Capítulo 22

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La discusión

Su cabeza quería explotar, la maldita resaca estaba tomando factura, estudio la habitación donde se encontraba reconociendo que no estaba en su habitación, asustado se levantó mirando que su cuerpo estaba completamente vestido ¿Cómo demonio había llegado a ese lugar? —Buenos días— una voz femenina interrumpió sus pensamientos y su mirada viajó hasta una chica morena que se encontraba parada en la puerta de la habitación ¿Quién era esa mujer? Lo peor estaba pasando por su mente, pero recordaba que había amanecido con ropa y al parecer sus pensamientos se estaban demostrando en su rostro. —Oh no pienses mal, solo estabas muy tomado y te traje a mi casa — dijo la joven morena adentrándose a la habitación. —No sabía dónde llevarte lo siento— añadió la chica colocando una ropa en la cama. —Esta ropa es de mi hermano por si deseas darte una ducha— comentó la chica saliendo de la habitación y Pablo suspiró frustrado, nunca se había perdido tanto en el alcohol como para no recordar lo que había hecho, como ese día todo por culpa de su insoportable rubia.

Flash back

La chica suspiró enamorada mientras sentía la arena acariciar sus pies descalzos, unos brazos fornidos la abrazaron por atrás levantándola del suelo, mientras reía a carcajadas. —Alejandro bájame — gritaba la rubia riéndose en los brazos de su novio. Tenían una relación de seis meses, meses en que los dos se demostraban a diario ese amor tan profundo que se tenían. —Me haces el hombre más feliz de este mundo — dijo el joven Gallardo acariciando la mejilla de su novia que lo miraba con tanta ilusión. —Adriana Santino ¿Quieres casarte conmigo? — preguntó el chico castaño arrodillándose frente a esa chica que tanto amaba. —Alejandro— dijo la joven rubia mirando el anillo que su novio había tendido frente a ella. —Sí, es lo que más deseo en esta vida— contestó Adriana entregándose por completo al hombre que tanto amaba, por primera vez habían hecho el amor en la arena de esa playa desierta.

La chica les enseñaba el anillo narrándoles con devoción la maravillosa velada que había preparado Alejandro para ella, mientras que las dos chicas a las cuales estaba confiando ese maravilloso día, una la mirada con felicidad, pero a la vez sentía su corazón partirse, como cada vez que los veía darse amor, pero quien era ella para acabar con esa felicidad, su amiga era feliz con Alejandro y él estaba enamorado de esa rubia, ese amor que sentía en su pecho era imposible, pensaba la castaña sonriendo a su mejor amiga que parecía más que feliz, pero la otra chica que se encontraba en aquella alcoba escuchando a su hermana que desbordaba felicidad, lo único que sentía era envidia y odio por la perfecta Adriana Santino, la inteligente, amable y hermosa hija de la familia Santino, esa que siempre resaltaba ante todo el mundo, esa chica risueña e inocente que todo preferían , hasta el imbécil de Alejandro Gallardo el chico más guapo y popular de la universidad.

Fin del flash back

Bajó de su auto encaminándose hasta la mansión de sus padres, solo esperaba que no hubieran notado su ausencia. — ¿Dónde estabas? — preguntó aquella vocecita que tanto deseaba escuchar cuando entró a la habitación, por qué demonios no estaba durmiendo aún era un poco temprano. —Me quede en la oficina trabajando — contestó quitándose el bléiser y desabotonando su camisa blanca. —¿Toda la noche? — preguntó con reproche la rubia que se encontraba sentada en la cama, no había podido dormir en la noche por culpa de su flamante esposo que no se dignó a aparecer en la noche. — Me quede dormido en la oficina ¿feliz? — dijo Pablo rodando los ojos, la verdad no quería decirle que prácticamente estuvo tomando toda la noche y mucho menos que había despertado en la casa de una extraña. —, y ¿Esa ropa? — volvió a preguntar esa condenada mujer y el pelinegro tenso la mandíbula. —La tenía en la oficina — mencionó sacándose la camisa y la rubia frunció el ceño mirando lo ajustado que quedaba ese pantalón y lo difícil que le fue sacarse la camisa a su marido. —Un poco pequeña ¿no? — mencionó Sarah mordazmente con sus ojos cristalinos. — ¿A qué quieres llegar con todo esto? — dijo Pablo enojado con la curiosidad de su mujer. — A que dejes de mentirme en la cara — añadió furiosa la rubia limpiando la lagrima que mojaba su mejilla. —No sé de qué estás hablando— se defendió el pelinegro sintiéndose peor de lo que ya se sentía. —¿Estuviste con otra mujer? — preguntó directamente la rubia sintiendo como su corazón de partía con solo imaginarlo con otra, pero que podía hacer ese matrimonio solo era una maldita farsa y ella ni siquiera podía cumplirle en la cama por su maldito trauma. —¿Qué? No Sarah no estuve con otra mujer no de esa forma — se explicó Pablo con frustración, no sabía por qué se molestaba a darle una explicación, el Pablo de antes solamente la hubiera dejado pensar lo que quisiera. —Está bien, no estuve en la oficina, estuve bebiendo en un bar por que no puedo sacarte de mí cabeza y tenerte tan cerca es una maldita tortura— dijo soltando las palabras sin meditar lo que estaba diciendo, dejando a una rubia completamente confundida. —, Y si estuve con otra mujer, pero no haciendo lo que te imaginas, simplemente me llevó a su casa, porque estaba demasiado tomado y me prestó la ropa de su hermano, pero no pasó nada entre nosotros, no de esa forma, además no podría tocar a otra chica si tú estás torturándome en mi cabeza — finalizó la discusión el pelinegro y Sarah no sabía cómo reaccionar a lo que estaba sucediendo en ese momento.

Bueno Pablo se ha abierto a la rubia ¿Qué ira a suceder?  

Les quiere Yarlin 💜

¡Te odio!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora