Tercer libro de "Distorsión".
Portada hecha por la asombrosa @SaraBsMha (¡Gracias ^o^!)
El futuro puede alterarse, el destino ha sido decidido y un nuevo camino se abrió desde el momento en que todo comenzó. Una nueva superheroína y nuevos retos que...
¡Rayis con pitoooooooo >:D! Bueno, esta idea me la dio MejiaDeLosSantos (creo era su usuario ^^') hace muchísimo tiempo ¡y finalmente llegó! Las imágenes y fanarts son para fines ilustrativos, créditos a sus respectivos autores ;)
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Actualmente, me encontraba con Adrien en su habitación. Hoy yo me había levantado muy temprano, cosa muy rara de mí, debido al pinche insomnio y cuando menos lo supe, ya estaba lista para la escuela. Así que me dije de pasar por la casa de mi novio siendo consciente de la probabilidad de que no me dejasen entrar ¡pero qué creen! Mi divina presencia está sentada en el sofá blanco de Adrien mientras acomodaba un par de mis dibujos y él me miraba con una mueca de tristeza.
—¿Por qué ya no me muestras tus dibujos?— Tocó mi mejilla repetidas veces con su dedo índice.
—Porque los que te he mostrado me los robaste mientras decías que son muy lindos— dije sin mirarlo.
—Pero-
—No creas que no vi algunos de los dibujos robados sobre tu altar secreto con fotos mías, me gusta mostrarte mi arte pero tú te los quieres quedar— me quejé.
—Es que son muy bonitos y son hechos por ti— desvió la mirada.
—Y tú sabes lo penosa que soy con mi arte.
—No deberías. A Nathaniel no le dices lo mismo— murmuró para sí.
—No te creas, hasta hay algunos dibujos que no le muestro a Nath.
—¿Cómo cuáles?
Me ruboricé levemente y busqué entre mis cosas un par de hojas y se las di.
—Oh...— Sonrió de lado, lanzándome una mirada. —¿Me los puedo quedar?
—Ok— acepté.
Nathalie entró a la habitación, avisándonos que ya era hora de ir a la escuela. Adrien y yo subimos al auto conducido por el guardaespaldas que nos llevó a la entrada del edificio.
Entre una conversación agradable, saludamos a Nino y nos dirigimos al salón correspondiente. Todo iba genial hasta que de la nada se empezaron a escuchar gritos y pasos apresurados por todos lados.
—No puede ser. Aún de mañana y ya empieza a haber escándalo— me quejé, levantando mi vista de la hoja de problemas matemáticos que estaba resolviendo.
