Reencuentro.

257 38 5
                                    

-Jackson Hargreeves.-

Hace como una hora ocurrió aquello de mi brazo, y no volvió a ocurrir nada más.

No sé que pensar de ello, mamá sigue creyendo que puede ser peligroso, y por supuesto que puede serlo, por qué no sabemos si todo esto era posible, pero a fin de cuentas, yo tampoco sabía muchas cosas de lo familia hasta hace dos semanas atrás, ¿No?

Hasta dónde sé no es muy normal enterarse que tus padres te mintieron toda tu vida sobre su pasado.

Si, sigo molesto por eso, pero no puedo reprocharles nada ahora; En especial por qué aún me siento culpable de haber discutido con papá antes de irme, me gustaría disculparme con él, pero no está aquí.

Escucho una especie de explosión proveniente de el patio, y una potente luz azul entra por la ventana de mi cuarto. Me acerco a esta para poder ver mejor, y veo una especie de portal en el aire.

Corrí escaleras abajo procurando no caerme, por qué ya me pasó dos veces por bajar apurado.

Veo que mamá y Lila ya están afuera en la entrada, viendo aquél vórtice azul flotar en el aire y haciendo ruidos extraños, cómo si fuese a estallar.

—¿Crees que sean los lunáticos?— Le gritó mamá a Lila, ya que el vórtice hacia mucho ruido y apenas se la podía escuchar bien.—

—¡Pues espero que no!— Respondió de la misma forma.—

—Vaya, cuánta fé nos das.— Dije del mismo modo que ellas, tapando mis ojos de la potente luz del vórtice.—

El portal se abre más, y algo cae de él antes de cerrarse por completo.

Cuando saqué las manos de mis ojos por las luz, los ví.

Tres personas en el suelo. Dos de ellas que podría reconocer desde muy lejos.

—¡Jack!— Exclamó Emily al levantarse del suelo.—

—¿Emily?— Dije confundido, aún sin entender cómo había llegado hasta aquí.—

Ella corre emocionada y se avalanza sobre mi, haciendo que los dos caigamos al suelo. Intuitivamente comenzamos a reír por la escena tan patética.

—¡Estás aquí!— Chillé.—

—¡Pero por supuesto que sí, gran tonto!—

Suena bobo, pero hasta extrañaba que me insulte.

—¡Cinco!— Exclamó mamá, para ir rápidamente a abrazar a papá, que acababa de levantarse del suelo.—

Emily y yo vamos hacia ellos, y nos reciben en su abrazo, el cuál permanece por unos momentos, que se sintieron sumamente reconfortantes después de tanto tiempo.

Lila y Dominic se sonríen mutuamente, en firma de reconocer el buen trabajo que habían echo por volver, o eso fué lo que entendí.

—¿Podemos irnos? Este lugar apesta.— Habló Lila, cruzándose de brazos.—

Todo estaba pasando tan rápido que apenas puedo procesarlo, ellos volvieron, por cierto, vistiendo muy extraño, y de pronto nos volveremos a ir, me van a volar el cerebro.

Sin mucho más que decir, tomarnos nuestras manos, y esta vez sujeto la mano de Emily firmemente, y nos vamos.

(...)

—¿Y ahora en dónde estamos?— Preguntó Emily, viendo al rededor.—

Las paredes eran de color gris metálico, con una franja azul justo en el medio de forma horizontal, recuerdo bien la última vez que estuvimos por estos pasillos.

La profecía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora