Capítulo 8

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Sutilmente suave

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Sutilmente suave


Nicole.


Los encantos de una mujer son increíbles, un hombre nunca se puede rendir bajo ellos porque quedan hipnotizados como idiotas cada vez que vean a una mujer esbelta portando un vestido o en bikini pasear por su lado, la belleza que emana en su rostro al igual que las curvas que porta como si fuera la forma de una guitarra, las palabras sensuales al igual que la manera de mirar con profunda sensualidad a la persona que quieres tener comiendo de la palma de tu mano.

Me acuerdo cuando era una niña que pasaba mirando desde la cama matrimonial como mamá retocaba suavemente el maquillaje para salir a cenar o pasear con papá cuando celebraban sus aniversarios al igual que las cenas importantes con los socios más cercanos o sino cuando tenían que irse de viaje juntos a otro país por sus trabajos. Sus ojos marrones, su piel bronceada al igual que sus labios con ese tono más claro, su cuerpo y sus curvas amoldarse perfectamente a su vestido rojo dejando al descubierto un poco de su espalda. Pero más que nada lo más atractivo y llamativo era la sonrisa de ella en sus labios, demostrando un poder al momento de pisar el lugar y sentirse sensual ante la mirada de las personas que rodeaban el lugar elegante.

—¿Señorita? — me llamo Marcela, la ayudante de la cocina y la ama de llaves— El señor Lombardi vendrá dentro de dos horas de su viaje. ¿Desea esperarlo para la cena?¿O quiere comer sola?

—Puedo esperarlo, pero cenaremos afuera, Marcela— le respondí sonriendo levantándome de la silla dejando el cuadro a un costado. —¿Qué le parece?

—Es una pintura muy bien e interesante, señorita— me responde amablemente acercándose a acomodar los potes de las pinturas y guardarlos en la caja— Vaya a darse un baño, así está lista para cuando venga el señor y yo acomodó todo acá.

—Muchas gracias, Marcela— le agradecí sonriendo adentrándome a la habitación, busque en el ropero la ropa que me iba a colocar para la cena y un conjunto de ropa interior.

Deje que el agua fría recorría mi piel sintiéndome tranquila e intentando relajar mis huesos, cuando terminé me enrosque una toalla al cuerpo y una en la cabeza para que se secará un poco mi cabello al salir del baño me di cuenta que Marcela había acomodado todo en su lugar dejando el cuadro pintado en una esquina del balcón y la puerta se mantenía cerrada, aproveche en colocar la ropa interior limpia al igual que el vestido largo negro, dejando un poco de visión del nacimiento de mis senos y tiras ligeras que se mantienen en mis hombros. Me puse un poco de maquillaje que había comprado el señor aquella vez que fuimos de compras, un poco de labial rojo al igual que un ligero delineado en mis ojos resaltando mis ojos azules, me puse un poco de perfume esparciéndolo por mi ropa y mi cuello para finalmente salir de la habitación siendo seguida por el mismo guardaespaldas de siempre.

Baje las escaleras hasta llegar a la primera planta, me encamine a la cocina donde Marcela junto a Greta estaban prepararon tranquilamente la cena para cuándo llegará el mafioso después de una semana sin verlo a la cara, esos días los había aprovechado al máximo estando sumamente tranquila acá y sintiéndome cómoda contando solo con la compañía del servicio al igual que también los guardaespaldas que cuidaban todo el tiempo cada rincón de la gran mansión.

Tentación Italiana © #1 [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora