24.

6.9K 741 17
                                    

Narra Belfegor

El viaje a durado demasiado, tanto que he notado como el cielo ha cambiado en estos días, los seres mortales desconocen lo que está pasando, pero yo cada vez lo tengo más claro.

Los ejércitos del cielo están siendo llamados a tomar las armas, todos se están preparando, gracias a la ayuda de Dios dispongo entre mis manos del Cayado.

En un principio pensé que lo quería para él, para hacerse valer. Pero de nuevo me equivoqué, él quiere que yo lo porte, que luche por el contra aquellos que han osado desafiarlo y dejarlo en ese estado.

Ahora se que no lleva así en ese estado solo unos años, llevaba tanto tiempo que ni si quiera supo precisarme.

La búsqueda nunca fue fácil, el nunca pone las cosas fáciles, en mi camino surgieron muchas complicaciones, un camino que debía hacer sólo, un camino que mostraría si era digno merecedor de portar su Cayado.

Sentí desfallecer varias veces, pero en mis pensamientos solo estaban ellas dos, por ellas tenía que continuar. Ya ni siquiera me importa si algún día recuperaré las alas, ahora son ellas el centro de mi vida.

Regreso a casa, agotado pero feliz de haber cumplido mi cometido. Me imagino cómo deben andar las cosas en el Inframundo después de mi ausencia, eso algo que resolveré más tarde. Lo primero es saber que Helena y Heba están bien.

Estoy cerca de la casa del Alfa, puedo escuchar ese leve tintineo.

- Mierda! Uno de ellos está aquí. Aceleró mi paso y llego al jardín trasero, allí está Helena parada mirando a él gran árbol que adornaba el jardín, ahora son cenizas candentes. Estoy seguro de que ella cree que a sido un simple rayo.

Yo sé que no es sólo eso, cuando un ángel baja a la tierra lo hace envuelto en un rayo, puedo ver sus grandes alas saliendo de la inmensa oscuridad. Se adelanta, dejándose ver, no puedo negar que su mera presencia impone, todavía recuerdo cuando su espada corto mis alas, Su pelo dorado brilla mientras una suave brisa lo mueve.

Debo de ser rápido, tener cuidado, no quiero que por nada del mundo invoque el fuego celestial, solo con rozar a Helena, este la haría pedazos. Mientras me acerco lo escucho hablar.

- Dame al híbrido o quizás Nefilim. Es lo que he venido a buscar.

- Ella no es eso que tú la llamas, ella es mucho más. Dice Helena enfurecida parece que intenta transformarse en loba, pero Miguel apunta su espada hacia ella, impidiendo cualquier transformación.

- No vas a tocar a mi mujer ni a mi hija, porque osas pisar la tierra, esa que  tanto te desagrada? Le digo acercandome más a ellos, lo suficiente para ponerme delante de Helena.

- Vaya, a quien tenemos aquí! Hace muchos años que no te veía Belfegor ahora, dame lo que vengo buscando? Si no opones resistencia igual la dejo hasta vivir. Dice vanidoso.

- Sabes que eso nunca pasará, digo y dejó que vea lo que tengo entre las manos.  El parece asombrado, intenta retrodecer.

- Como lo has conseguido, como siquiera lo puedes portar? deberías haberte convertido en polvo solo al intentarlo tocar?

- Supongo que desconoces muchas cosas Miguel, Te quiero lejos de mi familia y de mi vista.

- No creas que porque portes el cayado del creador nos va a asustar, no vamos a desistir de nuestro propósito.

- Estás seguro de desatar una guerra con el Inframundo? Sabes que los seres humanos pagarán las consecuencias de tus actos.

- Ellos son simples errores, él nunca debió crearlos, se volvieron sus favoritos, malditos seres inferiores!

- Quedas advertido, esta vez seré yo el que vea tus alas caer. Le digo con desprecio, desplegar sus alas y se aleja en la inmensidad de la noche.

Me giro y veo a Helena al borde del llanto, la abrazo tan fuerte que siento que la voy a dañar. Suelto un poco la fuerza de mi agarré y le digo al oido.

- Ya está, ya no me marcharé nunca más, las protegeré aunque ello suponga perder mi inmortalidad. Ahora vamos dentro, tendrás muchas cosas que contarme y empieza a refrescar.

He hablado con mis guardias, por lo que se ve ha habido revueltas en mi ausencia, lo tenía previsto, ahora ya se quién es verdaderamente mi enemigo. Me creen tonto, pero de eso nada, cada paso que doy, tiene antes un camino recorrido.

Mañana me daré una vuelta por allí, tengo que reunir tropas, aunque tenga el cayado no puedo luchar yo solo, contra tantos. Es imposible salir victorioso sin ayuda.

Helena me ha informado que todos los seres sobrenaturales lucharán a mi lado, pero que solo acatarán sus órdenes. Mi mujercita tiene carácter, ha logrado convencer a todos esos necios. Está lobita no deja de sorprenderme.

El Alfa me tiene de mal humor, el me dedica miradas de superioridad y yo se las devuelvo, me gruñe y le gruño...

Helena y su madre, nos han regañado dicen que parecemos dos chiquillos... Pero es que no lo soporto, supongo que dos líderes bajo la misma casa no pueden traer nada bueno.

De enemigos acérrimos a yerno y suegro, quién lo hubiera dicho. Lo único positivo de esta situación es que Heba está feliz con su abuelo, parece haber creado un vínculo con él.

Todos duermen, está noche no me veo capaz de dormir, tengo que estar alerta, no puedo dejar que se lleven a mi pequeña.

Un escalofrío recorre mi cuerpo, de un momento a otro estoy en otro lugar, "es la casa del creador, ahora lo entiendo todo, estoy inmerso en una vision.

El creador flota sobre su cama, repito la acción de la vez anterior, pongo mis manos sobre su cuerpo y me transportó de nuevo a otro lugar.

Estamos en un prado, corre una brisa agradable, el creador está de pie a mi lado, todo su cuerpo emite amor y calma.

- Belfegor, tendras que liderar tu solo está guerra, no te podré ayudar, todos los ángeles han formado coalición con los Arcángeles, me equivoqué ahora lo sé, no debí crear diferencias entre unos y otros. En mi corazón todos son iguales. Pero ellos solo aprovecharon mi debilidad para dejarme así.

- Padre, tengo tu cayado si te lo devuelvo podrás acabar con ellos.

- No es tan fácil atravesar las puertas del cielo, ellos creen que estoy sumido en un profundo sueño pero no es así, escucho todo y se cada paso que dan. Solo te pido una cosa, no hagas las cosas como yo, no seas cruel, no todos tienen pecados. Algunos simplemente no tienen opción.

Yo asiento con la cabeza. Y miro con amor al creador.

- Es el momento de dejarte marchar, lo harás bien, tienes el cayado y también la tienes a ella. Ella es una parte muy importante del plan. Ella te ayudará a ganar la guerra, no la menosprecies solo por ser una loba, ella es más fuerte de lo que crees."

Vuelvo al patio trasero, miro al cielo, las nubes rojizas y los truenos son mala señal, no creo que la guerra tarde en llegar, supongo que en unos días todo llegará a su fin.

Tengo que buscar un lugar seguro para Heba, ahora se que Briana es la que la debe cuidar. Uzziel seguirá a Helena hasta el fin del mundo. Está noche va a ser muy larga..


Alfa HelenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora