26.

6.6K 715 20
                                    

Narra Belfegor

Disponemos de poco tiempo, mis hermanos también han visto las señales, a si que la conversación a sido breve. No es necesario dar explicaciones cuando no se necesitan. Todos están dispuestos a luchar, se que sus motivos son diferentes, ahora eso no importa demasiado, los problemas mejor de uno en uno.

Lucifer es el menos convencido, fue el que más dañado quedó, el nunca lo reconocerá pero él era uno de los preferidos del creador, su castigo fue justo, su vanidad y ambición no conocían ningún límite.

Flashback

- Lucifer, tú eres parte de esto tanto o más que nosotros. Tú fuiste el primer caído, tu hermano Miguel, tu hermano mayor, nunca se apiadó de ti, corto tus alas y te envío aquí, para quemarte en el averno. Parece que no recuerdas todo el daño que te hizo? Le digo.

He jugado bien mis cartas, no le he dicho que el principal motivo de la guerra es por no querer entregarles a mi bebé. Le hecho creer que es algo personal, es lo que deseo. Solo le he dado lo que quería escuchar.

- Está bien, iré a la guerra. Está vez seré yo el que les corte las alas. Dice Lucifer enardecido.

Muy bien, ya tengo al Inframundo de mi parte! No les he dicho nada del Cayado, creo que es mejor que no lo sepan por el momento, si supieran que estoy al lado de Dios, que yo lo pude perdonar, tendré graves problemas.

Fin del Flashback

Está amaneciendo, aunque desde hace semanas el cielo está cubierto. Apenas quedan veinticuatro horas para que se desate la guerra, una nunca vista por la humanidad.

Me despido de mi hija y de Briana, doy órdenes explícitas a mis guardias. Se que estará bien pero aún así no puedo evitar preocuparme. Quién diría que en menos de un año mi vida cambiará tanto.

- Uzziel vamos a fuera, necesito hablar contigo. Por primera vez en mucho tiempo me trago mi orgullo y le trato con respeto.

El me acompaña fuera de la casa, comienza a rodear lo que antes fue un árbol y ahora solo son cenizas candentes.

- Yo no te caigo bien y tú a mí tampoco, pero por el bien común debemos trabajar juntos, necesito que alejes de aquí a tu Manada, deberán alejarse al menos 100 km. No debe haber ningún ser vivo en esa zona, nunca has visto luchar a los ángeles, si creías que lo habías visto todo. Espera a que lleguen.

- Está bien, te tolerare por una extraña razón, que aún no logro comprender, mi hija parece ser que te quiere y por otro lado está mi pequeña Heba, espero de corazón que no nos la juegues! Se que no puedes morir a mis manos, pero si puedo hacerte sufrir y mucho. Dice en tono amenazante.

Cosa que me produce gracia, ya veo de quién ha heredado el orgullo y la valentía mi lobita. No voy a decir nada al menos por el momento. A esta familia les gusta creer que son ellos los que controlan el poder.

Dejaré que lo sigan creyendo, al menos por el momento.

- Papá te estaba buscando, es hora de llamar al Consejo y que traigan a todas las tropas, dice Helena desde el dintel de la puerta.

El Alfa se marcha con mi lobita, es hora de que yo también llamé a los míos, deben de estar preparados antes del alba. Hoy será un día muy largo..

No he tenido tiempo de nada en todo el día, apenas he visto a Helena, tenemos instalados los campamentos, exactamente dos, bien separados y delimitados. Ellos no quieren estar cerca de nosotros y los míos tampoco de ellos.

Helena me acaba de informar de que cuenta con unos dos mil soldados, de diferentes especies. Nosotros debemos estar cerca de los cien mil.. espero que con nuestras tropas sea suficiente para contenerlos y poderlos eliminar.

Ellos son menores en número, pero cada uno de ellos vale por diez. También les he explicado atraves de Helena, que solo disponen de un punto débil, si bien esto no los matara pero los debilitará y les hará perder poder.

Es simple, solo tienen que conseguir cortar sus alas, es fácil de decir pero no les va resultar una tarea sencilla.

Miró por última vez a mi mujer,ella está imponente, justo al lado está su padre. Ellos lideran a todos los seres sobrenaturales, en tan solo unos segundos ya no veo a esa linda mujer, ahora hay una gran loba de ojos dorados.

El creador no podría haberme dado a nadie mejor. Ella es lo mejor que me había pasado en mucho pero en mucho tiempo.

Miró a mis tropas, a mi derecha se encuentra Lucifer, además de los otros cinco príncipes del inframundo.
Los siete somos los más fuertes, una vez fuimos como ellos, pero con la diferencia de que nosotros perdimos las alas.

Quizás hoy pueda cambiar todo, y volver la tortilla del otro lado. Con la única diferencia de que yo no permitiré que se adueñen del paraíso. Si ganamos le devolveré el poder al creador. Todo necesita un equilibrio. El bien y el mal, la luz y la oscuridad...

Los primeros rayos comienzan a caer, puedo vislumbrar a los siete arcángeles: Gabriel, Miguel, Rafael, Metatrón, Azrael, Raziel y Sariel.

Ellos lideran a los ángeles del cielo en está batalla, ellos los preferidos de Dios, los que impartian justicia divina, no son mucho mejores que nosotros. Pero ahora mismo lucen mucho mejor que nosotros con ese brillo y esa aura rodeando sus cuerpos.

El momento ha llegado, no hay vuelta atrás. Sostengo el Cayado con mi mano derecha.

Ahora es la mano de Dios.

Me dirijo junto a mis hermanos a su encuentro. Las cartas están echadas, es la hora de enfrentar el bien contra el mal, a la luz contra la oscuridad, el yin y el yang.

La única diferencia es que ellos no son tan buenos ni tan puros como deberían. Y nosotros por lo menos algunos no somos tan malos.

Alfa HelenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora