˚˖𓍢ִ໋🦢˚ 𝐋𝐞𝐭'𝐬 𝐃𝐚𝐧𝐜𝐞 ♬ | 𝐍𝐢-𝐤𝐢 ✔

17

Después de otro agotador día de clases, los amigos de Eun-Young decidieron invitarla a dar un paseo por las calles de la ciudad, con la intención de despejar su mente y disfrutar un rato entre amigos.

—Te ves mejor hoy —comentó Jake con una sonrisa amable mientras caminaban juntos.

—Vi a Ni-Ki —respondió la castaña, casi en un susurro.

La sonrisa del australiano se desvaneció al instante, y Heeseung, curioso, se acercó un poco más.

—¿Y cómo estaba? —preguntó con interés.

—Parecía mal. —Eun-Young apretó los labios antes de continuar—. Se veía cansado, y sus ojos... transmitían soledad y tristeza.

La preocupación en su rostro era evidente, y aunque solo había pasado un día desde que lo había visto, la incertidumbre sobre lo que le sucedía al rubio la estaba consumiendo.

—¿Crees que sea algo personal? —volvió a preguntar Heeseung, tratando de entender.

Jake, quien hasta entonces había permanecido en silencio, parecía más reservado cuando el tema era Ni-Ki.

—Eso creo —dijo Eun-Young con nerviosismo—. Ayer salió corriendo en cuanto lo llamaron. Me dijo que me explicaría todo, pero... —hizo una pausa, bajando la mirada—. Espero que no sea nada grave. Las pruebas para Las Internacionales están cerca, y temo que eso lo esté presionando más de lo que parece.

—Él podrá con eso —intervino Jake finalmente, con un tono sereno—. Ni-Ki no es de los que suprimen sus problemas. Estoy seguro de que volverá en cuanto los resuelva.

Sus palabras, aunque simples, lograron reconfortar un poco a la castaña, quien asintió en silencio. Los tres continuaron caminando, disfrutando de una compañía tranquila. De vez en cuando, intercambiaban bromas y comentarios ligeros para aliviar la tensión, haciendo que Eun-Young lograra distraerse, al menos por un momento.

El tiempo pasó rápido entre risas y conversaciones esporádicas, y cuando llegó el momento de despedirse, Jake y Heeseung acompañaron a Eun-Young hasta la entrada de la academia. Antes de marcharse, ambos la abrazaron con calidez, deseándole un buen día y prometiendo verse al día siguiente.

Eun-Young los vio alejarse con una sonrisa en los labios, agradecida por su apoyo, aunque en el fondo su mente seguía divagando en torno al japonés.

[...]

Eun-Young salía despreocupada de la Academia Hallyes, disfrutando de la calma tras un día de clases, hasta que su celular comenzó a vibrar en su bolsillo. Al sacarlo, vio el nombre en la pantalla y una ola de sorpresa la invadió. No dudó ni un segundo en contestar.

—¿Bueno? —preguntó con un tono nervioso.

—Choi... —respondió una voz cansada al otro lado de la línea—. Estoy en la plaza frente a la academia, ¿Crees que podamos hablar?

El corazón de la castaña empezó a latir más rápido al reconocer la voz de Ni-Ki.

—Por supuesto, voy en camino... —respondió, acelerando el paso hacia el cruce peatonal.

Con rapidez, aprovechó el semáforo en rojo para cruzar la calle y empezó a buscar al rubio entre la multitud en la plaza.

—¿Dónde estás? —preguntó, mirando a su alrededor sin éxito.