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Otro día comenzaba para Eun-young. Por suerte, era fin de semana, lo que significaba que podía darse el lujo de dormir hasta tarde. Así que, sin prisa alguna, terminó levantándose casi a las once.

Aunque era un día de descanso, su rutina no cambiaba demasiado. Desde hacía años, había adoptado la costumbre de asistir diariamente a la academia de la profesora Seo. Inicialmente, lo hacía para mejorar su técnica de baile, obligándose a practicar sin descanso. Esos años de esfuerzo dieron sus frutos: Eun-young había ganado varias medallas en torneos nacionales, consolidándose como una bailarina prometedora.

—¡Buenos días! —saludó la castaña con energía al entrar al lugar que se sentía como su segundo hogar.

—Buenos días la hora en que me levanté… —replicó la profesora Seo con tono de reproche, cruzando los brazos.

—Ya profesora Seo, es sábado, quería descansar un poco más —dijo Eun-young con un puchero.

La profesora Seo la observó fijamente por un momento antes de suspirar y caminar hacia las bancas. Con un gesto, indicó a Eun-young que la acompañara. La castaña dejó su bolso a un lado y se sentó a su lado, algo intrigada por el aire serio de su mentora.

—Necesito hablar contigo —dijo Seo finalmente.

Eun-young sintió un pequeño escalofrío. Esa frase nunca traía buenas noticias; lo había visto demasiadas veces en las películas.

—¿Qué sucede? —preguntó con cautela, su tono reflejando tanto curiosidad como temor.

—Sabes, Eun-young, tengo un amigo que dirige una academia de danza. Él se hará cargo del grupo por un tiempo… —dijo la profesora Seo, mordiéndose el labio. Su expresión reflejaba cierto nerviosismo, como si temiera la reacción de su alumna.

Eun-young frunció el ceño, claramente intrigada. —¿A qué se refiere? ¿Por qué? —preguntó con cautela, aunque una parte de ella empezaba a preocuparse. ¿Acaso algo le ocurría a su mentora?

Seo hizo una breve pausa antes de sonreír con calidez. —Es que… estoy esperando un bebé.

Los ojos de Eun-young se abrieron de par en par por la sorpresa, pero rápidamente esa expresión dio paso a una sonrisa radiante. La noticia la llenó de alegría. Recordaba las veces en que la profesora Seo hablaba con ilusión sobre formar una familia algún día. Ahora ese sueño se hacía realidad.

—¡Eso es increíble! ¡Felicidades, profesora Seo! —exclamó la castaña, dejando ver toda su emoción.

Seo le devolvió la sonrisa y le palmeó suavemente la espalda. —Gracias, Eun-young. Sé que esto es un cambio, pero te prometo que estarás en buenas manos.

Eun-young asintió, aunque su mirada reflejaba cierta incertidumbre. —No es que desconfíe de usted, profesora, pero no sé si podré acoplarme a las prácticas de la misma forma que lo hice con usted.

La profesora negó con la cabeza, comprendiendo las dudas de su alumna. Sabía que Eun-young era perfeccionista y algo reacia a los cambios, pero también conocía su fortaleza.

—Tendrás muchas más oportunidades con él, ya lo verás. Es un excelente maestro. El lunes comenzaremos las clases en su academia —dijo Seo con un tono alentador.

˚˖𓍢ִ໋🦢˚ 𝐋𝐞𝐭'𝐬 𝐃𝐚𝐧𝐜𝐞 ♬ | 𝐍𝐢-𝐤𝐢 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora