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Algo andaba mal, y el entrenador Ji-pyeong lo notó al instante. Ni-ki estaba en una esquina de la sala, con los brazos cruzados y una expresión de molestia evidente, mientras Eun-young permanecía en el lado opuesto, con el ceño fruncido y la mirada fija en el suelo.

¿Qué demonios había pasado en un solo día?

El entrenador dejó escapar un suspiro, sosteniendo una libreta en sus manos mientras analizaba la tensa atmósfera que se había apoderado del lugar. Decidió intervenir.

—¿Han avanzado con la coreografía? —preguntó con calma, mirando a ambos con atención.

Eun-young levantó la cabeza y respondió rápidamente, aunque su tono era frío y cortante: —"Han", querrá decir, entrenador. —Hizo una pausa, cruzándose de brazos—. Ni-ki fue quien se encargó de todo.

El japonés la miró de reojo, claramente irritado por su actitud. La tensión en la sala se volvió palpable, como si ambos estuvieran librando una batalla silenciosa.

El entrenador, consciente de lo que ocurría, dirigió su atención a Ni-ki. —¿Preparaste algo? —preguntó, cruzándose de brazos.

Ni-ki asintió, a punto de dar un paso adelante para mostrar lo que había trabajado, pero fue detenido por las siguientes palabras del entrenador:

—Bien, no lo quiero.

La declaración cayó como un balde de agua fría. Ni-ki se quedó paralizado, sus ojos reflejando sorpresa y algo de dolor. ¿Qué había hecho mal?

Antes de que pudiera preguntar, Ji-pyeong continuó, como si pudiera leer sus pensamientos: —La coreografía será armada por todos, no solo por ti. Si bien eres el líder, la opinión de tus compañeros también cuenta. Es hora de que aprendas lo que significa trabajar en equipo, Ni-ki.

El entrenador suspiró profundamente antes de girarse hacia Eun-young.

—Eun-young...

—¿Sí? —respondió ella, mirándolo con atención.

—Quiero que te asegures de que Ni-ki cumpla con su función como líder. Que escuche a los demás y use sus ideas. Si no lo hace, infórmamelo de inmediato. ¿Entendido?

—Sí, está bien —asintió la castaña con firmeza.

Los miembros del grupo que se preparaban para Las Internacionales asintieron, mostrando su apoyo a las palabras del entrenador. Mientras tanto, Ni-ki bajó la mirada, claramente afectado. Era la primera vez que alguien rechazaba su trabajo, y la experiencia no era agradable.

Eun-young notó su desánimo y, tras pensarlo por un momento, decidió acercarse. Aunque algunos de sus compañeros los observaron inicialmente, pronto volvieron a sus asuntos.

—¿Qué tal, Nishimura? —preguntó con un tono que intentaba ser ligero, pero que sonaba algo burlón.

Ni-ki alzó la vista hacia ella, sus ojos oscuros reflejando una mezcla de irritación y orgullo herido.

—No necesito tu ayuda para nada, ¿sabes? —respondió, su tono cortante—. Cumpliré con mi deber como líder, si eso es lo que el entrenador exige —se levantó con un movimiento brusco y se giró hacia los demás. —¡Reunión! —exclamó, su voz resonando en la sala.

Los miembros del equipo se acercaron poco a poco, formando un círculo alrededor de Ni-ki. Aunque al principio su tono era rígido y distante, poco a poco comenzó a suavizarse mientras discutían ideas para la coreografía. Fue un esfuerzo evidente para él, pero con algo de voluntad y paciencia logró fomentar una conversación más participativa.

˚˖𓍢ִ໋🦢˚ 𝐋𝐞𝐭'𝐬 𝐃𝐚𝐧𝐜𝐞 ♬ | 𝐍𝐢-𝐤𝐢 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora