La nana
Sarah llegó a la mansión, estaba furiosa, destrozada e indignada que no quería ver a nadie, encerrándose en su habitación, y después tantos años lloró como una niña pequeña entre sus sabanas, se sentía patética con cólera, rencor y odio que le estaban cobrando muy caro poniéndola vulnerable y odiaba sentirse de esa manera.
En la mañana siguiente prefirió quedarse en su habitación, soñando con encontrar una solución a su problema, quizás si escapaba con sus hermanos, eso era imposible ese hombre los encontraría, aunque estuvieran en China, había averiguado un poco sobre Pablo D'Monte y era un hombre muy poderoso, multimillonario así que esa idea desapareció de su cabeza. El hambre empezó atacar después de pasarse horas encerrada, así que bajo con mucho cuidado de no encontrarse con nadie y se dirigió a la cocina preparándose unos macarrones con queso, platillo que hizo que recordara y añorara su niñez.
Flash-back
La niña se sentó en la mesa de comedor, mientras miraba el platillo que servían en su plato, con ese olor tan particular que le encantó. —Están como te gustan cariño— dijo la mujer sonriendo con dulzura. —Gracias nana eres la mejor— dijo la pequeña rubia saboreándose con anhelo su platillo favorito. —Mi hijo también le encantan mis macarrones con queso, ustedes tienen tanto en común— comentó la mujer pelinegra. —¿Algún día conoceré a tu hijo nana? — preguntó la pequeña mientras miraba a la mujer que la cuidaba y la única que miraba como una mamá. — ¡Claro que sí! Un día te llevare a conocerlo, sé que se llevaran de maravilla— contestó la mujer. —Háblame de él nana— dijo Sarah interesada por saber más información sobre ese niño desconocido. — Bueno, él es un niño muy educado, tímido, sensible y muy cariñoso— comentó Susana con orgullo al hablar de su pequeño Pablo.
Fin del flash-back
Sarah sonrió al recordar a su nana, la única mujer que le había dado su cariño maternal en toda su vida; como le hubiera gustado que Susana estuviera a su lado protegiéndola como cuando era pequeña, pero desgraciadamente nunca volvió a verla después que su madre la había despedido, ni siquiera pudo conocer a su hijo, que suerte tenia de tener una mamá como ella. —¿No fuiste a la oficina? — una voz ronca interrumpió sus pensamientos. — Me sentía un poco indispuesta— contestó sonriendo a medias, para que, su hermano no se preocupara. —¿Estas bien? ¿Necesitas un médico? — preguntó Julián y ella negó con la cabeza. —¿Quieres un poco? —ofreció de su platillo y a su hermano menor le brillaron sus ojos. —Parece los macarrones que nos hacía Susy cuando éramos pequeños— comentó el muchacho empezando a comer. —Como que esto de la cocina te va — dijo vacilando Julián y ella negó con la cabeza divertida. —Idiota— exhaló riéndose, después de un rato conversando con su hermano quien despejo su mente un poco, volvió a su habitación.
Por otro lado, Pablo estaba en su oficina preparando su próximo paso para contrastar su venganza, ahora tenía poder en la constructora Gallardo y también a la insufrible Sarah Gallardo, su boda seria en dos semanas, talvez sonaría muy apresurado, pero entre más rápido fuera más pronto se satisfaría con la ruina de esa familia, y Ágata Gallardo conocería la miseria.
Sarah se miró en el espejo, después de dos días encerrada en su habitación debía volver a su cotidianidad, no podía parecer derrotada iba a demostrarle a todos que Sarah Gallardo no estaba vencida, bajó las escaleras encontrándose con la persona que no quería ver ni en pintura. —Hija— dijo esa voz insoportable que en ese momento estaba odiando. —No, no quiero escucharte Alejandro — comentó terminando de bajar las escaleras. —No vuelvas a dirigirme la palabra — continuó con rabia. —Lo que menos quiero tener en mi vida es contacto con una persona tan nefasta como tú— siguió mirándolo con odio. —Ni si quiera te puedo llamar padre porque no lo mereces— añadió continuando con su camino sin dirigirle otra mirada, un hombre que era capaz de vender a su propia hija por dinero, no merecía considerase un papá, no gastaría más su mente pensando en eso. En algún momento el karma jugaría sus papeles y todos ellos pagarías con creces todo el daño que estaban ocasionando.
Ok esto está intenso.
Les quiere Yarlin💜
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¡Te odio!
RomansaUna chica de 24 años, trabaja para la constructora de su familia, ella es una diosa, todos los hombres la desean, pero ninguno a llegado a ese corazón que es más frío que un témpano de hielo. Un hombre de 27 años, tiene su propio imperio, es millona...