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—¿Bueno? —respondió una voz adormilada al otro lado de la llamada.

—Jake...

—Eunni, son las cuatro de la mañana, supongo que ahí son las dos. ¿Qué pasa, por qué me llamas a estas horas?

—Es por Ni-ki.

—¿Ni-ki? ¿Qué pasó con él? ¿Está bien? ¿Le pasó algo? —preguntó el australiano, preocupado.

—No, no es eso, él está bien. Solo que pasó algo y necesitaba hablar con alguien.

—Adivino... ¿se te declaró?

Un silencio se hizo presente en la llamada, un espacio que permitió que la castaña se llenara de dudas.

—¿Ya lo sabías?

—Entonces, si era eso, ¿cuál es el problema?

—No es un problema en sí, es solo que estamos a punto de llegar a las internacionales y de repente todo ha cambiado entre nosotros. Estoy tan nerviosa que no sé si podré mirarle a la cara de nuevo.

Jake soltó una pequeña risa, reconociendo perfectamente lo que ella sentía, él también había pasado por lo mismo.

—Es normal sentirse nerviosa cerca de alguien que te gusta. Apostaría a que Ni-ki está igual. Probablemente mañana estará muerto de sueño porque no pudo dormir en toda la noche.

—Con saber que no soy la única, me siento un poco mejor —respondió Eun-young, soltando una risita nerviosa.

—Eunni, no te preocupes tanto. Las cosas seguirán su curso. Al final, no tienen que esconder lo que sienten el uno por el otro. Déjense llevar, todavía son jóvenes. Esto puede ser una buena experiencia para los dos.

—Tienes razón, gracias por escucharme, Jake

—Gracias a ti por confiar en mí para hablar de esto. Ahora intenta descansar —dijo, su voz suavizándose en un susurro.

—Tú también, dulces sueños.

—Dulces sueños...

La llamada terminó, y con el celular pegado al pecho, Eun-young dejó escapar un suspiro de alivio. Hablar con Jake le había hecho bien. Esperaba no haber molestado a su compañera de cuarto, ya que ¿quién habla por teléfono a las dos de la madrugada?

Dejó el celular sobre la pequeña mesa de noche y se acomodó en la cama, buscando conciliar el sueño.

[...]

«El entrenador me va a matar», pensaba Eun-young, repitiéndose la misma frase en su cabeza mientras aceleraba el paso hacia las grandes puertas del edificio.

Efectivamente, se había quedado dormida después de hablar hasta tarde con el australiano. Cuando despertó, Haneul ya no estaba en el cuarto. Llamó a la puerta de Sungmin, pero ni él ni sus compañeros respondieron.

Saludó cortésmente a la seguridad, mostrando su tarjeta de acceso, y subió las escaleras casi corriendo. Quería llegar lo antes posible, pero antes de que pudiera siquiera tocar el pomo de la puerta, esta se abrió desde adentro.

—Oh, aquí estás —murmuró una voz masculina con alivio.

Al levantar la vista, Eun-young se quedó petrificada al ver a la persona que tenía enfrente. Ni-ki la miraba con atención y una sonrisa ladeada en los labios.

En ese instante, su mente la transportó al pasado, recordando la noche anterior, cuando sus labios habían estado sobre los de él. Sus mejillas se tiñeron de rojo al instante, y su corazón comenzó a latir con fuerza, todo por tenerlo tan cerca.

˚˖𓍢ִ໋🦢˚ 𝐋𝐞𝐭'𝐬 𝐃𝐚𝐧𝐜𝐞 ♬ | 𝐍𝐢-𝐤𝐢 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora