Diez minutos

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Odio el silencio, es un elemento común en la vida de las personas y tarde o temprano lo acabas sufriendo a lo largo del día, pero yo lo odio, hay quien dice que el silencio es necesario, tener tiempo para ti, reflexionar sobre ti mismo y quizás incluso llegar a una epifanía donde descubrir cómo mejorar como persona.

Para mi es soledad, el silencio es la mayor representación de la soledad y lo más gracioso es que yo me autoimponía ese silencio y esa soledad que acarrea, era yo la que decidía encerrarse todos los findes para estudiar sola en casa y en realidad era todos los días de la semana, tenía un horario que seguir, unos estándares a los que llegar, unas notas que alcanzar y todo para conseguir la aprobación de las personas que me enseñaron lo que era la soledad, visto así parece hasta patético.

Por suerte Glimmer y Bow dijeron tajantemente "No", aunque no fue un no al uso, la verdad aun podía vislumbrar la conversación que tuvimos.

- ¡Apenas te vemos fuera de la escuela! - Gritó de repente la peli rosa. -Esperaba que tu tarde o temprano te dieras cuenta de que es algo enfermizo que te encierres todo el día con un horario capaz de matar del estrés a un universitario ¡Pero no pasó! - Bow carraspeó, observando con reproche a la menor.

-Lo que Glimmer quiere decir, es que desde que entraste a la secundaria empezaste a desarrollar un estilo de vida...- El más alto dudó sobre como terminar aquella frase.

-Insano, - Intervino Glimmer. - Nocivo, toxico, perjudicial, demente, insensato ¿Continuo? - Bow le dio un leve golpe con el dorso de la mano en reproche.

-Con este ya serian dos años consecutivos con ese estilo de vida.

- ¿Qué tal si buscamos otra solución? - Mi mejor amiga se puso frente a mí y apoyo ambas manos sobre mis hombros, con una son risa triste en su rostro. - ¿Por favor?

Eso fue a finales del segundo curso, hace dos años y desde ese día era rara la tarde que no pasábamos juntos siguiendo mi horario, por supuesto los fines de semana se mantuvieron como estaban y ante una posición tajante por mi parte, dado que por mucho que intentaran no entretenerme no rendía igual sola que acompañada, decidieron dejarlo así.

Mirándolo así quizás es por eso que le agarré cariño tan rápido a la castaña, ni siquiera lo hizo adrede, no vino y me dijo a la cara no pases los findes sola, no fue así para nada, simplemente fue casualidad una casualidad que consiguió sacar casi por completo el silencio de mi vida.

No sabía qué hora era, pero aun no sonaba la alarma, así que todo bien, abrí los ojos lentamente solo para encontrarme un par de iris disparejos de frente, generalmente me habría asustado, pero sus ojos eran tan característicos que mi cerebro no llego a procesar la sensación de pánico antes de que la alegría lo inundara.

- ¿Qué haces? - Hablé con voz ronca y grabé debido a la que recién me estaba despertando.

-Observar. - Susurró la mayor como si fuera algo consentido. No pude evitar soltar una pequeña carcajada apagada, consiguiendo que ella ensanchara su sonrisa.

- ¿Qué observas? - Susurré para seguirle el juego, Cat se encogió de hombros antes de recoger uno de mis mechones tras mi oreja. - A ti. - Dijo con total normalidad, como si esas palabras no hicieran estragos en mi sistema.

- ¿Y por qué susurramos?

-Para no despertarte. - Alcé una ceja confundida.

-Creo... que ya estoy despierta.

-Eso tiene fácil solución. - Volví a reír por lo bajo.

-Parece que alguien se despertó de buen humor. - Ahora fue la morena la que rio.

Típica chica mala. (Catradora AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora