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—¡Examen sorpresa! —anunció el profesor de Literatura, Spinster. Golpeando la mesa con un libro pesado.

Un coro de quejas y lamentos resonó en el aula. Nadie esperaba que un día soleado y cálido se convirtiera en una pesadilla de un segundo al otro.

En la última fila, Eun-young estaba desconectada del mundo, inmersa en su propio universo. Sus auriculares cubrían sus oídos, y sus ojos cerrados revelaban que no estaba allí en espíritu. Su mente viajaba a un escenario imaginario, y sus dedos marcaban el ritmo de una coreografía que solo ella podía ver. El baile no la abandonaba nunca; era como una extensión de su ser.

—Al parecer, a la señorita Choi le encanta bailar —dijo el profesor, alzando la voz con un tono cortante mientras azotaba una hoja contra su escritorio.

El estruendo hizo que Eun-young se sobresaltara, abriendo los ojos de golpe. Su corazón se aceleró, y el trance se rompió abruptamente.

—¿Qué tal si se va danzando a la oficina del director? —añadió el profesor, con una sonrisa burlona que arrancó risas discretas de sus compañeros.

Las miradas de la clase se posaron sobre ella. No tenía amigos allí; era "la aislada", la chica que prefería soñar despierta con la academia de baile de sus sueños en lugar de entablar conversaciones triviales.

Pero se conformaba con la Academia Tan de la profesora Seo. Ella fue la que le enseñó todo lo que sabía y fue su fuente de inspiración por siete largos años.

—¿Q-qué? —balbuceó Eun-young, todavía confundida por la situación.

—Que se vaya a la oficina del director —repitió Spinster, tirando de su brazo con una autoridad que la dejó sin palabras—. Tal vez ahí pueda explicar por qué está tan distraída en mi clase.

Ella permaneció inmóvil, completamente desconcertada. ¿Acaso no tenía derecho a pensar en silencio? Aunque entendía que quizá era un poco irrespetuoso estar pensando en otras cosas como bailar mientras estaba en clases. Pero, ¿por qué él no podía hablarle bien aunque fuera una vez? El respeto debía ser mutuo, eso pensaba Eun-young.

—Ese grandísimo hijo de... —se detuvo de inmediato, soltando un suspiro, ella no era así.

Mientras caminaba por los pasillos del instituto, sus pasos eran pesados, y su mente estaba llena de preguntas. ¿Por qué nadie parecía entender lo que el baile significaba para ella? ¿Por qué su pasión era motivo de burla o desprecio?

Eun-young se detuvo un momento frente a una ventana, observando cómo el viento mecía las hojas de los árboles. Para ella, cada movimiento era como una danza: natural, libre, hermoso. Suspiró, tratando de calmar la rabia que se acumulaba en su pecho.

No importaba lo que dijeran los demás. Sabía que no estaba haciendo daño a nadie, y si su amor por el baile incomodaba a otros, ese era su problema, no el de ella. Después de todo, cada persona tenía su propio motor en la vida, y el suyo era bailar.

[...]

Una vez llegó al segundo piso, Eun-young se detuvo junto a una ventana amplia que ofrecía una vista completa del campus. Desde allí podía ver el campo de fútbol, donde el equipo de la escuela solía practicar. Aunque nunca había asistido a los entrenamientos ni a los partidos, como todos los demás estudiantes, conocía a los jugadores más populares: Heeseung y Jake.

˚˖𓍢ִ໋🦢˚ 𝐋𝐞𝐭'𝐬 𝐃𝐚𝐧𝐜𝐞 ♬ | 𝐍𝐢-𝐤𝐢 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora