Dulce Madrid.

VII

Pasado.

Usted recuerda aquella vieja frase "Aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo" Bueno, creo que los que recuerdan el pasado están aún peor.

Chuck Palahniuk

Almería, Andalucía 2015

Alejandra:

—¡Luca! —le grito desde el clóset de mi habitación.

—¿Qué pasa, guapa?

—Que no se que me voy a poner y ya viene Ian —hace más de una hora empecé a buscar atuendo y aún no se que ponerme.

—¿Alejandro sabe que vas a salir con Ian?

—Sí, ya he hablado con el —un remordimiento se instala en mi estomago, pero realmente quería acompañar a Ian.

—Esta bien —me regalo una mirada dudosa.

—¡Buenass! —la cabeza de Sav se asoma por la puerta de mi habitación.

—Adelante, cariño —la saluda Luca.

—Luca, la quiero aquí antes de que amanezca —sentencia,

—Estará aquí antes de que amanezca, lo prometo.

— ¡YA SE QUE ME PONDRÉ! —Grito con emoción y ambos salen de la habitación. 

Ian llegó minutos después.

—Pero qué hermosa eres, mírame — me toma de la mano y sonríe —muero por besarte— le devuelvo la sonrisa y me muerdo el labio.

— Bésame —suelto y me sonrojo, deja un casto beso en mis labios.

—El postre para después de las carreras, sube a la moto linda —es increíble cómo me siento cuando estoy con Ian, como si una magia se incendiara dentro de mi, es maravilloso.

Ian competía en carreras callejeras, no era el mejor pero desde luego era muy bueno, al igual que Luca y una que otra vez Alejandro, aunque este ultimo no es muy amante de este tipo de ambientes por no decir que los odia.

La calle estaba abarrotada de gente, la música retumbaba por todo el lugar, el olor a alcohol y humo de cigarros se hizo presente. Los gritos de la multitud al ver a Ian fueron descomunales y la euforia recorría cada parte de mi ser. A lo lejos vi la moto de Luca acercándose.

— Eh, guapa ¿Te has escapado de casa? —me grita Samantha cuando llega a nuestro lado.

—¿Cómo vas, tío? —se saludan Ian y Luca, con una que otra broma sobre quien va a ganar.

— ¡Ale! —Ella me recibe con un efusivo saludo y yo la abrazo. 

—¡TE ADORO!— le gritó, porque el sonido de las motos, la música, los gritos y todo lo demás dejaban inaudible mi voz.

—Y yo a ti—se aleja de la moto apenas escucha como el motor ruge.

— Nena, agárrate fuerte, competiremos en pareja.

— ¡¿Qué?! —no entendía muy bien lo que estaba pasando, Ian siempre competía solo y yo lo esperaba al final para abrazarlo, pero yo no competía con el...

—Vamos linda, será solo una vez..

Esa sonrisa cegadora y esos labios dulces como la miel, con aquel leve sabor a menta que me solía enloquecer, me habían llevado a lo más fondo del abismo. Me habían causado lo único que no podía revertir, ahora estaba en aquel lugar del cual no sales, aquel lugar en el que lo único que esperas es que te olviden y así por fin poder descansar.