Capítulo 19

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El libro

Su sonrisa decoraba su rostro al compartir con las personas más importantes de su vida; la familia D'Monte eran tan especiales y buenas personas que ya los consideraba su familia, además de la compañía de sus hermanos, ellos le alegraban el día. —Buenas tardes— dijo una voz que la rubia reconocía perfectamente; Alejandro Gallardo había llegado a la velada, aunque un poco tarde. — Espero no incomodar, me retrase un poco en la oficina— mencionó el hombre mayor caminando de manera elegante con su traje negro y Sarah tensó la mandíbula. — Me alegra mucho verte recuperada, cariño— dijo el hombre parándose frente a su hija mayor, para dejar un beso en su frente; algo que la rubia no pasó por alto. —¿A qué viniste? — preguntó Sarah de manera mordaz; porque hasta ahora se aparecía, después de estar dos semanas en el hospital y ni siquiera había recibido una llamada de sus progenitores (porque eran lo único que podían significar para ella) por que un padre y una madre no eran. —Quería verte— contestó el hombre bajando su mirada un poco apenado. —¿Y su esposa Alejandro? — preguntó Pablo interrumpiendo el incómodo momento. —Se sentía indispuesta— contestó el hombre, pero su mirada viajó hacia una esquina, donde ella lo estaba mirando. —¿Gabrielle? — preguntó Alejandro reconociendo a la mujer que lo miraba con lágrimas. —Alejandro— contestó la italiana acercándose para abrazarlo.

Después de ese emotivo momento todos pasaron a cenar, mientras la tía de Pablo hablaba animadamente con su padre; la rubia no dejaba de mirarlos de vez en cuando ¿Cómo su padre conocía a esa mujer? Era la pregunta que rondaba en su cabeza, mientras miraba como sonreía con ella ¿Acaso Alejandro el frio Gallardo estaba feliz con la mujer italiana? — ¿Todo bien? — preguntó Pablo sacándola de sus pensamientos notando la situación de la rubia. —No sabía que tu tía conocía a mi padre— dijo Sarah mirando a su esposo que había agarrado su mano; acaso eso se iba a volverse muy común en él. — Ni yo— contestó el pelinegro frunciendo el ceño ajeno a los pensamientos de la chica que miraba sus manos unidas y el calor que recorría en su cuerpo por ese insignificante gesto.

Flash back

La chica rubia caminaba emocionada por los pasillos de la universidad con una sonrisa en su rostro. — No sabes lo que me paso— dijo la joven llegando a los casilleros donde se encontraba su mejor amiga. —Alejandro Gallardo acaba de invitarme a una cita— dijo la joven gritando de felicidad, pero la joven castaña sintió un dolor en su pecho; siempre había estado enamorada de Alejandro desde que tenía memoria, habían crecido prácticamente juntos, pero sabía que Adriana Santino no conocía esos sentimientos o sino nunca se hubiera acercado al hombre que ella amaba, pero ahora era tarde; Gabrielle había presentado a su mejor amiga al hombre que amaba y ellos habían congeniado tan bien que se habían enamorado, a la italiana no le quedaba más que hacerse a un lado. — Me alegro mucho por ti—dijo sonriendo la chica castaña mirando a su mejor amiga ilusionada con el chico más lindo que habían conocido las dos y del cual las dos estaban enamoradas, aunque esa información la rubia nunca lo sabría, pensó Gabrielle D'Monte.

Fin del Flash back.

La rubia salió de la mansión mirando a la joven castaña que se encontraba sentada en una hamaca con un libro en su mano, los invitados se habían ido de la casa y todo parecía volver a la normalidad o al menos la mayoría. Se encaminó con su silla de ruedas acercándose a la muchacha que levantó su rostro sintiéndola, aunque no pudiera verla. —¿Qué lees? — preguntó Sarah y la chica sonrió sonrojándose. —Es una novela romántica— admitió la joven italiana. —Es un libro con braille que me trajo mi mamá desde Italia— comentó cerrando el libro y la rubia sonrió. —Me gusta alguien— soltó la castaña y la rubia la miró sorprendida. —Nunca he tenido un novio y no sé si él pueda interesarse en mí— prosiguió suspirando profundamente negando con la cabeza. —Los chicos suelen ignorarme porque soy ciega— continuo la italiana con una mueca triste. —Y no quiero que él me rechace por mi condición o solo sienta lastima por mí— añadió Dalia y la rubia agarró su pálida mano. —Sería un bobo si lo hace— comentó Sarah mirando a la prima de su esposo. —Todos esos chicos eran unos tontos— dijo y la castaña sonrió agachando la cabeza. —Eres una niña muy bonita Dalia— comentó la rubia acariciando la mano de la joven. —El chico que te aprecie de verdad será un afortunado— añadió Sarah pensando en su hermano Julián; esperaba que de verdad apreciara a esa joven, merecía la felicidad.

La rubia se encaminó de regreso dejando a la joven con su libro, pero en la puerta se encontraba esa mujer, mirándola con una sonrisa. —Eres una buena muchacha— comentó Gabrielle mirándola con nostalgia. —Me recuerdas a alguien a quien quería mucho— dijo la tía de su esposo y ella sonrió un poco incomoda. —Seguramente ella estaría muy orgullosa de ti— añadió confundiendo a Sarah dejándola con la duda porque la italiana se fue en busca de su hija.

Julián espero no nos hagas sufrir a la niña... ¿A quien le recordará Sarah a Gabrielle? incógnitas mis amores. 

Les quiere Yarlin 💜

¡Te odio!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora