió rentar una cabaña en la playa y quedarse allí para pasar una de las mejores noches de su vida; adorandose mientras las prendas que portaban iban cayendo una a una sobre el suelo, hace tiempo que no tocaban los rincones más íntimos y especiales uno del otro, aquella ocasión sería como la primera vez en entregarse, dónde solo existía el sentimiento del amor pasional que sentían, era una muestra de ese cariño que creció a base de impulsos y dejar pasar el tiempo para recuperar lo perdido y sanar todo lo que habían vivido.

Volkov disfruto el silencio de la habitación, pues le permitía escuchar todo quejido que su amado regalaba a sus oídos como una sinfonía apreciable y hermosa. Sus labios no abandonaron su cuerpo, el cual recorrió lentamente a punta de besos, dejando lentas lamidas por sus curvaturas, suaves mordidas que a la vez se volvían agresivas, dejando una tenue marca como símbolos de su dedicación y finalizó con succiones que dejaban pequeños hematomas rojizos.

Paso de viajar por todo su pecho, hasta aterrizar en el terso de sus piernas, maltratando lentamente los muslos suaves de su adverso, se cruzó con el agujero solitario del Omega, el cual lubricaba dejando ver aquella zona apetitosa para Volkov, quien no se hizo esperar y atacó aquella intimidad con su lengua, succionado e introduciendo su húmeda lengua para recorrer la entrada en todos sus extremos. Horacio gimió y se avergonzó al verlo en esa indecente escena, una de sus manos se sostuvo de los platinados cabellos, tirando de ellos y enredandolos en sus dedos.

—B-Basta. . .

Volkov sonrió triunfante, entendía que era suficiente por ahora, regresando a buscar el rostro ruborizado de su Omega, de solo pensar que era suyo, le encantaba y llenaba de jubiló. Horacio abrió las piernas recibiendo a su alfa entre ellas, abrazándose de sus fuertes hombros mientras lo miraba con una sonrisa, moviendo lentamente sus caderas para que rozaran ambas pelvis, Volkov jadeo y antes de proceder a entrar en él, tomo su mejilla con delicadeza, mirándolo fijamente.

—Es la primera vez que te noto tan feliz mientras hacemos esto, déjame disfrutar de ti y hacerte sentir increíble.

—Volkov, no necesitas recordar lo que pasamos, estamos juntos ahora.

—Lo sé, pero no quiero cometer ningún error contigo, no quiero volver a verte llorar y sufrir por mi culpa.

—Te aseguro que no, confío en ti.

Ambos sonrieron, uniéndose en un intenso beso, el cual los llevaba a una temperatura que hacía quemar cada extremo de su piel. Ambos estaban exitados, esperando calmar ese abrumante calor que los consumía en demasía; Volkov no perdió tiempo y alineó el grosor de su miembro en la abertura de su amado, hundiéndose lentamente en él, Horacio arqueo la espalda cuando sus paredes se expandieron y recibió a su alfa dentro para calmar su placer. Sus uñas se encajaron en los homoplatos desnudos de su pareja, marcando perfectamente líneas rojizas y pulsantes en su pálida piel.

Volkov siseó por el ardor de las heridas de su espalda, arremetiendo con embestidas lentas y profundas, repartió tiernos besos en el rostro de su Omega, quien recibía el choque de pelvis y generaba ese descarado sonido de pieles húmedas golpeando entre si. La habitación se inundó de ambos aromas, el fuerte picor del vodka mezclado con el dulzor de las moras; Horacio no podía contenerse, estaba embriagado de tantos sentimientos y sensaciones, no pudo evitar derramar lágrimas hasta el punto de sollozar de placer, Volkov se alertó y se detuvo, mirándole preocupado.

—¿Qué pasa, Horacio?

—No es nada es que solo. . . Que había esperado tanto por este momento, no se, me siento muy feliz de tenerte conmigo.

Volkov relajo su expresión y limpio las lágrimas de su amado con su pulgar, dejando un besito en la punta de su nariz.—Yo también me siento feliz, tranquilo.

—¿Puedes volver a repetirlo?

—¿Qué cosa?

—Antes, en comisaría dijiste "te amo", quiero volver a escucharlo.

Volkov beso los labios del contrario, separándose un poco para continuar moviendo sus caderas y notar esa expresión placentera de su Omega.

—Te amo, te amo demasiado, Horacio.

Horacio sonrió; llevando su mano a la mejilla izquierda del contrario, el cual respondió con un beso sobre su palma.—También te amo, Volkov.

Unieron sus labios una vez más, dando paso a que el placer se desbordara, ambos jadeaban sobre sus labios, gemían y se retorcían de placer, Horacio cada vez que Volkov arremetía dentro de él y Volkov, cada que la entrada del Omega aprisionaba su virilidad, ambos estaban listos para llegar a su límite, el cosquilleo cercano en su vientre aviso que el orgasmo se aproximó ambos llegando y sintiendo sus músculos contraerse cuando el líquido blanquecino y espeso salió, era la segunda vez que acababa dentro de Horacio y le había encantado, estaba en sus cinco sentidos y era una sensación magnífica.

Horacio por su parte se sentía tan bien atendido, recibiendo cariño y palabras por parte de su adverso, la marca en su cuello picaba, el símbolo de la unión de ambos, quería algo como volver a sentirla, recién hecha, en aquel momento tan único. Miro a Volkov y ladeo el rostro, mostrando la tenue marca.

—¿Me marcarías de nuevo?

—Por supuesto, si me lo pides así, no puedo negarme. . .

—Venga, hazme tuyo Viktor Volkov.

Volkov no lo pensó, no podía resistirse, paso su lengua por aquella superficie, aquello marcaba un inicio nuevo para ambos, en dónde se aceptaban y reclamaban como una pareja verdadera, Volviéndose locos cada vez que se tocaban y miraban, olvidando el amargo recuerdo de su encuentro para convertirlo en un tesoro que estaban aprendiendo a cuidar.

Horacio estaba feliz, recibiendo las muestras de cariño mientras era preparado para volver a renacer su marca, abrazo a su alfa, el amor de su vida y soltó un fuerte quejido cuando sus dientes se clavaron en su morena piel, una pequeña lágrima recorrió su mejilla, pero estuvo tranquilo, porque Volkov no desapareció de la habitación, tampoco le miro con desprecio, mucho menos discutieron, ambos se regocijaron en los brazos del otro, apreciando ese calor especial que emanaba sus cuerpos, mientras se miraban a los ojos y sonreían.

La noche estaría llena de sorpresas, ambos descubrían algo en ellos que les hacía conocerse aún más, platicaban tranquilos mientras acariciaban sus cuerpos desnudos y después de minutos, volvían a entregarse en cuerpo y alma hasta acabar hechos un desastre, juntos hasta el amanecer.






















































Mañana se publica el final.
Remin

Tuyo 3 (Volkacio) FINALIZADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora