Tercer libro de "Distorsión".
Portada hecha por la asombrosa @SaraBsMha (¡Gracias ^o^!)
El futuro puede alterarse, el destino ha sido decidido y un nuevo camino se abrió desde el momento en que todo comenzó. Una nueva superheroína y nuevos retos que...
Salí de clases mientras revisaba los apuntes que Max me había prestado para la clase de la señorita Mendeleev. (¡¿Cómo es que ayer hicieron tanto?!) Me quejé en mis adentros.
No me fijé muy bien por donde iba y al bajar los escalones choqué con Marinette. Nino detuvo mi caída mientras que Alya ayudó a la azabache a ponerse de pie.
—Perdón Marinette, gracias Nino— dije apresurada recogiendo las hojas que se me habían caído.
—¿Por qué la prisa, chica?— Cuestionó el moreno.
—Tengo clase de yoga y debo terminar de ponerme al día en dos asignaturas más— respondí. La peli naranja abrió mi mochila y metió los apuntes por mí.
—¿Entonces no podrás venir a mi casa esta tarde?— Dijo la oji azul con decepción.
—No, lo siento— comencé a alejarme a la vez que sacaba mi celular para escribirle al maestro Fu. —Sé que no necesitarás mi ayuda. Los quiero, los extraño ¡byeeee!— Me despedí y troté hacia la dirección que acordé con el maestro.
...
—Ah— suspiré aliviada. —Siempre me siento tranquila después de nuestras sesiones de yoga.
—Es natural. Continúa practicando— sonrió el maestro Fu.
—Lo haré, gracias— me despedí del anciano y de Wayzz antes de emprender rumbo hacia mi casa.
En el camino volví a sacar los apuntes para repasarlos y hacer un plan para los ejercicios y tareas que me faltaban. Supongo que iba muy concentrada porque choqué con algo nuevamente, y no fue un poste.
—¡Coño!— Exclamé atrapando las hojas que amenazaban con salir volando. Creí haberme estampado contra una pared, pero me alarmé al escuchar un quejido.
—Auch, eso me pasa por andar leyendo mientras camino— se quejó una nueva voz. Una chica de ojos oscuros y peli negra yacía en el suelo sobándose la pierna en la que había aterrizado al caer.
—¡Jueputa! Perdón, andaba sumergida en estos apuntes de química— le ofrecí una mano para ayudarle, la cual aceptó.
—N-no te preocupes, yo igual andaba- ¡MI MANGA! ¡¿Dónde quedó mi manga?!— Miró hacia todos lados con urgencia.
