Capítulo 22

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Pirámide.


Alessandro.


El ruidoso sonido de la ametralladora, las balas caer por el suelo y volví a mi posición de ataque nuevamente, disparando desde atrás del paredón blanco y pase mi mano libre por mi frente manchándome de sangre en el proceso, pero me importó una mierda hacerlo y seguí matando a las personas que estaban desde un buen ángulo considerablemente para mí.

—¡Malditos italianos! — grita un hombre en francés y me levanté más para justo darle en el corazón a una distancia menor.

No me quedó de otra de darle más tiros para que su cuerpo sin vida cayera justamente en el suelo de su mansión, y luego le disparé sin rodeos de por medio a dos de sus guardaespaldas. Jordan junto con Maximiliano atravesaban la gran reja negra eléctrica con dos armas en las manos y dos bolsos colgados en sus hombros, esos malditos franceses tenían mis pertenecías más valiosas al igual que las armas carabinas que mantenía en mi zona de seguridad utilizando una de las islas pobladas de selva tropical en tierras Italianas, pero no duro mucho el secreto, sabía perfectamente quién había dado la clave de mi armamento más importante.

Tengo que deshacerse de esa maldita rata antes que vuelva a meterse en mis asuntos.

Creare una bomba letal exclusivamente para él. Un lindo pero alarmante regalo.

—¡Vámonos!¡Ahora mismo! — grite furioso cargando más balas en mi revólver de repuesto.

Nos encaminamos hasta la camioneta negra que se mantiene estacionada a una distancia prudente, y media escondida entre los árboles inmensos. Francesco guardó los bolsos en el baúl, Jordan subió en la parte delantera y otro de mis hombros se mantuvo abriéndome la puerta trasera.

—Lleven el cargamento de armas y proyectiles al puerto— le ordene a Maximiliano junto con Leonardo, otro de mis hombres que siempre se encarga de vigilar de lejos a mis enemigos. — El barco pasará a buscarlo, tiene que irse directamente a la villa de Porto Fino. Guarden todo en el sótano.

Ambos asintieron ante la orden acotada, me senté mejor en el asiento tirando mi cabeza para atrás y cerrando los ojos, una bala había impactado directamente en mi hombro izquierdo, dolía pero era soportable el dolor ahora, he pasado por tiros y balas peores desde que me involucré con esto. La vida de un mafioso peligroso nunca es fácil, menos con enemigos tan cercas pero a la vez tan lejos, pero a veces es preferible tenerlos más de cerca y en el momento que se descuidan en un solo paso, la bala del contrario impacto fríamente en el ángulo que más quiere del cuerpo del traidor.

Los franceses estaban aliados a los negocios turbios que consiguió Ángelo hace unos meses, esos mismos sujetos que le dieron la espalda a mi padre hace solo una semana y quisieron matarlo en medio de un atentado, pero ahora mismo me deshice yo mismo de ellos sacándolos del camino de mi familia. Tengo que defender a muerte a los míos.

Tentación Italiana © #1 [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora