Si ya la has cagado una vez, ¿por qué no seguir haciéndolo hasta que te descubran?
Aquella era mi forma de verlo. De nada serviría retroceder y arrepentirme por algo que disfruté, si el posible daño ya estaba hecho. Era mejor seguir dándole alegría al cuerpo y ver hasta dónde nos llevaba.
Era precisamente aquella misma pregunta la que me había estado formulando en las últimas dos horas.
«¿A dónde me llevaban?»
Por más que preguntase, la respuesta era siempre la misma: ninguna.
—¿Falta mucho? —pregunté con inquietud.
A mi alrededor todo era oscuro.
Llevaba una venda en los ojos que me impedía ver hacia dónde nos dirigíamos, pero si de algo estaba segura era de que Zac conducía. El bamboleo del coche, la forma con la que giraba y daba un volantazo era inequívoca.
—Ya hemos llegado.
El sonido de tres puertas abriéndose lo confirmaba.
A mi izquierda, Drew tiraba de mí con suavidad, arrastrándome al exterior del coche.
La brisa nocturna agitaba mis cabellos, y el inconfundible aroma a hierba mojada me azotaba en la nariz. Debíamos de estar en el campo.
Las mismas manos que me habían ayudado a abandonar el vehículo me guiaban por lo que parecía un sendero irregular, con algunas piedrecillas que se clavaban en la suela de mis zapatos.
—Elysian Lake —anunciaba el rubio al tiempo que me devolvía la visión—. No aparece en los mapas, así que nos hemos tomado la libertad de darle un buen nombre.
El lugar era hermoso, tan salvaje que parecía no haber sido transitado jamás por el hombre. Frente a mí, un inmenso lago bordeado por árboles nos daba la bienvenida. A un lado, una cabaña de madera de aspecto minimalista, de esas que compras ya fabricadas y las llevas a donde quieras, era la única construcción existente. Un par de troncos de árboles cortados, un sendero iluminado que iba desde la cabaña hasta el agua, y una luna llena coronando el cielo sobre nuestras cabezas.
Muy bonito y todo eso, pero no entendía qué narices hacíamos aquí.
—Y hemos venido para...
—Tu ritual de iniciación —añadió Zac, haciéndose el misterioso—. Hoy saldrás de aquí siendo una de nosotros.
—O sea, ¿que he estado en periodo de pruebas todo este tiempo?
—Agradece que lo hayas superado.
Cómo no, el amargado tenía que poner la nota ácida o no se quedaba a gusto.
Me lo quedé mirando desde abajo, retándolo en silencio a la espera de que me devolviese la mirada, pero él estaba demasiado ocupado revisando su teléfono móvil.
La privacidad es importante y yo debería respetarla, pero juro que lo hice sin malicia. Pretendiendo pasar desapercibida me puse de puntillas y estiré el cuello, echando una mirada rápida por encima de su hombro. Él deslizaba el dedo por la pantalla táctil, moviéndose por su agenda telefónica.
Pude haberme fijado en si tenía hermanos, alguna ex o amante, pero toda mi atención se fijó en mi fotografía.
—¿Me tienes agendada como «la rompebolas»?
—Creía recordar que no querías que te llamara Penny —gruñó, llevándose el teléfono a la oreja mientras me daba la espalda.
Quise molestarme, pero no pude. No cuando yo lo tenía agregado como «el rompeovarios».
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Elysian [Poliamor]
Novela Juvenil+18 Una chica entusiasta 🍑+ tres músicos sexis 🎸¿Por qué escoger uno cuando puede tenerlos a todos? *** Peach tiene un gran sueño, el de tocar en una banda de música y ser mundialmente famosa. Cuando encuentra la invitación a una audición no se lo...