"Sinopsis.
A veces la vida te da la oportunidad de cambiarla por completo, de reiniciarla, de tomar el control y elegir las reglas de tu juego y en ti queda tomarlo o dejarlo ir.
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Alissa Martinelli llevaba la vida perfecta, una envidiable famil...
Pasar esa tarde bailando y jugando en la playa había sido simplemente mágico. De las cosas que le había estado pidiendo al universo infinidad de veces. De los besos que estaba deseando dar y recibir, siendo yo misma sin tener que usar mascaras o mentiras.
Volvimos a la ciudad de madrugada y a pesar de que por mi cerebro había pasado la insensata idea de pasar la noche con el, decidí dormir sola. En la madrugada, aun si poder dormir decidí salir a por un vaso de agua, baje las escaleras y note que la cocina se encontraba iluminada por una tenue luz.
Logré llegar a la cocina rapidamente, me encontré con un Luca vestido únicamente con un pantalón de pijama y un vaso de agua en la mano.
—¿No puedes dormir rubia? —su voz se oía ronca. Mi vista recorrió sus pectorales y su marcada "v" al principio de sus caderas.
—No, venía a por un vaso de agua —respondí y pase por su lado. Serví un poco de agua y la tomé rapidamente. En ningún momento dejó de mirarme y no pude evitar sonrojarme al caer en cuenta de lo diminuta que era mi pijama.
—¿Quieres ir a mi habitación un rato? —trate de no darle muchas vueltas y asentí tímida. A diferencia de las demás recamarás la suya se encontraba en el piso de abajo, justo a un lado de la cocina. Esta recamará estaba bastante vacía en comparación con la de Barcelona.
Sus ojos se posaron en mi nuevamente.
—He estado dándole demasiadas vueltas a esto, —habló con un tono de voz bastante grave— pero quiero dejar de hacerlo de una vez por todas.
—¿De qué hablas? —pregunté confundida. Se acercó a mi eliminando cualquier distancia que nos separaba, su rostro quedó a centímetros del mío y yo solo me quedé estática sin poder reaccionar.
Sus labios rozaron brevemente los mío, sus manos se aferraron con fuerza a mis caderas y no dude en pasar las mías por su torso desnudo. Comenzó a bajar sus besos a mi cuello, pequeños suspiros y gemidos entrecortados comenzaron a salir de mis labios.
Me alzó y me llevó hasta la cama que estaba en el centro de la habitación, aun sin abandonar mis labios y mi cuello. Su mirada era intensa y deseosa. Nuestros labios se fundieron nuevamente en un beso que me dio la total seguridad de que estaba justo donde quería estar.
Los pensamientos coherentes abandonaron mi mente y en su lugar lo atraje mas a mi con necesidad. Me deje llevar por las sensaciones que nunca antes había experimentado y el supo como tratar cada parte inexperta de mi cuerpo. Fue tierno, cálido e intenso...
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