La profecía.

Jamás te había visto así.

-Emily Hargreeves.-

Desperté aturdida, y al abrir los ojos pude notar que estaba en mi casa, en mi habitación para ser exacta.

Es extraño, lo último que recordaba era una fuerte luz blanca, Y antes de eso... A Jackson, los hombres que nos tenían esposados a la pared, todo lo que pasó en ese lugar.

Volteé a ver a mi al rededor, estaba sola en la habitación, pero oía voces provenientes de la cocina, probablemente de mis padres.

Me levanté de la cama, parecía ser de noche y yo aún seguía con el uniforme de la escuela, pero sin que eso me importe, me dirigí hacia la puerta. Me encuentro a Jack en frente de mi, quién acababa de abrir la puerta de su habitación.

Vino rápidamente hacia mi y me dió un fuerte abrazo, el cuál correspondí de inmediato.

—¿Estás bien?— Me preguntó sin separarse ni un poco.—

—Lo estoy.— Afirmé.— ¿Y tú?—

—Si, eso creo.— Dijo separándose de mi.—

Comencé a caminar hacia la sala, y Jackson me siguió hasta allá.

—Que bueno que despertaron.— Dijo mamá al vernos, y nos abrazó a ambos a la vez.—

—¿Ven? Les dije que despertarían.— Habló Dominic.—

—¿Están bien?— Preguntó papá.—

—Si, estamos bien.— Dijo Jackson, cuando nos separamos del abrazo de mamá.—

—Gracias al cielo que lo están.— Dijo mamá.—

—¿Al cielo?— Preguntó Dominic.— ¿Y a mí qué, que me parta un rayo?—

—Tú los perdiste en primer lugar.— Dijo papá frunciendo el ceño.—

—Si, pero sin él no nos hubiesen encontrado.— Interrumpí y volteé a ver a Dominic.— Así que gracias.—

Él me dió una media sonrisa y asintió con la cabeza, feliz de que le hayan dado crédito, o mejor dicho, de que haya dicho lo que realmente ocurrió.

Por qué si, no pudo evitar que nos llevaran a ese lugar, pero si no fuese por él tampoco hubiéramos salido de allí, sólo él sabía en dónde estábamos.

—Si, gracias..— Habló Jackson.— Digo, por primera vez tienen razón.—

—Pues no hay de qué.— Respondió Dominic.—

—Hay algo que quiero saber..—

—¿Que cosa?— Preguntó papá.—

—¿Qué fué lo que pasó? Lo último que recuerdo es.. Que nos liberaron y nos abrazamos, fuera de eso, nada más.—

—También recuerdo eso.— Dije yo.— Y una fuerte luz blanca.—

—Bueno, eso es fácil de explicar.— Habló Dominic.— Cuando están juntos en un momento crítico, o con emociones demasiado fuertes sus poderes se fusionan, llegando a su nivel máximo, lo cuál es muy peligroso ahora que no saben controlarlo.—

—Además, encontramos esto.— Dijo mamá, mostrándonos unos papeles.— Lila los encontró sobre una mesa, estos tipos trabajaban para la encargada.—

—¿La encargada?— Pregunté.— ¿Esa quién era?—

Papá suspiró.— Es una muy, muy larga historia.—