Alfa Helena

12.

Capitulo dedicado a RachelVE
La última vez la deje sin detalles y está vez se los di todos. ☺️

Capitulo 🌡️🔥

Ya es el momento de regresar, me he despedido de todos antes de que él venga a por mi. No quería dramas, es lo que menos necesito, además está vez llevo el cargador del móvil, si lo necesitamos podemos hablar,  y sobre todo  me llevo la maleta.

No sé cuánto tiempo estaré está vez? No tengo ni idea, voy concienciada de que pueden ser más de quince días. Reconozco pero nunca ante él, que lo he echado de menos, su toque, su olor, hasta su mal genio he echado de menos...

Llevo apenas cinco minutos esperando y ya se me ha hecho una eternidad, está vez no quiero que se enfade nada más llegar. No tendrá que esperarme porque ya estoy aquí. Cinco minutos después el aparece, mi corazón bombea rápido, mi loba aulla en mi interior.

Se acerca a mi y hace algo que jamás podría haber imaginado. Atrae su cuerpo hacia el mío y me besa, me besa de una forma desconocida, como si de verdad pudiera sentir amor por mi. Es un beso cargando de añoranza, pasión y ternura. Este beso es natural, espontáneo y sin ningún tipo de reproche.

Avanzamos en silencio, mi mente todavía trata de procesar el beso de hace un rato. El camino no se hace largo, más bien corto, el silencio de la noche, el murmullo de árboles hacen que me sienta tranquila y cómoda.

El olor a azufre se hace notable, estamos cerca, no sé si alguna vez me podré acostumbrar a este olor, sinceramente creo que no.

Odio tanto las reverencias, porque me tienen que hacer las reverencias también a mí, a mi esto no me gusta, no va con mi persona, pero tampoco es momento de comezar una guerra que desde el minuto cero se que ya está perdida.

Dejo mi maleta en la habitación, el se marcha y me deja sola, desde que nos hemos visto no ha abierto la boca, bueno solo cuando me beso pero eso no cuenta..

Dejo mi ropa en el vestidor, la verdad es que tampoco traje mucho, solo lo necesario y lo más cómodo. Y sobre todo nada de vestidos, espero no tener que usarlos.

Son casi las dos de la madrugada, así que decido darme una ducha y meterme en la cama, mañana ya decidiré lo que hacer mientras esté aquí.

Salgo del baño, cubierta por tan solo una toalla, es demasiado pequeña pero no me di cuenta y no prepare una más grande. Por lo menos tapa dónde tiene que tapar.

Levanto mi mirada y lo veo allí, parado junto a la ventana, su torso desnudo, bronceado, musculado.. hace que mis piernas tiemblen, en ese preciso momento me doy cuenta de que apenas una toalla cubre mi cuerpo! Volteo mi cuerpo ye dirijo al vestidor.

- Helena espera no te vayas, hay algo de lo que quiero hablarte. Dice sin dejar de mirar por la ventana.

- No estoy visible! Dame unos minutos y podremos hablar. Digo un tanto avergonzada.

El se voltea y me mira, su mirada recorre mi cuerpo, haciendo que este se estremezca, añorando su calor.

- Estás perfecta, por mi siempre estarías así, bueno sin toalla sería lo perfecto. Dice acercándose a mi. Ese acto solo produce que mi cuerpo tiemble y mi cara cambie de color por el rubor de sus palabras.

- He pensado en lo que me pediste, ahora que eres la reina puedes tomar decisiones, siempre cuando no te saltes las reglas, hay ciertas normas que ni yo mismo puedo cambiar. Dice mientras sus dedos acarician lentamente mi piel...

Besos húmedos recorren mi cuello, el calor recorre mi cuerpo, la sensación de presión baja por mi abdomen. Sin poder evitarlo,mis manos acarician su pecho, mis dedos delinean sus abdominales.

Retira la toalla, me observa y me mira como un depredador acecha a su presa. Está vez no tengo vergüenza, mi cuerpo lo reclama, no me importa si con el todo es brusco, aveces hasta un poco duro. Se que lo deseo, ese es mi único pensamiento. Quita su ropa mostrando todo su esplendor.

No puedo evitar mirar su miembro, es grande yo diría que demásiado, está en su plenitud y apunta directamente hacia mi.

Me cubre con su cuerpo, los besos se vuelven bruscos y desesperados. Se separa de mi y susurra sobre mi oído.

- Está noche, no quiero ser brusco, solo quiero proporcionarte placer, parame si m vuelvo brusco, es algo que no se hacer, pero hoy lo quiero intentar contigo.

- Ni siquiera tengo palabras, esto no me lo esperaba y menos viniendo de don egocéntrico, pero algo ha debido de pasar en mi ausencia, lo del beso ya a sido extraño pero esto se lleva la palma.

Su lengua recorre mi cuerpo, baja por mi vientre para bajar hasta mi sexo, abre mis piernas y se sumerge en el, lame, mordisquea, subciona y penetra con su lengua. Lo que hace que grite, pero aquí no hay dolor solo un profundo placer. Esos movimientos solo hacen que alcance el climax gritsndo su nombre.

- Belfegor.. Belfegor.. Belfegor..

No soy consciente de que he gritado su nombre hasta que mi cuerpo deja de temblar y se recupera de los espasmos de placer. Se aleja un momento de mi, me mira a los ojos y me pregunta:

- Te he echo daño? He intentado controlarme lo mejor que he podido. Esas palabras tiran otro muro de mi corazón, se preocupa por mi, no puede ser verdad, en diez días me lo han cambiado.

- No me has echo daño, es más nunca antes había sentido tanto placer. Le digo un tanto avergonzada. Sonríe.. es la primera vez en todo el tiempo que lo conozco que le veo sonreír. Está noche para nada está resultando lo que esperaba.

- Todavía te voy a dar más placer, esto solo acaba de empezar, dice mientras de un solo movimiento me penetra llegando hasta el fondo de mi ser, eso produce un gemido por mi parte.

Sus movimientos son lentos al principio, van adquiriendo velocidad poco a poco, no aguanto esto yo necesito más. Me armó de valor y le digo

- Más deprisa, más deprisa, por favor...

- Si lo hago más deprisa, será más duro, te puedo dañar y no es lo que quiero.

- No importa, estaré bien, no soy tan débil como crees. Le digo y agarró su trasero con mis manos, pegando más mi pelvis a la suya.

Esto parece que lo enciende, acelera sus embestidas, están son más fuertes, algunas me causan dolor pero el placer las envuelve, de nuevo esa presión en mi sexo desencadena en mi segundo climax de la noche, haciendo que mis piernas pierdan fuerza y mi cuerpo se deje caer. Minutos después es él, el que alcanza la cima de su placer, derrumbándose sobre mi. Durante unos segundos, para no dejar todo su peso caer sobre mi cuerpo.

Se retira lentamente y se coloca a mi lado, me abraza y huele mi pelo.

Estoy confundida, hoy no hemos fallado, hoy hemos hecho el amor, yo lo he sentido así, dónde ha ido el demonio con el que me case, ese que es incapaz de mirar por alguien que no sea él. Quizás mañana vuelva el antiguo Belfegor pero por el momento, por esta noche voy a disfrutar de este nuevo Belfegor.