—Chicos, ¿han visto a Ni-ki? —preguntó Eun-young con el ceño ligeramente fruncido.
Últimamente, la presencia del japonés era casi inexistente. Parecía más distante con cada día que pasaba, inventando cualquier excusa para no pasar tiempo con el grupo. Quedaba poco para regresar a su país, pero Ni-ki parecía más ausente que nunca.
—Creo que está en nuestra habitación —respondió Sungmin tras un breve silencio—. Dijo que quería descansar porque tenía sueño. —El chico observó a Eun-young con una mezcla de preocupación y pena; era evidente que la castaña estaba intranquila por la actitud del rubio—. Si quieres, puedes subir a verlo. —Extendió la tarjeta del cuarto hacia ella con una pequeña sonrisa.
—Gracias —respondió ella con una leve inclinación de cabeza, tomando la tarjeta antes de salir corriendo hacia el ascensor.
Al llegar al piso correspondiente, caminó con pasos rápidos hacia la puerta de la habitación que Ni-ki compartía con sus amigos. Tocó suavemente, esperando alguna respuesta, pero solo el silencio le dio la bienvenida. Con una mezcla de nervios y determinación, deslizó la tarjeta por el lector y abrió la puerta.
Dentro, encontró a Ni-ki. Sin embargo, no estaba descansando como Sungmin había dicho. Estaba de espaldas, ordenando sus cosas en la maleta con movimientos mecánicos, como si tratara de mantenerse ocupado para no pensar demasiado.
—Hola —saludó Eun-young en un tono suave, casi cauteloso.
Ni-ki se tensó de inmediato al escuchar su voz. Giró lentamente para mirarla, sus ojos conectándose con los de ella. Por un momento, el silencio se volvió incómodo, como si ninguno supiera qué decir.
—Hola... —respondió él con un leve retraso antes de volver a concentrarse en su maleta.
Eun-young se acercó un par de pasos, observándolo con atención. —Noté que no bajaste a desayunar —dijo con un intento de romper la barrera que sentía entre ellos.
—No tenía hambre —contestó Ni-ki sin apartar la vista de su teléfono, enviando un mensaje como si la conversación no fuera importante.
El desinterés en su voz hizo que el corazón de Eun-young se encogiera. Sentía una presión incómoda en el pecho, como si cada palabra de él la empujara un poco más lejos.
—Tampoco has salido con el grupo estos últimos días —señaló con suavidad, posando una mano sobre el brazo de Ni-ki, buscando alguna señal de conexión.
Sin embargo, él se apartó casi de inmediato. —Mira, estoy ocupado —dijo con frialdad, sin mirarla a los ojos.
Eun-young retrocedió un paso, su expresión reflejando la herida que esas palabras habían dejado. No esperaba que él la rechazara de esa forma, y Ni-ki, al levantar la vista por un instante, lo notó.
—¿Qué se supone que estás haciendo? —preguntó ella, tratando de contener el nudo en su garganta mientras sus labios temblaban.
Ni-ki apretó los suyos, luchando contra la culpa que lo consumía. No podía mirarla directamente a los ojos.
—Ni-ki —murmuró Eun-young, acercándose y tomando su rostro entre sus manos con suavidad.
El japonés no tuvo más remedio que enfrentarse a su mirada, pero se arrepintió al instante. Sus ojos estaban llenos de lágrimas contenidas, y él sabía que era el culpable de ese sufrimiento.
—Esto es más difícil de lo que imaginé... —susurró él, a solo centímetros de su rostro.
—¿Qué cosa? —insistió Eun-young, su voz quebrándose un poco—. ¿Puedes dejar de hablar en acertijos y explicarte?
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˚˖𓍢ִ໋🦢˚ 𝐋𝐞𝐭'𝐬 𝐃𝐚𝐧𝐜𝐞 ♬ | 𝐍𝐢-𝐤𝐢 ✔
Fanfiction𝐍𝐊 || Choi Eun-young es una apasionada de la música y el baile. Con el firme propósito de cumplir su sueño de convertirse en una gran bailarina, está dispuesta a dar su mayor esfuerzo, enfrentando todos los obstáculos que se crucen en su camino. E...