¿Cómo llegué a este punto? Podría haber hecho tantas cosas de forma deferente, pero simplemente no quise, pensé que no debía insistir, que pasaría de forma natural y, sin embargo, aquí estoy, observando este trozo de madera como si en él estuvieran grabados la soluciones a todos mis problemas, como si de un momento a otro fuera a soltar alguna especia de rayo láser para quitarme esta estúpida barrera del medio. Pruebo a girar el pomo por quinta vez y por quinta vez recibo el mismo resultado, el pomo se gira, la puerta no cede y decido maldecir al que tuvo la brillante idea de inventar los pestillos.
"Te vas a romper."
- ¿Catra? - Un sonido nasal fue todo lo que pude responder mientras me obcecaba en observar aquel folio repleto de números, por supuesto hacia mucho que había dejado de hacerle caso a la existencia de los ejercicios, pero aquella textura blanca me pareció el lugar perfecto para perderme en mis pensamientos. Una pequeña carcajada sonó a mi lado. - ¿Quieres que hagamos un descanso? - La respuesta a esa pregunta iba a ser un no y parece ser que mis intenciones estaban grabadas en mi rostro cuando giré la cabeza para mirarla, porque antes de poder decir nada se inclinó sobre mí con un puchero en su rostro. Si, para mi desgracia Adora acabó por descubrir que la cercanía y sus pucheros eran mortales para mí, es decir le tomo como poco más de dos meses, pero lo descubrió y ahora era mi perdición. Pero también era algo de lo que sacar provecho, algo que hacía a menudo, por lo que Adora no se sorprendió cuando me incliné para besar suavemente sus labios, este era un tipo de beso que me encantaba, porque en cierto punto podía notar como Adora trazaba una sonrisa en medio del beso.
- ¿Eso es un sí? - Preguntó con inocencia tras separarnos, pero manteniendo aquella cercanía que sabía que me mataba. No respondí, por otro lado, lo que decidí fue poner mi mano en su nuca para volver a acercarla a mí, profundizando un poco más el beso, no salía de la categoría de tierno, pero era lo que me interesaba en aquel momento.
Sabía por qué Adora estaba insistiendo tanto, y es que seguramente hacía rato que se habría hecho evidente que mi capacidad de atención estaba desbordándose, pero no quería darle la razón, porque cuando eso pasaba, generalmente, eso implicaba sacarla de su rutina y sacarla de su rutina implicaba una ansiedad que no iba a admitir. Por supuesto Adora se dio cuenta de que la mayoría de veces que me negaba al descanso no era por no necesitarlo, sino por no importunarla, es decir, tardó, pero se dio cuenta al menos, el problema con eso es que fue cuestión de tiempo que buscara alguna excusa como...
-Podemos practicar vóley mientras, me vendría bien practicar. - Exacto, no lo voy a negar, usar su práctica de vóley para hacerme sentir menos mal era algo ingenioso, pero obvio. Suspiré.
-Princesa...- Regañé.
- ¿Qué? Estoy dentro de las candidatas para ser elegida como capitana para el próximo curso, no me vendría mal practicar un poco más y tú no vas a dejar que me exceda. - Si no fuera una excusa tan obvia tendría una lógica impecable.
-No quiero descansar, estoy bien.
-Obviamente, - Respondió con rostro inocente. - Porque es bastante normal tardarse 20 minutos en leer el enunciado de un ejercicio.
- ¡vein...! - Volvía a mirar aquella hoja, prácticamente boquiabierta ¡¿VEINTE MINUTOS MIRANDO AL VACIO A LOS OJOS?! Bufé con frustración. - Necesito un descanso. - Adora tarareó victoriosa ante mi respuesta.
- ¿No me digas? - Preguntó con suficiencia. Me encorvé sobre el respaldo de la silla soltando un quejido que habría hecho sentir orgullosa a Mermista.
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Típica chica mala. (Catradora AU)
RomanceAl final todos pasamos por una etapa en nuestra vida en la que nos atraen los chicos o chicas malas, los típicos macarras. El día a día en el instituto de Adora se verá severamente cambiado debido a la presencia de una nueva alumna que, a pesar de s...