Lazos
Tenía miedo, incluso el miedo se quedaba corto, era pavor y pánico, no podía quedarse ahí otro minuto más, su vida y toda su integridad estaba en riesgo de tantas cosas. Sus ojos cristalizados miraron a los dominantes de Volkov, quien no había mostrado una pizca de conciencia, el celo de los alfas era más complicado en sus primeros días, era fuerte y la razón se perdía por completo; bajo la cabeza y comenzó a sollozar, rogaba indirectamente para que no lo lastimara, pues se sentía temeroso a hablar, Volkov se puso de pie, la imponente figura era más alto que el y con el agarre nuevo sobre sus hombros, entendió que estaba perdido.
(...)
Era una violencia extraña, no la comprendía, pero ahí estaba de nuevo, siendo su víctima bajo su cuerpo fornido, influenciado por las feromonas fuertes que lo doblegaron a ceder a una pasión que ni el mismo deseaba, pero adoraba en ninguno de sus sentidos. Mientras era sometido, sus párpados temblaban cuando se mantenían cerrados, su cuerpo se llenaba de ese aroma puro a alfa, las muñecas le dolían pues al estar retenidas con la enorme mano del alfa sobre su cabeza le Impedía la resistencia cuando era repasado por la mano libre del alfa, la cual se colaba entre sus prendas, pellizcaba aquí y apretaba por allá.
Su desnudez contra la del alfa le ponía los vellos de punta. Se removió inquieto, resistía y a la vez jadeaba por un poco de libertad en su cuerpo, pero era imposible, estaba a la merced del alfa. Volkov simplemente era uno solo cuando estaba en celo, le hacía caso a su instinto primitivo, lo seguía y lo llevaba al máximo ahora que tenía al Omega que su corazón deseaba, pero también le golpeaba en su orgullo cuando era rechazado y justo ahora, esa resistencia lo enfurecía, quería que fuera completamente suyo, estando ebrio y su forma dominante, le hacía un peligro.
—Volkov, te prometo quedarme, pero no quiero hacerlo ahora, ¿Me escuchas?
No hubo respuesta, las esperanzas carecían, estaba asustado, cuando el alfa se atrevió a invadir su agujero, solo le quedó apretar los dedos de los pies sintiendo como desgarraban su interior, mordió su labio inferior, aguantando las ganas de lastimar su garganta con alaridos que provocaban pulsadas en su cabeza, sus ojos volvían a humederse y cuando sus muñecas por fin fueron liberadas, intento de todas las maneras posibles zafarse de la brusca movida de caderas del alfa.
Su mente maquino recuerdos bellos que le provocaron ansiedad, sentía que iba a morir, era una resignación de su cruel destino. Lloraba y sollozaba mientras las imágenes claras de su niñez junto a ese niño rubio llegaban a su mente, ambos robaban comida, reían y mientras huían, se habían convertido en omegas hermosos, fuertes y aunque la vida era cruel, sabían apoyarse como hermanos, unidos y siempre fuertes.
—Quiero volver con mi hermano. . .—Musitó.
Mientras Volkov se aprovechaba de su debilidad, su alfa conciente noto la tristeza de su Omega, quería protegerlo, abrazarlo y hacerlo completamente suyo, envolverlo con su aroma, marcarlo. Su nariz acariciaba su cuello, creando un pequeño camino en el espacio de este, en dónde la glándula de aroma estaba, frotaba su rostro allí, aspirando lentamente el aroma que lo volvía loco. Sus memorias pasadas volvieron a su mente, cuando por culpa de su destino perdió a su primer amor, había sufrido y llevado todo con dolor, no quería lo mismo de nuevo.
Ambos habían llevado una vida terrible, pero ese sufrimiento compartido seguía estando oculto, ninguno tomaba acciones concretas y ahora compartían cama, se única sin consecuencia y provocaban que el dolor aumentará mientras se acordaban una y otra vez de sus amargos recuerdos que imposibilitaban pasarla bien una sola vez. Entonces la naturaleza de Volkov relució, porque el celo no solo iba en aumento, sino sus emociones incontrolables, provocando que ese instinto tomara posesión por completo y tomara acción en reclamar a Horacio.
—¿Volkov? ¿Qué haces?. . . ¡No!
Los colmillos del alfa se habían clavado en la zona de su cuello, mordía con fuerza, el dolor esa insoportable, todos sus músculos se tensaron, ardía y pulsaba tan horrible que sentía que moriría. Esa unión característica de su naturaleza se hizo presente, ambos ahora estaban completamente unidos, Volkov lo había marcado, sin su consentimiento, había abusado de su nobleza, de su buen corazón, había hecho algo de lo que siempre se cuido y reservo para la persona indicada, Volkov se lo había robado, había sido un arrebato tan cruel y nunca, nunca de lo perdonaría.
—¡¿Por qué lo hiciste?! No, no. . . ¡Ahh!
Sus uñas lastimaron la pliel pálida del alfa, quien solo gruñía enfadado por no poder disfrutar de su unión con su Omega, estaba dolido, nuevamente estaba siendo rechazado y entonces una nueva estupidez estaba por cometer. Cuando soltó el cuello del Omega, relamio sus labios mojados, tomando su cintura para girar sus cuerpos y dejarlo sobre él, apurando su siguiente movimiento, Horacio se dió cuenta, pero había sido demasiado tarde, un nuevo dolor había acompañado su martirio, Volkov estaba anudando su interior.
—¡Duele! Volkov para. . . ¡Mierda duele!
Su cuerpo se desplomó sobre el del alfa, intento no moverse, su zona baja dolía demasiado, si realizaba un movimiento brusco probablemente acabaría desgarrándose. Tenía miedo de mirar hacia su rostro y encontrarse con él, su cuello ardía y ese sentimiento dentro su pecho se volvía molesto, no lo quería con sigo, se negaba a aceptar a Volkov como su alfa. La respiración del alfa se había relajado y miro lentamente hacia arriba para comprobar que se había quedado profundamente dormido, aún mantenía ese aliento y aroma a alcohol, finalmente sentía un poco de tranquilidad, su cuerpo temblaba y hasta que no pasará el nudo, no podría moverse.
Llevo una mano a su boca, acallando su llanto, su cuerpo estaba lleno de espasmos, eran sensaciones extrañas, preocupantes, no era así como se imaginaba que sería marcado, ahora estaba completamente seguro que deshacerse del alfa sería imposible, no había escapatoria, ya no había nada que lo salvará, estaba muy resignado y acepto que había perdido.
Remin
Habrán dos días sin capitulo, lo recompensare, lo prometo.
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Tuyo 3 (Volkacio) FINALIZADA
Acak-No debiste enamorarte de mi-. -Lo siento amo-. Frío y malvado, ¿que me llevó a fijarme en el? Extrañó a mi hermano y mis emociones cada vez son tan... raras. Omegaverse Volkacio Sexta historia Tuyo3 FINALIZADA