Fiebre.

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-T/N Hargreeves.-

—Voy a hablar con ella.— Dijo Jackson, para levantarse y dirigirse a la habitación de Emily.—

¿Bueno?

—¡Hola!— Dijo Cinco entrando al apartamento.— Perdón por la tardanza.—

Volteé a verlo con una sonrisa.— Hola.—

Extendí mis brazos y Cinco se recostó en el sofá, apoyando su cabeza en mis piernas.

Le dí un beso en la frente.—¿Cómo te fué?— Dije acariciando su cabello.—

Él suspiró.— La oficina es un desastre, todo dejó de estar en orden desde que me fui, no es difícil de solucionar pero si es tardado.. Fuera de eso, todo bien.— Me sonrió.—¿Y a ti?—

—Bien, creo.— Respondí.—

—¿Eso crees?—

—Bueno, Dan supo ocuparse bien de las cosas adentro del set, además de que tenemos todo un equipo para que se ocupen de que todo esté bien aunque nosotros dos no estemos..—

—¿Aquí viene un ''pero'' no?—

—Pero..—

—Ja, lo sabía.— Ambos reímos.—

—Pero, Dan quiere que participe en la película.—

—¿En serio?— Asentí.— ¿Eso es malo?—

Solté una risita.— Técnicamente no.—

—¿No quieres hacerlo?—

—No lo sé.. Es una escena corta, no serían más de diez minutos en la pantalla, pero es una escena muy importante para la trama, y Dan quiere que yo lo haga por qué dice que creó al personaje pensando en mi, además de que siempre dice que debo actuar en algo por qué tengo 'talento natural para eso' según él.—

—Bueno, si me pides mi opinión, creo que deberías intentarlo, si es lo que quieres.—

—Supongo..—

—¿Qué papel es?—

—La protagonista está resolviendo un misterio de su pueblo, y va a hablar con una detective retirada que se hizo cargo del mismo caso unos años atrás.. Yo seria la detective.—

—Me gusta como suena.—

Escuchamos como la puerta de la habitación de Emily se cerró con fuerza, y luego la de Jack también.

Cinco y yo nos volteamos a ver confundidos.

—¿Deberíamos preocuparnos por eso?— Me preguntó.—

La verdad, no tengo ni idea.

—Supongo que sí.— Suspiré.—

—¿Deberíamos preguntarles?—

—No lo creo.. Digo, hay que dejar que lo resuelvan.—

—Está bien.— Se reincorporó y sonrió al verme.— Yo cocino la cena.—

—¿Seguro?—

—Si, yo me encargo.— Sonrió y me dió un corto beso.— Te amo.— Dijo para después levantarse y caminar hacia la cocina.—

—Yo también, pero no quemes nada esta vez.— Reí por lo bajo.—

—¡Eso sólo fué una vez!— Me reclamó.—

La profecía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora