09 - Friendzone 🎸

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Quien con fuego juega se termina quemando, y Drew y yo acabaríamos reducidos a cenizas en cualquier momento.

Después de tan sincera confesión por parte del rubio no podía dejar de imaginarnos jadeando en su cama. Para qué mentir, no dejaba de imaginarnos en el coche, en el Adrenaline, en la tienda erótica, en la calle... Cualquier lugar era bueno para fantasear sobre un encuentro ficticio. Ni qué decir de los potentes sueños eróticos que llevaba teniendo desde hacía días.

Encontrarme con él prácticamente las veinticuatro horas del día no lo mejoraba. En absoluto. De hecho, lo empeoraba todo. Nos veíamos a todas horas en el salón, la zona más transitada de la casa, y aprovechábamos cada segundo a solas para decirnos cosas sucias al oído o darnos un fugaz beso. Aquello era tentar a la suerte con Jax tan cerca de nosotros. Lo sabíamos, pero eso le aportaba emoción al asunto. Una emoción que fingíamos no tener en compañía del resto de la banda.

Hoy, como en días anteriores, nos habíamos coordinado para llegar al ensayo por separado. Yo era de las primeras en llegar, y él se retrasaba a propósito para ser el último.

—Hoy traigo regalos. —El rubio traía una pequeña caja de cartón que rápidamente dejaba a su espalda para que nadie pudiese husmear en ella—. Nuestro primer merchandising.

El resto nos miramos, entusiasmados ante la idea de tener tazas o gorras con el nombre del grupo.

Drew se echaba atrás sus cabellos platinados, y con el semblante serio se deshacía de la chaqueta de cuero que traía. A la vista quedaba su camiseta, en cuya delantera aparecía el meme que habían hecho sobre Jax y la rotura de su pantalón.

—No me jodas, ¡yo quiero una!

Ante el entusiasmo de Moxy, él abría la caja y sacaba dos pares de camisetas idénticas que repartía entre quienes corríamos hacia él a por nuestro regalo. Intenté camuflar mi desesperación por conseguir ropa gratis y me uní al coro de risas en respuesta a la cara de enfado que ponía el pelinegro.

—Jax, a ti también te he traído una. Toma. —El aludido seguía de brazos cruzados, sin moverse—. Rechazar un regalo es de mala educación —añadió, y le lanzó el trozo de tela al rompeovarios.

Por supuesto que Jax siguió de brazos cruzados, con la misma cara de hastío de siempre, y la camiseta acabó estrellándose contra su cara.

Todo aquel que apreciara su vida se mordió el labio y aguantó la risa.

—Drew, no me toques los huevos que los tengo muy hinchados —amenazó, quitándose la tela de un manotazo.

—Eso es por no follar —me susurró el rubio en un tono en el que solo yo pudiese oír.

—Si esa es la razón, ¿por qué no te veo de mal humor?

El rubio se acercaba a mí, ambos de espaldas a Jax, y me hablaba en susurros fingiendo estar mirando su camiseta.

—Porque ahora mismo lo estoy haciendo en mi cabeza. —Rio por lo bajo—. A todas horas.

Di media vuelta, volviendo a encarar al resto de la banda, y me fijé en que Jax nos había estado mirando. Era imposible que hubiese escuchado nada, así que continué como si nada, colocándome el bajo con total tranquilidad.

—Venga, joder, que más que un ensayo esto parece un entierro. —Moxy aplaudía, apremiándonos, y se ponía de pie sobre el sofá para que pudiésemos verla. Sobre su jersey negro de manga larga se había colocado la camiseta de manga corta con el meme de Jax—. La actitud lo es todo, mucho más que la aptitud. Nadie quiere escuchar al puto amo de la guitarra si cuando toca parece que está de luto por la muerte de su perro.

Elysian [Poliamor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora