Momentos importantes requieren decisiones importantes.
¿Estaríamos tomando la correcta?
La discográfica nos había dado un ultimátum. ¿Queríamos progresar en nuestra carrera musical? Entonces, debíamos cederles el puesto de mánager de Moxy. Sin medias tintas. Sin segundas oportunidades. Sería una decisión fácil de tomar, de no ser porque ella era como de nuestra familia. Con sus más y sus menos, por supuesto, pero de la familia, después de todo.
Sobre mi cabeza, el reloj de la pared marcaba el paso de los segundos. El silencio era abrumador, y los nervios se respiraban en el ambiente tenso. Y eso que aún no había llegado ella.
—¿Dónde está Drew? —Jax intentaba localizarlo, pero el rubio no respondía a las llamadas—. Tiene que llegar antes que Moxy.
Nos encogimos de hombros sin saber qué responder. La última vez que lo habíamos visto había sido en el desayuno.
Levanté la vista hacia el reloj y solté todo el aire de mis pulmones.
Aún quedaban diez minutos.
El tic tac se volvía más intenso con el pasar de los minutos, hasta que la puerta se abrió de golpe y lo vimos irrumpir en la estancia. Parecía haber estado corriendo.
—Quita esa cara de chupar limones —se apresuró en decir Drew al ver al pelinegro arrugar la nariz— he llegado a tiempo.
Sin nada que objetar, Jax asintió, y con su característica sonrisa burlona el rubio se sentó a mi izquierda. Desde allí pasó su brazo derecho por encima de mis hombros, estrujándome contra su cuerpo, y con los dedos pellizcó la mejilla del rompeovarios.
—¿Dónde estabas? —pregunté, con la cara enterrada en su pecho.
A mi derecha, Jax bufó como respuesta a aquel acercamiento.
—He estado mirando casas por toda la ciudad.
—¿Casas? —Como acto reflejo me separé de él, y con el ceño fruncido lo encaré—. ¿Te vas a mudar?
—Nos —corrigió, y yo entendí menos aún—. Somos famosos —dijo, con el pecho hinchado de orgullo—, tenemos que vivir en una casa para famosos.
—¿Qué tiene este piso de malo? —Zac giró sobre sus talones, examinando todo a su alrededor—. Yo lo veo perfecto para nosotros.
La humildad de Zac rozaba lo preocupante; él sería feliz viviendo en un zulo mientras tuviese a Coky y a su batería con él. Drew en cambio siempre fue un soñador, demostrando su ambición por llegar lejos ya cuando saludaba a fans inexistentes en cada ensayo.
—Es un piso de la hostia, pero se nos queda pequeño. Y ahora tenemos que cuidar nuestra imagen.
Me obligué a morderme la cara interna de las mejillas para no soltar una carcajada. «Un piso de la hostia» había dicho. Aún me asombraba que a sus ojos este fuese un buen lugar para vivir, y no lo que era, una casita de muñecas vieja y oscura.
—Ya sabes que no me iré a ningún lado si no puedo llevarme a Coky conmigo.
—Solo he escogido las que permitían animales —aseguró, y Zac sonrió—. Todas tienen cinco dormitorios.
—¿Cinco? —Ahora era el castaño el que esbozaba una sonrisa burlona. Sin avisar, se lanzó sobre el sofá y se hizo hueco entre Jax y yo—. Pero si los tres podemos compartir cama.
La risotada que emití fue interrumpida por Jax, que se abalanzó sobre Drew y le arrebató un par de folletos. Tenía los labios fruncidos y movía las aletas de la nariz mientras fijaba la vista sobre el papel. Se veía molesto, pero no lo expresaba verbalmente. Nunca lo hacía.
ESTÁS LEYENDO
Elysian [Poliamor]
Ficção Adolescente+18 Una chica entusiasta 🍑+ tres músicos sexis 🎸¿Por qué escoger uno cuando puede tenerlos a todos? *** Peach tiene un gran sueño, el de tocar en una banda de música y ser mundialmente famosa. Cuando encuentra la invitación a una audición no se lo...