Viktor Volkov
Un calor insoportable lo aturdió en cuanto se levantó de la cama. ¿Tan rápido se había ido la nieve? Se removió inquieto, había un sudor frío recorrerlo de pies a cabeza, todas sus prendas se sentían húmedas, la cabeza le daba vueltas y su rostro estaba tan caliente, se puso de pie inmediatamente y camino hasta el cuarto de baño, se echó agua fría en la cara y se miro al espejo, estaba sonrojado del rostro y un escalofrío acompaño sus espasmos.
—No ahora. . .
Al estar encerrado y sin Gustabo, se había olvidado de su ciclo de celo, su hermano era quien se encargaba de recordarle que esa fecha se aproximaba y cuidaba de el hasta que pasará. Comenzó a sentirse preocupado, pero el calor que sentía lo agobiaba; camino hasta la cama, tambaleándose y jadeando por encontrar algo fresco en dónde revolcarse de agonía, las sábanas frías lo recibieron, no sabía en dónde podría estar el alfa, hace dos días que no cruzaban palabras y cuando lo necesitaba, el desgraciado no aparecía. ¿Se entregaría a él en su estado? Si.
Su cuerpo lo deseaba y pedía por él. Retiro sus prendas, húmedas de todos lados, en especial sus pantalones, el aire frío golpeó su cuerpo y disfruto unos instantes esa calidez, pero poco a poco fue aumentando el malestar; sus piernas temblaban y la necesidad de tocarse crecía, nunca había estado con un alfa en su celo y si era la primera vez, quería hacerlo y estar seguro de que no acabaría preñado o marcado, confiaba en el alfa, porque ambos se aborrecían y sabía que no habría problema, porque ninguno de los dos quería vincularse en ningún aspecto.
—Mierda, mierda. . .
El aroma de sus feromonas salieron a montones, era frutal y dulce, impregnaba las sábanas y toda la habitación, sus cabellos se pegaban a su rostro y sus piernas hacían la lucha por no abrirse. De pronto la puerta fue abierta y un hombre entro, trato de enfocar su vista y sintió que existía el alivio, pero su sorpresa fue que ese hombre, no era V.
—¿Necesitas ayuda, pequeño?
—¡N-No! Tu no. . . Aléjate de mi.
Ese hombre entro, se descubrió el rostro y su mirada boraz le causó temor. Intento pararse y huir, pero fue retenido por el cuerpo robusto de es hombre que por juzgar por su vestir, era un de los hombres que custodiaba la mansión. El aroma de ese alfa era asqueroso, no le gustaba y sus ojos negros le daban mucho miedo, no tardó demasiado en llorar, rogar para que no se atreviera a tocarlo, pero fue en vano, la sucias manos del alfa lo tocaban y le hacían sentir mal, pues no era el alfa que el quería.
—¡Auxilio! Por favor ya suéltame. . .
Su garganta dolía, ya no podía seguir gritando. Su mente trajo a su hermano y al alfa a su campo de visión, como los necesitaba y uno de ellos lo había lastimado, pero el era él único que podía salvarlo y no se encontraba. Incluso decir que lo necesitaba le dolía, pero no podía ocultarlo.
Cerro sus ojos y aunque se resistía, sabía que no tenía elección, no pensó en encontrarse en esa situación, Gustabo siempre lo había protegido de eso y ahora, estaba viviendo esto como una cruel pesadilla. Justo cuando sentía que su zona baja estaba por ser tocada, el ruido de un jadeo y carne, huesos ser perforados, abrió los ojos y entonces un líquido frío cayó sobre su cuerpo desnudo.
—Horacio, ¿Estás bien? ¿No te lastimo? ¡Hablarme!
Volkov no espero cuando presenció aquella escena, desenfundo la navaja que traía consigo y el instinto protector hacía el Omega lo hizo actuar de inmediato. Abrazo a Horacio y lo inspeccionó mientras dejaba que el Omega llorara y pudiera desahogarse, había sangre en sus manos y en el cuerpo del contrario, las sábanas no tardaron en ensuciarse.
—El iba a. . . Yo no quería, mierda.
—Tranquilo, no fue tu culpa, el está muerto, está muerto.
—V. . .
Volkov no pido resistirlo, esa mirada de cachorro, ese sufrimiento, estaba resignado, quería a Horacio, necesitaba a ese Omega. Tomo su mejilla y junto sus labios en un apasionado beso, fue correspondido y eso lo hizo más especial, le brindo calor y se deleitó con ese aroma frutal que se iba formando nuevamente, sintió su caliente piel y se tenso al escuchar el chasquido de sus labios moviéndose contra los de él; ambos se separaron, necesitaban aire y mirarse a los ojos.
—Dime Viktor, Viktor Volkov.
Horacio se sorprendió, por primera vez había escuchado su nombre, pero no solo eso, Volkov estaba retirándose el pasamontañas y no pudo evitar sentir que su pecho salía de su corazón, el maldito era guapísimo, no era como el se imaginaba, era mucho mejor que eso. Quizá era el celo, pero se sentía tan emotivo, algo especial que le brindo felicidad por unos momentos. Abalanzó su cuerpo hacia él y busco su aroma, ocultando su rostro en el espacio de su cuello, aspirando lentamente ese aroma a vodka que lo embriagó y lo volvió loco al instante, Volkov no podía mantenerse cuerdo, pues él era una debilidad nueva descubierta.
Lo tomo en brazos para llevarlo a su habitación, sería extraño hacerlo con un cuerpo allí y sumándole que ambos estaban manchados en sangre, sería bastante bizarro y para nada exitante. Al llegar a la habitación, cerró la puerta con el pie y se apresuró a llevar a la cama al Omega, estaba bastante caliente, temblaba constantemente y la erección que tenía se veía dolorosa. Horacio estaba perdido en el celo, se había olvidado del miedo hace unos minutos, pues cuando los brazos del alfa que quería lo acogieron, solo necesitaba ser tocado por el.
—Por favor, necesito que me toques. . .
Volkov beso su rostro, está vez con delicadeza y miro el rostro suplicante del contrario, la luz del día era bastante buena y podía notar fácilmente que el sonrojo en su rostro era bastante bonito. Aclaro su garganta y mencionó: —Lo haré, Horacio no quiero lastimarte otra vez.
Horacio lloro, estaba nuevamente entre las manos de ese alfa, pero aunque no lo admitiera, su Omega lo haría por el.
—Quiero estar contigo.
Remin
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Tuyo 3 (Volkacio) FINALIZADA
Diversos-No debiste enamorarte de mi-. -Lo siento amo-. Frío y malvado, ¿que me llevó a fijarme en el? Extrañó a mi hermano y mis emociones cada vez son tan... raras. Omegaverse Volkacio Sexta historia Tuyo3 FINALIZADA