Capítulo 3

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Odio

Flash-back

Pablo se encontraba en la escuela sentado debajo de un árbol completamente solo, era un niño tímido y muy aplicado con tan solo nueve años, era el niño más sobresaliente de la institución. —Hola — una vocecita dulce y suave interrumpió los pensamientos del pequeño. Nunca en toda su vida había visto una niña tan bonita, no recordaba verla visto antes en la escuela, su cabello rubio llegaba por debajo de sus hombros y sus ojos verdes trasmitían una dulzura e inocencia muy bonita. —Hola— contestó el chico mirando a la pequeña que seguramente tendría unos años menos que él. —Puedo acompañarte, estoy esperando a mi nana— dijo la pequeña sentándose a la par del niño. —Está en una reunión de padres, creo que su hijo estudia en este lugar — continuó la pequeña y él no sabía cómo hablar con esa adorable niña. — Eres muy callado, pero no importa me agradas— comentó la pequeña mirándolo fijamente. —Espero verte pronto niño tímido — dijo levantándose la pequeña rubia. —Seguramente mi nana saldrá pronto y debo esperarla donde me dijo— añadió y se alejó de su lado dejando un vacío en el pequeño.

Después de ese día nunca volvió a mirar a la pequeña niña de ojos verdes, caminó con dirección a su casa, cuando llegó tiró su mochila en el suelo, pero un llanto en la cocina llamó su atención. —Mamá ¿Por qué lloras? — preguntó el pequeño y la mujer limpió sus mejillas mojadas. —Nada importante amor ¿Cómo te fue en la escuela? — cambió de tema la mujer pelinegra mirando a su pequeño hijo. —Bien, obtuve diez en matemáticas — dijo con orgullo el niño y su madre sonrió. —Por esa razón te preparé tu platillo favorito— comentó la mujer sirviendo dos platos de macarrones con queso. —Gracias mamá eres la mejor— sonrió el pequeño al mirar con anhelo su platillo.

Fin del flash-back

Pablo borró esos pensamientos dolorosos que se colaban por su cabeza mientras se dirigía a la oficina de la insoportable rubia, iba a visitar a su futura esposa. Entró sin ni siquiera tocar la puerta y se encontró a esa chica concentrada en unos planos, de esa manera se veía tan inofensiva y tranquila.

Su rostro tenía el ceño fruncido mientras sus manos trazaban líneas, estaba tan guapa y tan metida en su trabajo que ni siquiera se percató que él había entrado a la pequeña oficina. ¿Qué hay tan interesante en esos planos? preguntó el pelinegro sobresaltando a la rubia que no esperaba encontrarse con su presencia en la oficina. Tú ¿Qué haces aquí? preguntó la chica confundida. ¿Quién te dejo entrar? Acaso no te enseñaron a tocar la puerta— bufó furiosa se había levantado la fiera, ya no quedaba nada de la mujer inofensiva de hace menos de cinco minutos. —Deberías controlar tu rabia preciosa, porque eso puede traerte consecuencias que no te gustaran— amenazó con vos grave mirando a la insufrible rubia. —Me estas amenazando imbécil ¿Quién te crees que eres para amenazarme? — dijo molesta con ese engreído de ojos azules. — Tu futuro esposo preciosa— comentó el pelinegro acercándose a ella y en ese momento sintió recorrer el odio en sus venas. —Tu eres el dueño del banco— dijo Sarah con obviedad. —Que te quede claro imbécil nunca me casaría contigo— continuó mirando al idiota que la miraba divertido. —No vas a comprarme, no lo voy a permitir — añadió rabiosa. —Eres graciosa Sarah, entre más fiera te pongas más me interesas — dijo acercándose lentamente a la chica que retrocedía al avance de sus pasos. —Tu padre ya firmó el contrato no tienes escapatoria— comentó y la rubia sintió que la sangre le hervía mientras él la acorralaba contra la pared. — Si no se cumple Alejandro Gallardo acabara en la cárcel y tu mi amor también — continúo acercando su rostro a la cara de su futura esposa. —Y no solo eso, sino que tengo el poder para que Ágata Gallardo, Alicia Gallardo y ¿Cómo se llamaba? — dijo haciéndose el interesante. —Melissa Gallardo— comentó y la rubia tensó sus músculos. —Van a parar en un sanatorio o manicomio y Julián Gallardo acabara en la calle con todas las puertas cerradas para él — dijo sonriendo con malicia. —Decide cariño ¿Cuál será el destino de tu familia? — añadió se parándose de la rubia que lo miraba desconcertada y asustada. —Nos vemos pronto mi amor— dijo saliendo de la oficina mientras la rubia se dejaba caer por la pared con lágrimas en sus ojos. —Odio esta vida, odio a mi padre, a mi madre y a este imbécil, pero más me odio yo misma— gritó desesperaba levantándose con furia del suelo. —Pero te vas a condenar maldito, porque me voy a encargar de arruinar tu sonrisa altanera— dijo votando todo de su escritorio. —Te hare la vida un maldito infierno te lo juro— añadió con rabia limpiando sus mejillas mojadas. 

Uy Sarah lo que te espera, deberás ser muy fuerte.

Les quiere Yarlin💜

¡Te odio!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora