Dulce Madrid.

V

Alissa

Entre a mi departamento luego de que Luca me dejará en el. Me parecía bastante enigmático para ser sincera, se sentía como alguien con dos personalidades. 

—Luca me trajo hasta aquí —le hablé a Malena.

—No lo puedo creer —bebió un trago de su típica copa de vino— Tenías que montarte en su auto y luego montarte en su pene y cabalgar sobre el toda la jodida noche, no estar aquí contándome que "te trajo en su auto" —me atoré. 

—¿ESTAS LOCA? No iba a follar con el, apenas nos conocemos y no estoy segura de que me guste lo suficiente y sabes lo que pienso de eso —Malena era así, impulsiva y desenfrenada, incluso a veces le envidiaba eso.— De igual forma mañana debo volver a verlo. 

—Exacto... —su teléfono comenzó a sonar— Alejandro y Nate me están haciendo una video llamada. 

 —¡Hola bonita! —Habló Nate. 

—Hola Lena, que guapa te ves hoy —escuché la voz de Alejandro. 

—¡Hola chicos! Estoy con Alissa. 

—¡Saludos Lissie! —Los saludé a ambos. 

—¿No quieren ir a las peleas? —preguntó Nate.

—Sabes que odio toda esa mierda —Alejandro volteó los ojos.

—Lo sé, pero igual podríamos ir un rato. O quizás a Kapital.

—Me voy más por la idea de ir a Kapital, lo soporto mucho más.

—¿Quieren ir a Kapital chicas? —No tenía ni una puñetera idea de que era Kapital pero asentí.

—Vale pues pasaremos por ustedes más o menos a las 23:30

—Guay, los estaremos esperando —colgamos la llamada

—¿Acabas de aceptar ir a una discoteca? —la miré boquiabierta— No tenías ni una idea, claro. —volteó los ojos.

—Obvio que no tenía idea pero se oía como un restaurante.

—Eres increíble, —se burló— anda báñate y cámbiate.

Agradezco a Alessandro el haberme aconsejado conseguir un apartamento con calentador de agua, porque la puñetera agua en Madrid era sumamente fría. 

Nate me había parecido alguien genial, es del tipo de persona con la que conectas de inmediato y con Alejandro me llevaba realmente bien, era dulce, escuchaba y se daba cuenta de pequeños detalles, cada vez sentía como si ya nos conociésemos.

Era un sentimiento extraño, ni siquiera con Lena lo sentía, aunque ella fuese mi jodida alma gemela la he ido conociendo con el tiempo, los años y las experiencias, pero con Alejandro se sentía raro.

—Alissa sal del bendito baño tía, llevas ahí una hora.

— ¡MIO DIO! —pegué un grito del susto, estaba tan concentrada en mis pensamientos que no me había dado cuenta del tiempo que llevaba aquí dentro— ¿Estás loca? —le cuestioné al salir del cuarto de baño.

—¿Qué te pondrás? —estaba sentada en mi cama, con su bata de baño y una copa de vino.

—No lo sé, algo sencillo.