Dentro de su inexpresión se podían notar muchas facetas, aunque nadie se preocupaba por conocerle tanto como para llegar a poder distinguirlas. Quizás era eso lo que me hacía sentir tan especial cuando estaba a su alrededor, ser la única que podía ver más allá de su mala conducta y su constante ceño fruncido, siempre presente con la única intención de apartar a las personas de su portadora.
La típica chica mala con más que seguros antecedentes delictivos, al menos así la describiría cualquier persona que se cruzase con ella, tanto en el instituto como en la calle. Tal vez se sentirían defraudados cuando descubrieran que no tiene antecedente alguno en su inexistente informe policial, no les puedo culpar, hasta yo le prejuzgue sin llegar a intercambiar palabra con ella.
Con total sinceridad puedo decir que me arrepiento de haberla tomado por delincuente, pero en mi defensa diré que los tatuajes, su forma de vestir y su cara de pocos amigos me engaño por completo. Aunque yo mejor que nadie se que esa palabrería no son más que simples excusas para poder conseguir sentirme menos culpable. Ya puedo decir que no funciona, lo peor es que me da miedo decírselo, pues no puedo descifrar como reaccionaria ante el hecho de que yo misma le miré con esos ojos de juez que tanto aborrece. La verdad prefiero ir sobre seguro puesto que no soporto la idea de que me deje de hablar, ha habido noches en las que he sufrido pesadillas por ello.
Es bastante curioso el pensar que en un principio esos tatuajes de tinta negra eran una de las muchas cosas que me asustaban de ella. Pero ahora el ver sus brazos de piel morena en contraste con el negro puro de los tatuajes es una de las cosas que más me gustan apreciar de su persona. Por alguna razón pase de ver los tatuajes como una característica por la cual temerle a un rasgo que la hace única.
El día que la conocí era un día normal, hacia sol, pero no calor y aunque nos encontrábamos en pleno otoño no es que fuera un día especialmente frio. Fue uno de esos días en la que la suerte me sonrió permitiéndome hacerle caso al sonido del despertador y poder levantarme nada más apagarlo con un inusual exceso de energía, mis padres tenían el día libre por lo tanto seguían durmiendo, con ese dato en mi cabeza me vestí en silencio y baje a hurtadillas a la cocina, desayune con todo el sigilo que me permitía el choque de la cuchara contra el cuenco de los cereales y en poco menos de media hora ya estaba en plena calle, normalmente tardaba unos 15 minutos en llegar hasta el instituto a pie, pero solo me tomaba unos cinco en encontrarme con un enorme flujo de personas con mi mismo uniforme, dirigiéndose a mí mismo destino.
Esto era lo normal siempre y cuando me levantara a mi hora. Así pues llegado el momento me uní a ese flujo de personas, entre ellas pocas eran las que iban solas, la mayoría iban hablando o bien en pareja o bien en grupo ya fuera porque se habían encontrado de casualidad camino a la escuela o porque ya habían quedado con antelación para ir juntos. Fue mientras pensaba en eso cuando noté algo extraño y es que un inusual jaleo se estaba formando tras de mí y solo parecía ir en aumento, nada mas girar mi cabeza pude determinar perfectamente el porqué, al instante pude ver una silueta que sobresalía de las demás era una mujer o más bien una chica a juzgar por el uniforme escolar, aunque ni su cuerpo ni su actitud podían corroborarlo. Aquí diré con exactitud el primer pensamiento que tuve: "Una completa delincuente".
Tras observarla y darme cuenta que a esa velocidad acabaría adelantándome decidí, casi por instinto, apartar la mirada dándole pequeños vistazos de reojo hasta que alcanzo mi posición y me acabó adelantando. Fue en ese momento que solté el aire que, sin saberlo, estaba reteniendo en mis pulmones.
- ¿Has visto eso?
- ¡AH! -Una voz apareció de pronto en mi oído derecho sobresaltándome en sobre manera, quizás porque estaba distraída o porque aquel individuo me había puesto alerta, no estoy segura- ¡¿Glimmer?!
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Típica chica mala. (Catradora AU)
RomanceAl final todos pasamos por una etapa en nuestra vida en la que nos atraen los chicos o chicas malas, los típicos macarras. El día a día en el instituto de Adora se verá severamente cambiado debido a la presencia de una nueva alumna que, a pesar de s...