Tenemos que hablar
La rubia miró por la ventana a su hermano que estaba entrando a la mansión D'Monte y en sus manos parecía traer un ramo de flores y unos chocolates, parecía un galán de telenovela, dudaba que Julián trajera eso para ella, su sonrisa apareció en su rostro cuando Dalia apareció en su vista abrazando a su hermano quien coloco sus brazos alrededor de la cintura de la pequeña italiana, para después entregarle sus obsequios. —Vaya Julián — comentó apartándose de la ventana. —Tienes mucho que explicarle a tu hermana mayor— añadió sonriendo con gracia, su pequeño se estaba enamorando o eso esperaba, porque esa pequeña D'Monte merecía que la amaran, espera con todo su ser que su hermano estuviera siendo sincero con esos sentimientos, sino iba a conocer su furia.
Salió al jardín después que la empleada de servicio viniera a buscarla informándole que su hermano la estaba esperando. —Me alegra verte mejor hermanita— dijo el chico castaño apenas notó su presencia. —Bueno al menos puedo andar con muletas— contestó Sarah abrazando a su hermano menor. —, Y ¿viniste solo a verme? — preguntó con interés la rubia mientras tomaba asiento en una de las sillas del jardín. —Claro, a que más vendría— contestó el chico completamente ingenuo a las intenciones de su hermana. —No sé, quizás ver a cierta chica— mencionó la rubia mirando como su hermano fruncía el ceño confundido. —No sé ¿A qué te refieres? — preguntó Julián acomodándose un poco incómodo en la silla. —¿Qué tienes con Dalia D'Monte? — preguntó Sarah directamente, estaba cansada de irse con rodeos, Julián tensó sus músculos sonrojándose al momento. —Somos amigos— comentó incomodo el muchacho, no esperaba que su hermana le preguntara algo así. —Solo amigos— se expresó la rubia levantando una ceja. —Sabes que eres mi hermano y te amo con todo mi ser, pero esa niña es un sol Julián— mencionó la rubia mirando seriamente a su hermano. —Los amigos no se regalan flores ni chocolates, si tus intenciones son sinceras me pondría muy feliz, pero si solo la vez como una amiga, no hagas cosas que parecen otra cosa Julián — continuó la chica y el joven bajó la mirada. —Dalia merece que la respeten y que la valoren, no juegues con esos sentimientos tan puros e inocentes de esa niña— sugirió y su hermano asintió un poco avergonzado con su hermana. —Ahora quiero que me contestes con la verdad mirándome a los ojos— añadió la rubia y su hermano suspiró profundamente. —¿Qué sientes por Dalia D'Monte? —preguntó Sarah y el chico mirándola a los ojos con seguridad sacó eso que guardaba en el fondo de su corazón. —La amo— contestó Julián sonrojándose en ese mismo instante, pero su hermana sonrió satisfecha con la respuesta.
Después de que su hermano se sincerara con ella y le contara sus sentimientos, tuvo que irse porque lo llamaron del bufete donde estaba haciendo la práctica, así que la rubia se encaminó hacia el living donde se encontraba esa mujer, aun no sabía porque, pero sentía que Gabrielle D'Monte ocultaba algo, cada vez sus comentarios eran más extraños y fuera de sentido, que hacían sentirla un poco extraña. —Buona serata— saludó la mujer castaña al notar la presencia de la rubia. (Buenas tardes) —Hola— dijo la chica sonriendo por cortesía, pero prefería estar lejos de esa mujer, por lo que dio la vuelta para retirarse. —Sarah— la llamó así que la rabia un poco incomoda se dio la vuelta mirando a la mujer castaña con curiosidad. —Porque no te sientas conmigo— dijo la italiana señalando el sofá frente a ella. —Tenemos tanto de que hablar— menciono la mujer y ella se puso nerviosa, la verdad no tenía idea del porqué.
Flash back
La chica se encaminó por medio del ruido y los borrachos buscando con la mirada a su novio, la verdad después de saber que estaba embarazada prefería quedarse en casa, pero lo había prometido a Alejandro que iría a esa fiesta, aunque se le había hecho un poco tarde, esperaba que su hermana le hubiera dado el mensaje que envió con ella, de que llegaría un poco tarde. —Voy a buscar por el lado de la piscina— mencionó Gabrielle sacándola de sus pensamientos. —Está bien— dijo la rubia mirando como su mejor amiga iba a buscar a su prometido afuera mientras ella se iba a encargar de buscarlo adentro. —Carlos— llamó al chico que reía a carcajadas con su vaso de cerveza. —Cuñadita creí que no ibas a venir— mencionó el chico en medio de su embriaguez. —Ale hasta se puso triste— añadió acercándose a ella. —Feliz cumpleaños— felicitó la chica al muchacho y este agradeció levantando su vaso como un brindis. —¿Has visto a Alejandro? — preguntó al moreno, después de todo era el mejor amigo de su prometido. —La verdad hace rato que no lo veo— contestó el chico retirándose porque lo estaban llamando en un grupo de amigo, era un caso perdido había tantas personas que encontrar a Alejandro sería difícil.
Se encamino por toda la casa sin encontrar ni un solo rastro de su prometido, sus pies estaban hinchados después de todo estaba embarazada, se dirigió al piso de arriba con la esperanza de encontrarlo. —Agus ¿Has visto a Alejandro? — le preguntó a uno de los compañeros de clase de su prometido que se encontraba en las escaleras. — Sí, creo que subió con tu hermana— mencionó el chico y ella frunció el ceño, Alejandro con Agatha ¿Qué tenían que ir hacer arriba? Su corazón empezó a palpitar con fuerza, era una locura, Alejandro y su hermana jamás la traicionarían, no podía pensar mal, seguramente estaba haciendo una tormenta en un vaso de agua. Se encaminó cuarto, por cuarto pidiendo disculpas de vez en cuando, no quería ver a nadie teniendo sexo, cuando abrió la siguiente habitación, sintió como su mundo se venía abajo, Alejandro y Agatha estaban desnudos en la cama, su desgraciado prometido estaba durmiendo con su hermana pegada a su pecho mientras las sábanas cubrían sus cuerpos desnudos, sus lágrimas empezaron a bajar por sus mejillas, eso no podía estar pasando, Gabrielle entró a la habitación después de buscar a su amiga y no podía creer lo que sus ojos estaban viendo. —Adri— dijo encaminándose sigilosamente hacia la rubia que parecía estar en shock por lo que estaba viendo. —Alejandro— gritó la chica con desesperación despertando a la pareja que dormía en la habitación. —¿Cómo pudiste bastardo? — gritó la rubia y su amiga la agarró antes de que se lanzara a golpear a los dos sínicos que parecían estar confundidos con la situación. —Adriana esto es un error— dijo el chico levantándose confundido como mierda había llegado a ese lugar y porque estaba desnudo, agarró una sábana para taparse. —Eres un sínico Alejandro ¿con mi hermana? — dijo llorando la rubia. —Podría ser con cualquiera, pero mi hermana, te odio— gritó desesperada la rubia mientras su amiga la abrazaba. —Adri esto es un error, te juro que no sé qué está pasando— dijo el chico desesperado, en realidad no tenía como mierda había acabado así, miró a la rubia que estaba en su cama, que ni siquiera se había percatado de su presencia y sintió asco, como mierda había podido hacer algo así, él amaba a Adriana, nunca en la vida la hubiera engañado, y menos con su hermana, eso era un completa locura. —Nunca en la vida quiero volverte a ver, para mi estas muerto Alejandro — mencionó la rubia con rabia mezclada con su corazón roto. —, Y tú— dijo mirando a Agatha. —En este momento de desconozco como mi hermana— mencionó tensando sus músculos. —Espero que se pudran juntos— añadió y con la poca fuerza que le quedaba la rubia salió echa una furia de la habitación detrás de ella su mejor amiga Gabrielle quien también se encontraba enojada con Alejandro, jamás pensó que le haría ese daño a Adriana, si ellos se demostraban ese amor profundo que los unía.
Fin del flash back...
OMG esto explotó mis amores... ¿Qué les parece este capítulo? Les gusto?
Les quiere Yarlin
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¡Te odio!
RomanceUna chica de 24 años, trabaja para la constructora de su familia, ella es una diosa, todos los hombres la desean, pero ninguno a llegado a ese corazón que es más frío que un témpano de hielo. Un hombre de 27 años, tiene su propio imperio, es millona...