Código negro.

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-Jack Hargreeves.-

—¿Nos vamos?— Pregunta Emily tomando mi mano.—

—Si, vámonos.— Le respondo yo.—

—Recuerda, debemos llegar antes de las nueve.—

—Es justo después de la última clase, así que llegaremos a tiempo.—

—Okey... Entonces vamos.—

Sé que probablemente la única razón de que estemos haciendo esto, es por qué Emily quiere verme feliz después de todo lo que estuvo pasando desde ayer; Y la verdad es que a mí no me desagrada la idea. Además, no corremos peligro real, cómo dijo papá, fueron solo medidas de seguridad, no hay de que preocuparse.

Nos esforzamos para que nuestras manos comiencen a brillar, y en cuestión de unos cuantos segundos ambos sentimos el fuerte impacto contra el suelo.

—Auch...— Se queja Emily.— Ay que practicar los aterrizajes.—

—Ya..— Le digo yo.— ¿Si lo hicimos bien?—

Ella se pone pie y voltea a ver al rededor.— Todo parece normal.—

—¿Qué hacen en esos arbustos?— Pregunta Lorelai, quién acababa de llegar.—

—Nos caímos.— Le dije yo. No sé que tan buena idea es decir lo primero que se me venga a la cabeza.—

—Ajá.. ¿Y por qué no tienen sus uniformes? Ni sus mochilas..—

Mierda, nada se le pasa.

—Fué una noche complicada.. —Murmura Emily, saliendo de los arbustos seguida de mi para entrar a la escuela.— Tenemos un cambio de uniforme en el casillero, al igual que nuestros libros, no hay que preocuparse por eso.—

—¿Qué tienen ahora?— Les pregunto yo a ambas mientras entramos a la escuela.—

—Matemáticas.— Bufa Lorelai de mala gana.—

—Tambien yo. —Dice Emily.—

—¿Y tú qué tienes ahora?— Me pregunta Lorelai.—

—Entrenamiento, y luego historia junto con Emily.— Le respondo yo.—

—Bien, nos vemos luego.— Me saluda Emily.—

—Adiós.— Les digo yo.—

-T/N Hargreeves.-

Me despierto y lo primero que hago, instintivamente, es buscar a Cinco, primero en la cama, hasta que recuerdo que no está ahí, y luego con la vista por toda la habitación, dándome cuenta de que no estaba allí.

Una puerta se abre, asumo que era la de el baño, visto que Cinco sale de allí acomodándose la ropa, aún con el cabello mojado. Él voltea a verme y hacemos un corto e incómodo contacto visual.

—No era mi intención despertarte.— Dice él.—

—Tranquilo, no lo hiciste.— Le respondo yo. Creo que esto no podría ser más incómodo.—

Volteo a ver el reloj, son las ocho de la mañana. Me levanto y busco en la mochila un cambio de ropa para ir a bañarme, y cuando estoy a punto de entrar al baño, Cinco decide hablarme.

—Iré a buscar a Dominic. —Yo volteo a verlo, demostrándole que tiene mi atención en ese momento.— Cuando termines buscamos a los niños y les explicaremos todo, y también a ti.—

La profecía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora